La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

El toro muy astifino de la reforma de las pensiones

No nos dicen la verdad porque es fea y tremendamente incómoda La ministra Montero... dice la verdad

Una manifestación de pensionistas

Una manifestación de pensionistas / (Barcelona)

No nos dicen la verdad porque es fea e incómoda. El Gobierno ha pateado el balón lo más lejos posible para quitarse la responsabilidad de jugarlo. La gran reforma que necesita nuestro sistema, basado nunca se olvide en la solidaridad intergeneracional, obliga al recorte o a crear dos millones de empleos. No hay más salidas. Y ni el PP ni el PSOE quieren asumir ese recorte porque, sencillamente, los condenaría al fracaso electoral. Solo un gran acuerdo entre los dos grandes partidos podría afrontar ese reto mientras se acerca peligrosamente el tiempo de jubilación de la generación más poblada: la del baby boom. Critican que la patronal no se sentara en la mesa del acuerdo. Es que si lo hace le dan el premio de tonto del año al señor Garamendi, que tiene poco de ingenuo. La reforma no toca el gasto, solo los ingresos mediante el aumento de las cuotas de trabajadores y empresarios.

El sistema de pensiones estaba concebido para una España en la que muchísimos jóvenes se incorporaban al mercado laboral tras prestar el servicio militar y la esperanza de vida era mucho más corta, de tal forma que el jubilado cobraba su pensión durante un período reducido de años. Hoy disfrutamos de una esperanza de vida de casi 81 años en los países de la Unión Europea, y un jubilado puede estar diez, quince, veinte y hasta treinta años cobrando la pensión. Vivimos más y, por lo tanto, también se dispara el gasto sanitario. Y, por supuesto, los jóvenes tardan mucho más encontrar su primer empleo. Pero nadie nos quiere contar todo esto, solo las buenas nuevas del aumento del gasto en pensiones. Solo vemos reyes magos felices que tiran caramelos sin que nos cuenten cómo se pagan y, sobre todo, cómo se abonarán en los próximos años. La cruda realidad de las pensiones es un toro astifino que está el chiquero de la agenda del Gobierno de España.

Será inevitable que se retrase la edad de jubilación. Los empleos basados en el intelecto tendrán que cotizar más años porque, de lo contrario, nos quedaremos con la hucha vacía. A todos nos enorgullece que el sistema de las pensiones funcione y que, por supuesto, haya muchas que sean muy altas. Todos reconocemos la importancia de las pensiones para mantener las economías domésticas de muchos hijos y nietos en épocas de crisis económica o de inflación. Pero esto no es ya un problema económico, que lo es, sino demográfico. Las cuentas tienen que cuadrar. Vivimos más, somos menos trabajando y cada vez hay menos nacimientos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »