Balance de dos años de Gobierno andaluz: el Pacto de Doñana, la bajada de impuestos y la economía

El Consejo de Gobierno mantiene un perfil político bajo con la directriz de no generar problemas

Tienen como objetivo ensanchar la base social y reducir los trámites y la burocracia

La singularidad de Cataluña frente a la solidaridad territorial

Juanma Moreno preside la primera reunión del Consejo de Gobierno
Juanma Moreno preside la primera reunión del Consejo de Gobierno / M.G.
Stella Benot

19 de junio 2024 - 05:45

El tono amable, la moderación y ensanchar la base social han sido los pilares sobre los que el Gobierno andaluz ha construido su imagen en estos dos años. Quienes están en la sala de máquinas de San Telmo tienen claras las directrices del trabajo diario: no molestar a los ciudadanos y situar a Andalucía entre las comunidades más competitivas económicamente. 

“Andalucía tiene que ser una autopista a la inversión, queremos poner alfombra roja a los inversores”, son frases que el presidente de la Junta ha pronunciado reiteradamente en los dos años que lleva disfrutando de su mayoría absoluta, una frase que, por cierto, está totalmente prohibido pronunciar en los despachos del Gobierno andaluz. Moreno no quiere relajación en la gestión ni tampoco perfiles políticos muy marcados. Por eso ha evitado consejeros como Elías Bendodo o Juan Bravo, los dos, por cierto, flamantes asesores de Feijóo en la villa y corte.

El Gobierno andaluz quiere competir con Madrid y Cataluña en la atracción de inversiones y no tiene empacho en decírselo a Ayuso a la cara. Según los datos oficiales de la Junta, 2019-2023 ha sido el mejor quinquenio exportador de la historia para las empresas andaluzas con récord en el primer trimestre de 2024 alcanzando los 10.484 millones.

Para ello ha aplicado seis bajadas consecutivas de impuestos que desde el Gobierno consideran que ha impulsado el crecimiento económico en la comunidad -la renta de los hogares ha subido un 25% en los últimos cinco años- mientras que desde la oposición entienden que estos beneficios fiscales afectan sólo a los más ricos.

El hito

Juanma Moreno ha tenido el olfato político, o el don de la oportunidad, de tomar la decisión adecuada en los asuntos cruciales. Ya le pasó cuando era jefe de la oposición con el Gobierno de Susana Díaz. Apoyó la propuesta del Parlamento, impulsada por María Jesús Montero entonces consejera de Hacienda, de reclamar al Gobierno central 4.000 millones de euros por el déficit de financiación autonómica. Una postura frente al Gobierno de Rajoy a la que todavía le está sacando rédito político.

En esta legislatura ha hecho una jugada parecida firmando el Pacto por Doñana con el Gobierno de Pedro Sánchez. Los regadíos ilegales de la Corona Norte del Parque, la delicada situación del acuífero esquilmado y con una situación agravada por la sequía y, sobre todo, el problema social que generaba la falta de agua para el importante sector de los frutos rojos, eran un cóctel muy difícil de resolver.

Pero lo han resuelto. Junto a Teresa Ribera, empoderada además ahora en Europa con esta gestión, se sentaron y firmaron un documento muy complicado y que hasta hace no mucho, parecía imposible de lograr. 

A esto se suma la compra de la Finca Veta la Palma, en lo que será la mayor actuación medioambiental en Doñana en los últimos 45 años. 

Uno de los principales empeños políticos de Moreno ha sido envolverse en la bandera de Andalucía. Quiere que el PP se convierta en el partido de la tierra y no tiene ninguna duda en hacer cuando sea posible para ello. Ha recibido en San Telmo a los líderes andalucistas históricos y creado el Día de la Bandera, el 4 de diciembre, arrebatando a la izquierda una jornada que patrimonializaban.

Y no hay ningún colectivo, por minoritario que sea, que no tenga su hueco en San Telmo. Moreno, y sus consejeros, lucen en sus muñecas la bandera LGTBI en junio y acuden a actos reivindicativos del colectivo; la morada cuando llega marzo y van al Parlamento cuando es el Día del Pueblo Gitano, además de apoyar al colectivo trans. ¿Es sólo imagen fatua? Hay opiniones para todos los gustos pero la realidad es que no ha dejado a nadie fuera.

La simplificación

Todo el Gobierno andaluz está enfrascado en un cambio de modelo de gestión con un objetivo casi imposible: eliminar la buroracia de la administración, acercar al ciudadano a la Junta y facilitar la vida a los empresarios y proveedores de la administración. Hay más herramientas digitales y se han aprobado hasta cuatro decretos de simplificación, aunque el último lo han tenido que corregir hasta tres veces por errores. La oposición alerta de falta de control y es una maquinaria que, todavía está por engrasar. Pero tienen dos años.

Lo mejor: Sin escándalos, salidas de tono ni corrupción

Corrupción es una palabra que dá pánico en San Telmo. Tras el caso ERE, los andaluces estaban cansados de salir en los papeles por escándalos que saltaban a nivel nacional. En estos dos años, salvo algún caso que pueda saltar, las aguas han bajado tranquilas y los escándalos se cuentan con los dedos de una mano: el director general de Pesca amonestado por la Oficina Antifraude, o el ex gerente del SAS que se ha querido pasar a la aseguradora privada Asisa con la que había firmado contratos millonarios. La respuesta ha sido rápida, un decreto para tratar de impedir casos similares. A esto se une un tono moderado en todos los discursos: no se permite una palabra más alta que otra a ninguno de los portavoces autorizados. Los consejeros no salen en las noticias por sus exabruptos ni en público ni en las redes sociales. Todos tranquilos y sonrientes y tratando de dar buenas noticias.

Lo peor: Los problemas de la Sanidad, Educación ... y la Cultura

La Atención Primaria es uno de los principales quebraderos de cabeza del Gobierno andaluz que no ha sido capaz de resolver los graves problemas que padece. Los ciudadanos se quejan y hay dificultades también en las listas de espera. También hay quejas del sistema educativo público andaluz, no sólo por la falta de calefacción y refrigeración en las aulas sino por la falta de ampliación de la plantilla docente. Ante la falta de natalidad, se han cerrado hasta nueve colegios públicos en lugar de bajar la ratio. La principal industria de la comunidad, el turismo, está dando síntomas de agotamiento porque los ciudadanos no quieren vivir en un parque temático. En lugar de tomar medidas, se niegan a imponer una tasa turística al tiempo que aprueban cobrar la entrada en los museos. Eso, además de una amplia polémica con el mundo de la Cultura en la que ha habido marejada política sin cesar.

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