Andalucía

Vinos de la Tierra, una tradición andaluza de ilustre abolengo

  • Los Vinos de la Tierra están suscitando cada vez más interés por parte de productores, comercializadores y consumidores, consiguiendo un nuevo nicho de mercado

Hay otras zonas productoras de vinos, tradicionalmente orientadas a los mercados locales. Se trata de una viticultura familiar, muy ligada a la agricultura tradicional y a sus condiciones edáficas, orográficas y, sobre todo, agroclimáticas: un clima típicamente mediterráneo, con precipitaciones irregulares, inviernos suaves y veranos muy calurosos y secos, que ha creado unas condiciones idóneas para la producción de vinos de excelente calidad, con vendimias generalmente adelantadas al resto de España, desarrollándose predominantemente en el mes de agosto. Este es el punto de partida de la mayoría de los Vinos de la Tierra andaluces.

La clave

¿Y qué es un "Vino de la Tierra"? Se puede considerar como tal el vino con un nivel de calidad intermedio entre los vinos de mesa comunes y los vinos de calidad producidos en regiones determinadas. Es una mención tradicional acompañada de una indicación geográfica, lo que le confiere al vino reconocido por tal, el derecho a llevar un "apellido" que le diferencia en los mercados, con la condición de que su calidad esté certificada. Y la Comunidad Autónoma de Andalucía ha optado por utilizar las posibilidades de los Vinos de la Tierra para distinguir e impulsar comarcas con tradición vitivinícola, que hasta ahora eran poco conocidas. Así, de los vinos reconocidos hasta la fecha en todo el país, Andalucía es una de las comunidades que cuenta con un mayor número, en total, 15 vinos que están muy distribuidos por todo su amplio territorio.

La Consejería de Agricultura y Pesca puso en marcha hace más de una década el programa de "Introducción de nuevas variedades de viñedo para la obtención de vinos de mesa de calidad", con el objetivo de adaptar la oferta vinícola andaluza a los nuevos hábitos de consumo, para lo que era imprescindible diversificar la producción e introducir en el mercado vinos de menor graduación alcohólica, vinos blancos y tintos jóvenes y tintos de crianza. En el marco de dicho programa, y gracias a la iniciativa de empresarios y grupos promotores relacionados con el desarrollo rural, se ha logrado revitalizar algunas zonas rurales andaluzas.

Andalucía ha sabido combinar el instrumento Vinos de la Tierra, con la oportunidad de introducir nuevas variedades, fundamentalmente tintas, y la modernización de las explotaciones vitícolas, que han otorgado los programas comunitarios de reestructuración y reconversión varietal. De este modo, se ha conseguido diversificar la oferta andaluza, tradicionalmente vinculada a los vinos blancos, y adaptarla a los hábitos actuales de consumo.

Al mismo tiempo, se ha realizado un gran esfuerzo en inversiones para la modernización de las bodegas. Todo ello, ha dado lugar a la orientación de las producciones hacia vinos de alta calidad, que además pueden diferenciarse, hecho que les otorga la posibilidad de abrirse paso en unos mercados nacionales e internacionales cada vez más competitivos.

Por tanto, los Vinos de la Tierra andaluces tienen por delante un gran reto: situarse en el mercado mundial del vino con una identidad propia. Para ello, será necesario contar con un sector organizado, realizar acciones de promoción, cuidar la calidad al más mínimo detalle y buscar nichos de mercado específicos, como las tiendas gourmets o las vinotecas.

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