Sevilla, vanguardia de la rebeldía andaluza
Se cumplen 44 años de nuestra trayectoria autonómica dentro del marco constitucional bajo un contexto de gravísimo peligro. Conmemoramos con orgullo el Día de Andalucía, una fecha importante que nos recuerda, por un lado, lo que hemos conseguido como sociedad y, por otro, nos empuja a no caer en la autocomplacencia. Porque Andalucía es una comunidad de primera y debemos seguir trabajando para afianzarla como líder y referencia en excelencia y vanguardia, sin complejos ni titubeos, sin miedo alguno.
Como andaluz es un día importante, pero permítanme que como carmonense, deje la modestia a un lado y reconozca que el inicio de la Andalucía libre, por España y la Humanidad que hoy disfrutamos fue alumbrada en mi Carmona natal, ciudad por derecho propio del Estatuto de Autonomía para Andalucía.
La Constitución española nos trajo un modelo de autonomía que se ha ido consolidando y mejorando con el paso del tiempo gracias al esfuerzo, trabajo, entrega y compromiso de todos, desde nuestros abuelos y nuestros padres que lucharon de forma incansable por esta tierra, hasta los jóvenes de mi generación que, herederos de esa lucha, seguimos perseverando en hacer mejor a Andalucía, de manera que miramos de igual a igual a cualquier región de España, incluso de Europa.
Durante estos últimos años el desarrollo de nuestra autonomía, de nuestro autogobierno y del andalucismo reformista, se ha hecho más que evidente, pues hemos dejado atrás casi 40 años en los que el ideal andaluz se había estancado, resignado, anquilosado y hemos abierto el camino a una Andalucía de luz y alma tal y como proclama nuestro himno.
Actualmente, autonomía y autogobierno adquieren una especial significación por el contexto en el que nos encontramos.
Mientras Andalucía camina desde la anticipación hacia el futuro, España está sufriendo una de las peores felonías de su historia constitucional y democrática. Siete votos, tan solo siete, han sido los autores materiales que han hecho tambalear los sólidos cimientos del Estado de derecho por el que tanto se luchó y han conseguido elevar a los altares de la traición a un presidente que toma el nombre de España en vano, porque para él, él es España.
Pedro Sánchez ha conseguido hacer de la división su seña de identidad y su marchamo, de su ambición un modelo de hacer política y con su despotismo ha perpetrado un golpe de estado contra la legalidad constitucional. Un individuo que transgrede la Constitución; infringe el Estado de Derecho; secuestra al Poder Ejecutivo y Judicial; coloniza -siguiendo su ello freudiano- instituciones esenciales como el Tribunal Constitucional y la Fiscalía General de Estado; ha dejado bloqueado al Consejo General del Poder Judicial (de lo cual le echa la culpa al Partido Popular); confronta a la sociedad civil y conculca la igualdad de derechos y la cohesión territorial.
Estamos ante una coalición de perdedores que, como afirmó Rodríguez de la Borbolla, “a ninguno de ellos les importa España y, menos aún la España Constitucional…todos están dispuestos a jugar a lo que sea para aposentarse en los centros de decisión, aunque ello produzca la destrucción de España”.
En lugar de guardar y hacer guardar la Constitución bajo aquel Espíritu de la Concordia que se implantó en 1978, contamos con un presidente del Gobierno de España que ha iniciado la descomposición del Estado español con pactos vergonzantes y cesiones humillantes en beneficio de independentistas y terroristas. Don Manuel Herrero y Rodríguez de Miñón, uno de los padres de la Constitución española, como si de un visionario se tratara, ya manifestó en el Congreso de los Diputados que “no se puede premiar la delincuencia”, “no se puede negociar el retorno de nadie a la legalidad” y “no caben transacciones con quienes han roto con las leyes”. ¿Reconocen estas conductas en la figura de alguien…?
En las antípodas de este sistema de gestión, nos topamos con el modelo autonómico andaluz de Juanma Moreno que, dentro del marco constitucional, responde a los problemas reales de los andaluces bajo la premisa del diálogo, del entendimiento y de la cercanía, porque el presidente de la Junta antepone a los andaluces frente a cualquier tipo de interés y huye de confrontaciones estériles. Un modelo de hacer política que cuenta con unas instituciones fuertes y una administración más cercana a las necesidades de los ciudadanos. Andalucía lidera la creación de empleo y la igualdad de oportunidades, invierte en energía renovable, en políticas hidráulicas, apuesta por la sostenibilidad y el medio ambiente, la educación y la sanidad…Una Andalucía que reduce la presión fiscal en aras del progreso, de la creación de empleo y mayores cotas de bienestar. Si Blas Infante levantara la cabeza, estaría orgulloso, sin lugar a duda, de la Andalucía de hoy. Pero seguiría luchando para alcanzar el máximo esplendor de nuestra tierra, por eso se levantaría contra un Gobierno de España conformado por perdedores, que desatiende las necesidades de nuestra tierra y nos considera ciudadanos de segunda.
Tengo la suerte de ser andaluz, y tengo la suerte de ser sevillano. La perla del Guadalquivir se encuentra en una encrucijada histórica. Con un presidente autonómico que se dedica a hacer una política diferente, centrado en conseguir una mejor Andalucía y, por tanto, una mejor Sevilla y un presidente nacional que se cree con el derecho de hacer lo que le plazca, aunque eso suponga, aludiendo otra ver a Rodríguez de la Borbolla “ciscarse en la Constitución, en las leyes, en la democracia representativa y en el Poder Judicial”.
Sevilla cuenta con un riquísimo patrimonio histórico, cultural y humano y es una de las provincias más agraviadas por el Gobierno de Pedro Sánchez. Obras de gran calado como la SE-40, tercer carril de la A-49, infraestructuras hídricas, desdoble de la N-IV, ave Sevilla- Cádiz, Sevilla-Huelva, Sevilla-Málaga, el Plan de Cercanías, los Puentes de acceso a Sevilla, o el Museo de Bellas Artes son tan históricas como urgentes para la provincia. Esto no le interesa al “pícaro” de Sánchez, pues personalmente consigue más beneficio si condona la deuda a la comunidad autónoma con mayor deuda en términos absolutos de entre todas las comunidades, Cataluña. Un negocio.
¿Dónde queda la igualdad territorial? Viniendo de Sánchez ya saben ustedes dónde, en la alfombra roja, como todo lo demás.
Debemos volver a conmemorar el día grande de los andaluces con sentimiento de pertenencia a una tierra única, con convicción y con el compromiso de contribuir al gran proyecto nacional que es España. Debemos disfrutar del 28F poniendo en valor todo lo que nos une, que es mucho, y poniendo todas las esperanzas en nuestra capacidad, talento y buen hacer para seguir avanzando en disponer de una Andalucía llena de oportunidades para todos. Andalucía merece que le demos lo mejor de nosotros y Sevilla tiene que liderar esta rebeldía andaluza contra las políticas de ruptura y desintegración del Estado en favor de nuestra tierra, nuestra comunidad y nuestro país.
¡Feliz día de Andalucía!
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