Andalucía

Quemas prescritas y ganadería extensiva para prevenir los incendios de sexta generación

Operativo de extinción en el incendio de Sierra Bermeja en 2021

Operativo de extinción en el incendio de Sierra Bermeja en 2021 / Javier Flores

El 8 de septiembre de 2021 comenzaba en Sierra Bermeja (Málaga) un megaincendio que acabó con la vida de un bombero forestal, obligó al desalojo de miles de personas y arrasó casi 10.000 hectáreas de terreno. Más de un millar de efectivos trabajaron contra un fuego que pudo controlarse con la ayuda de la lluvia y que tardo un mes y medio en darse por extinguido. Era el primero catalogado públicamente como de sexta generación, el último escalón de los incendios forestales, aquel en el que los siniestros generan circunstancias meteorológicas propias debido a la aridez extrema provocada por el cambio climático y la presencia de grandes acumulaciones de combustible propiciada por los cambios de uso del territorio. Son prácticamente incontrolables y se han convertido en un fenómeno global.

Entre 2000 y 2020 se han quemado 200.000 hectáreas de superficie forestal en Andalucía. El despoblamiento de las áreas rurales en favor de los grandes núcleos urbanos y la concentración de la actividad agraria en las zonas más fértiles ha provocado el abandono de zonas rurales y forestales, antes con explotación selvícola o pastoreo extensivo, en las que surge la vegetación que acaba por convertirse en combustible vegetal. A este hecho se suma la proliferación de zonas urbanas en contacto directo con la superficie forestal, que complican aún más los incendios al poner en riesgo a la población. Hay otro factor paradójico: la eficacia del Plan Infoca, que deja en conatos (menores de una hectárea de superficie) la mayor parte de los fuegos, “puede aumentar la probabilidad de tener más grandes incendios en el futuro debido a la existencia de masas cada vez más continuas y homogéneas de combustible forestal disponible”. Si a eso se le suma el cambio de las condiciones meteorológicas se dibuja el escenario perfecto para que cada vez más se produzcan fuegos como el de Málaga, alerta la Adecuación del Plan Forestal Andaluz. Un documento que recoge nuevas propuestas para hacer frente al fenómeno de los grandes fuegos forestales (de más de 500 hectáreas), que han llegado para quedarse.

La tendencia es de un empeoramiento de ese escenario, remarca el Plan. Los modelos predictivos del cambio climático para el Mediterráneo indican un aumento para los próximos años de la temperatura anual, el incremento de los periodos de sequía, fenómenos tormentosos, disminución de la humedad en el suelo y mayor frecuencia de rachas cálidas. Previsiblemente, un incremento el viento. “Estas predicciones darán lugar a incendios más frecuentes, extensos e intensos y aumentará la duración de la temporada de incendios”, advierte el documento, además de producirse en zonas que hasta la fecha no han sido muy afectadas por graves siniestros.

En las zonas declaradas de Alto Riesgo, en las que la frecuencia o virulencia de los incendios forestales y la importancia de los valores amenazados hacen necesarias medidas especiales de protección, se desarrollarán Planes de Defensa Forestal, en los que se identificarán Zonas Estratégicas de Gestión. Para hacer frente a los nuevos incendios forestales no es suficiente una mayor inversión en medios de extinción, advierte el documento. “Parece más acertado y eficaz desarrollar planes específicos de prevención de incendios basados en la propia ecología del fuego y en la selvicultura inteligente y apoyados en el estudio de las zonas de alto riesgo, dotándolos del presupuesto necesario”. Ahí se incluyen mejoras y ampliación de las áreas y fajas cortafuegos, mejoras en las vías de acceso facilitando los cambios de sentido (volvederos) y ensanches (apartaderos) o la creación de puntos de agua adaptados a las nuevas necesidades de recarga de los medios aéreos o quemas prescritas, entre otros. Pero también se apuesta por dos herramientas más novedosas: el uso de las quemas prescritas y de la ganadería extensiva con especies autóctonas como medio para controlar la masa combustible.

Las quemas prescritas permiten hacer un uso controlado del fuego para reducir la vegetación bajo unas condiciones específicas “que permiten fijar la intensidad del fuego y la cantidad de combustible vegetal a eliminar según un objetivo previamente establecido”. Su carácter técnico las diferencia de las quemas controladas usadas tradicionalmente en entornos rurales. Personal adscrito al Plan Infoca se ha estado entrenando en los últimos años para el uso de fuego prescrito, una técnica que no obstante todavía requiere un desarrollo normativo.

Más avanzado está el uso del pastoreo con carácter preventivo. En los últimos años se ha activado una Red de Áreas de Pasto Cortafuegos (Rapca), que ha permitido establecer una colaboración con el sector de la ganadería extensiva para realizar la labor de reducir la biomasa forestal de áreas y líneas cortafuegos en toda Andalucía.

La prevención y lucha contra los incendios forestales se lleva más de la mitad del presupuesto 2022-2026 del Plan Forestal Andaluz, con 893 millones de euros. De ellos, la lucha contra el fuego se lleva 576 millones y las infraestructuras de apoyo a la prevención y extinción, 243. Otros 74 se reservan para la gestión preventiva en el contexto del cambio climático.

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