IX Congreso de la Lengua Española en Cádiz

Juan Carlos Ruiz Boix: “Hablo a mi estilo, orgulloso de mi acento”

Juan Carlos Ruiz Boix, presidente de la Diputación provincial de Cádiz

Juan Carlos Ruiz Boix, presidente de la Diputación provincial de Cádiz

–Desde la Presidencia de Diputación, ¿Cómo valora la organización y contenidos que ofrecerá el IX Congreso de la Lengua del 27 al 30 de marzo?

– Los valoro como una prueba inequívoca de la capacidad que tiene esta provincia para asumir retos de primer nivel y salir airosa. Algo que me parece que no se destaca lo suficiente. Una cita de calado internacional, que normalmente se prepara en dos años, va a desarrollarse con éxito con menos de tres meses de preparación. Cierto es que una parte significativa de los contenidos vienen ya marcados por el trabajo de la candidatura de Arequipa, pero no es menos cierto que hay un trabajo ingente que se ha hecho entre todos en materia logística y organizativa. Y también en contenidos, al incorporar un componente gaditano de alta calidad. Cuando por desgracia se tuvo que suspender la cita de Perú, vieron que éramos los mejor preparados y confiaron en nosotros. Nos hace falta fomentar esa autoestima para que la provincia siga creyendo en sí misma y creciendo.

–Usted ha mostrado abiertamente la disposición de Diputación a trabajar conjuntamente con el Ayuntamiento de Cádiz para que la celebración del CILE sea un éxito. ¿En qué se concreta esa colaboración?

– La Diputación, no desde que se conoció la designación, sino desde la puesta en marcha de la candidatura, ha mostrado su apoyo a la iniciativa y ha consignado partidas presupuestarias en los dos últimos años para que se pudieran desarrollar sus acciones de difusión, como por ejemplo el acto de presentación en Madrid apenas unas semanas antes de saber que íbamos a ser la sede. Ahora hemos trabajado para tener programación propia y contribuir a lo que se ha denominado como Congreso paralelo apoyando algunas actuaciones de primer nivel como Periodismo con Ñ, o Saca la lengua, o poniendo en marcha la exposición sobre Carlos Edmundo de Ory, entre otras muchas cosas. Siempre con la mano tendida al Ayuntamiento en materia de coordinación institucional.

–Ha calificado este evento como “proyecto estratégico, de provincia”. ¿Cómo cree que repercutirá en Cádiz en términos económicos, turísticos y culturales su celebración de cara al futuro?

–Hay aspectos cuya repercusión es fácilmente constatable. Los hoteles esos días estarán llenos. La inversión del Ministerio de Exteriores para traer a Cádiz esta cita, la llegada de académicos y congresistas… Por pura lógica todo tiene un retorno de gran calado en términos económicos para el sector turístico y comercial. Y fuera de la temporada alta. No sólo los días del Congreso, también en las fechas previas, con actividades paralelas que también inciden en esta línea. Pero aún me parece más relevante el impacto en términos de reputación e imagen. Los ojos de la élite cultural en español en todo el mundo girados hacia Cádiz, su repercusión en los medios de comunicación y el poso cultural de una ciudadanía que lleva tiempo pensando en “clave idioma”; eligiendo sus palabras favoritas, conociendo el origen de muchas expresiones e interesándose por los autores locales. Creo que pasará el Congreso y se recordará mucho tiempo por la ciudadanía de Cádiz. Y también será referente para las próximas ciudades que tengan la suerte de ingresar en la selecta lista de sedes del CILE.

–En el Congreso se hablará de las hablas andaluzas, de los escritores gaditanos, del ida y vuelta con América, de la creatividad del carnaval y de la viveza del habla de Cádiz. ¿Supondrá poner esta tierra en un escaparate mundial o hemos perdido una oportunidad para profundizar más y preparar mejor todos esos aspectos idiosincráticos?

– Es indudablemente una oportunidad de que tengan eco esos aspectos y que se trabajen con las máximas autoridades en la materia, de ponerlos en la agenda, en el candelero de la actualidad y en la primera plana. Hablamos de aspectos culturales a veces relegados a espacios más secundarios. Podríamos haber tenido más tiempo, si la cita hubiera sido en 2025, de sacar más partido de lo mucho y bueno que tenemos a nivel literario en la provincia, no se lo niego, pero aún así, en las circunstancias en que se ha presentado esta oportunidad histórica, creo que estas cuestiones van a tener un altavoz de primerísimo nivel.

–Usted no cae ni en el seseo ni el ceceo, hace distinción, pero sí que aspira las eses finales. ¿Pronuncia igual en el ámbito privado que en una rueda de prensa?

–Los idiomas tienen diferentes usos y han de adaptarse a las condiciones de los interlocutores que se tienen. Sería absurdo que a mis hijos les hablara en el mismo tono con que hablo cuando tengo que dar el discurso del Día de la Provincia, donde se hace un esfuerzo en la entonación y la vocalización. En el ámbito privado hago un uso relajado del lenguaje, pero eso no afecta a mi manera de pronunciar los sonidos. Hablo a mi estilo, mejor o peor, pero orgulloso de mi acento y sin ninguna impostura en mi manera de pronunciar, como bien sabe quien me conoce y se toma un café conmigo fuera de las esferas oficiales.

–¿Considera que deberíamos defender las singularidades del andaluz con respecto al resto de hispanohablantes como patrimonio lingüístico o cree que no hay necesidad y que, incluso, podría ser contrario a nuestros intereses acentuar nuestras diferencias lingüísticas?

–Los acentos, ahora tan en boga en el debate público, y las singularidades de nuestra manera de hablar son un patrimonio cultural e identitario más, y así hay que reivindicarlos y defenderlos. En mi opinión, reivindicar la variedad es reivindicar la riqueza y siempre es positivo. Y por suerte caminamos hacia esa dirección de mostrar y presumir de ella, frente a tiempos no muy lejanos, en que parecía que todo lo que estaba fuera de la pronunciación castellana era incorrecto. Distinto es quien quiere usar lo singular de manera torticera como un arma arrojadiza y partidista, para marcar diferencias y separar personas, y de paso tratar de validar sus propios discursos racistas y demagógicos. Pero quien articula esos discursos y quienes los asumen son quienes de verdad se lo tienen que hacer mirar.

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