ENTREVISTA

Antonio Narbona: "Hablar es mucho más que pronunciar"

Antonio Narbona, catedrático y académico correspondiente de la RAE

Antonio Narbona, catedrático y académico correspondiente de la RAE / Juan Carlos Vázquez (Sevilla)

- ¿En qué consiste la labor de un académico correspondiente de la RAE en Andalucía?

– Se nos consulta cada vez que hay una cuestión que atañe a usos idiomáticos de la región. Ahora mismo somos tres, los tres en Sevilla. Por ejemplo, en mi caso, se me pidió hace años la revisión de todos los andalucismos que figuraban en el Diccionario académico, tarea ardua que habría que llevar a cabo de cuando en cuando. Los casi 1500 que figuraban en la 22ª edición quedaron reducidos a la mitad. Hay otras tareas, claro. Si advierto que hay algún rasgo de pronunciación o hecho gramatical mal descrito en la gramática, es mi "obligación" ponerlo de manifiesto.

- Y esa reducción, ¿se debe a que dejan de utilizarse o que pasan a ser de uso general de los hispanohablantes?

– Simplemente no lo eran, aunque aparecieran con la marca And. A lo largo de los siglos, ha habido voces aportadas por algún académico que le adjudicaba la etiqueta sin una comprobación rigurosa.

Como andaluz, que el Congreso de la Lengua venga a esta tierra es como que le traigan a casa uno de los eventos más importantes de su sector...

– Sí, sí, así es. Y, al mismo tiempo, un verdadero reto. El Congreso iba a celebrarse en Perú, y por las razones que todos conocen, se ha tenido que organizar en un tiempo récord en Cádiz. Si sale bien, y estoy seguro de que va a salir bien, habrá que descubrirse.

– ¿Qué es el andaluz o, como usted defiende, las hablas andaluzas en plural?

– La mejor forma de denominarlo es la que da título a un libro que he publicado, en colaboración con R. Cano y R. Morillo: 'El español hablado en Andalucía'. Así se llama también el Grupo de investigación de la Universidad de Sevilla al que pertenezco. No se me oculta que es un poco largo, por lo que comúnmente decimos "el andaluz", aunque sigo prefiriendo "hablas andaluzas", en plural, porque hay muchas hablas andaluzas. Importa aclarar desde el principio que hablar es mucho más que pronunciar. No se puede definir ninguna de las variedades del español sólo por unos cuantos rasgos fonéticos. ¿Qué es el andaluz? Siempre suelo recordar que de los cuatro investigadores del Atlas Lingüístico y Etnográfico de Andalucía, el director, Manuel Alvar lo consideraba "dialecto", Mondéjar sostenía que no, A. Llorente decía que depende de lo que se entienda por tal y el último solía responder que la pregunta no tenía sentido. Estoy de acuerdo con los dos últimos. Si prefiero referirme a las "hablas andaluzas" es porque en Andalucía todo son divergencias y heterogeneidad, hasta el punto de que no hay ningún rasgo de pronunciación exclusivo del andaluz (hasta hay ceceantes en ciertos puntos de Hispanoamérica) y, desde luego, no lo hay que sea común a todos los andaluces. Y conviene no olvidarse de la prosodia (las diferencias melódicas también saltan al oído) y de la construcción de la frase y del discurso, sin duda lo más relevante. Y no me estoy refiriendo a 'no ni ná' o a 'to pa ná (por cierto, ni 'ná' ni 'pa' son acortamientos exclusivos de los hablantes de la región andaluza)

– ¿Tienen suficiente tratamiento esas variedades lingüísticas en el Congreso?, o dicho de otro modo, ¿se pierde una oportunidad de hablar del andaluz en un Congreso de la Lengua en Cádiz?

- El Congreso viene a Cádiz con el lema ya previsto para su celebración en Arequipa (Perú), que hace hincapié en las cuestiones de "mestizaje e interculturalidad". Ni las hablas andaluzas ni algunas de las demás modalidades peninsulares en particular constituyen el objeto prioritario de las discusiones, aunque, estoy seguro, del andaluz se hablará. Por cierto, en junio de este año, dentro de tres meses, se celebrará en la Universidad de Málaga el Congreso 'Medio siglo del ALEA [Atlas Lingüístico y Etnográfico de Andalucía]', aunque ya he advertido a los organizadores que con ese título publiqué en 2017 un trabajo, pues en esa esa fecha, "ecuador" de la publicación (1961-1973), se cumplió el medio siglo de la titánica obra. De todos modos, no puede hablarse de "carencias" de un Congreso Internacional de la Lengua Española el que se hable más o menos de algunas de sus variedades en particular.

- Ese Atlas lingüístico tiene poco que ver con la realidad actual de Andalucía.

– Efectivamente, se hizo en una época en que Andalucía era una región básicamente rural y con muy elevado porcentaje de analfabetismo. A eso hay que añadir que los investigadores se interesaron por el léxico específico de las labores del campo, tareas domésticas, tradiciones, etc., precisamente donde más se ha producido el desuso y casi el desconocimiento de expresiones, al haber desaparecido la realidad que designaban. Y en cuanto a la pronunciación, ya lo he dicho, la heterogeneidad es lo más destacable, no sólo porque las diferencias entre unos lugares y otros son patentes, sino porque -y es lo más destacable- las que se observan entre unos grupos socioculturales y otros son igualmente notables. Hay que repetirlo cada vez que se habla del andaluz. Por citar al ejemplo más socorrido, en Andalucía cecea menos de un tercio de sus habitantes, más de un tercio sesea y más de un tercio no pronuncia de igual modo "sesiones" y "cesiones", y no cabe decir que unos sean "mejores" hablantes de andaluz que otros. En cualquier caso, para contestar a su pregunta, Andalucía necesita un Nuevo retrato lingüístico [de Andalucía], y tal es el título del libro que he coordinado, y que será presentado en la Feria del Libro de Tomares (Sevilla) pocos días antes de que empiece el Congreso de Cádiz. La Andalucía lingüística reflejada en el ALEA ya no existe.

- ¿Y ese nuevo retrato lingüístico podría ayudar a luchar contra los lastres que carga la imagen del andaluz?

– Aclararé que el título más apropiado debería arrancar con una preposición, "para" o "hacia" un nuevo retrato. ¿Ayudará a desmontar tópicos y estereotipos? No soy muy optimista. Llevo más de 50 años predicando en el desierto, o casi. Cuando en la mente arraiga la idea de que el andaluz es el español mejor hablado del mundo, es muy difícil convencer a quien así piensa de que eso no está en ninguna parte del extenso ámbito hispanohablante, pues en todas hay hablantes con una gran competencia expresiva y comunicativa. Por otro lado ¿cómo casar tal idea con el famoso "complejo de inferioridad"? Es obvio que los acomplejados por hablar mal y los orgullosos de su buen hablar no pueden ser los mismos. ¡Con lo fácil que es comprobar que en Andalucía hay de todo, como en cualquier otro sitio! Hay quien defiende que el andaluz es vanguardia del español por tener dos fonemas menos, al no distinguir entre "casa/caza" y "se cayó/se calló" ¿Quién queda en la retaguardia? Pues la mayor parte de los hispanohablantes sesean (en Andalucía ni mucho menos todos) y son yeístas. Hay un librito titulado El idioma andaluz en el que se puede leer que, con sus 25 vocales, el andaluz nada tiene que ver con el español. En fin, comprenderá que muy optimista no se puede ser cuando se oyen y leen estas cosas.

– Ha investigado y publicado sobre la conciencia lingüística de Andalucía, ¿podría sintetizar en qué situación se encuentra y cuál es su evolución?

– No tiene fácil respuesta su pregunta. Lo primero que habría que aclarar es que la conciencia lingüística (de muy difícil definición) de una comunidad no es la suma de la conciencia de los individuos que conforman esa sociedad, ni hay "media" aritmética posible. Si, como he dicho, unos piensan que aquí se habla mú má y otros todo lo contrario, aun en el caso de que se averiguara la proporción de cada grupo (algo imposible, pues nadie aclara en qué consiste hablar bien, mal o regular) seguiríamos sin poder acceder a los criterios por lo que se llega a ese juicio. Ya he dicho que es habitual igualar tal parecer con el hecho de "pronunciar" de un modo u otro. Pero hay rasgos fonéticos que no "gustan" ni a los que los practican ¿Salida? Se camufla el andaluz bajo la amplia y difusa capa de lo andaluz, o bien se recurre a la gracia y el donaire en la forma de expresión. Pero, claro, toca demostrar que "los" andaluces son los más ocurrentes. Las letras de las chirigotas de Cádiz se tienen por el paradigma de la gracia. Pero ni los andaluces, en general, ni los gaditanos en particular van por ahí todo el tiempo riéndose de todo y de todos. Nadie es más gracioso por haber nacido en un sitio concreto, y las lenguas, que no tienen la culpa de nada, no son ni más ni menos aptas para hacer reír. Son los hablantes los que pueden tener una especial habilidad para conseguir esa chispa que revela la agilidad mental que se exige para el humor.

Antonio Narbona Antonio Narbona

Antonio Narbona / Juan Carlos Vázquez

Tampoco es verdad que los andaluces, así, en general, dispongamos de un vocabulario más rico que los de otras zonas hispanohablantes. No tenemos más palabras que los castellanos, los peruanos o los colombianos. Además, el "Tesoro léxico de las hablas andaluzas" ¿es rico por contener decenas de miles de términos o acepciones tenidas por "peculiares"? ¿cuántas de ellas son usadas, y cuántas conocidas? La Andalucía de hace 70 años era la región del "arado" romano, de la "romana" para pesar los productos del campo, del "carro" (prerromano) para transportarlos, de la "argofifa" (aljofifa) para limpiar el suelo… No se puede confundir la abundante diversidad con opulencia, ni arqueología con realidad.

– Supongo que será conocedor de la EPA (Estandar Para el Andaluz) ¿qué le parece esa iniciativa de escribir en andaluz?

– Un esfuerzo estéril que no sirve absolutamente para nada. Ha costado mucho trabajo que Andalucía salga del analfabetismo -y todavía quedan algunos que no saben leer ni escribir- para que ahora alguien pretenda enseñar (¿a quién, para qué?) otra ortografía. Un puro disparate, que, menos mal, no irá a ninguna parte ¡Con lo que requiere llegar a escribir bien en una lengua que hablan casi 600 millones de personas y leen muchísimos más! ¡Para qué malgastar tiempo y esfuerzo en lo que nadie va a leer! La ortografía es la única parcela en la que se pueden y se deben dar normas claras. Cada uno tendrá hábitos articulatorios más o menos singulares, seseará o no, preferirá unas palabras u otras (según dónde), pero no se puede decir que cada uno pondrá tilde o no a "solo" según entienda que puede resultar ambiguo. Eso nada tiene que ver con la libertad, es un bien que se comparte con millones de personas. Escribir "en andalú" no tiene ventaja alguna, sólo inconvenientes.

– Defienden que para dignificar una lengua es necesaria su expresión escrita, ¿está de acuerdo?

– En absoluto. Primero, los inventores de una escritura en andaluz, lo hacen en "un" andaluz, el de su zona o pueblo, por lo que ¿cuál enseñar/aprender? ¿cada uno el suyo? Segundo ¿conoce usted a alguien que esté practicando tal escritura "en andalú", salvo sus inventores? Yo no. Y tercero ¿qué significa dignificar? ¿carece de dignidad un andaluz por escribir en español? ¿la va a conquistar escribiendo de un modo que resulta ilegible? Más bien contribuirá a marginar al aprendiz, si lo hay.

– ¿Le gusta escuchar el andaluz en ámbitos de poder?

– No me gusta el verbo "gustar" aplicado a las actuaciones idiomáticas. Es peligroso. Sobre todo, si el criterio es el de "a nadie le huelen sus p…., ni sus hijos le parecen feos". A todo el mundo le gusta lo propio. Además ¿por qué es más "agradable" o "bonita" una pronunciación…? Hay que dejar de calificar de divertido, suave, cercano, gracioso… un modo de hablar. Ya lo he dicho, no hay lenguas graciosas y otras que no lo son. A uno puede "gustarle" comerse los sonidos y disfrutar al oír pabahodertó en un ascensor, en lugar de al bajo, pero es que "hay gente pa tó". Lo que importa es lo que se dice y cómo se dice, no únicamente de qué modo se pronuncia.

– ¿Considera que los medios de comunicación nos portamos bien con el andaluz?

– Los medios de comunicación audiovisuales públicos (no entro en los privados) se deben a los ciudadanos, por lo que tienen la obligación de ser entendidos y comprendidos sin problema alguno desde Almería hasta Huelva, y fuera de Andalucía, por andaluces y no andaluces. Han de tener cuidado en que un rasgo de pronunciación no implique dificultad de interpretación. Si un profesional sesea o no, si deja de pronunciar o realiza de forma aspirada todas o una parte de las "eses" implosivas al informar de que loh sentroh ihtórico de la siudade andalusa ehtán dehao de la mano de Dio, él sabrá hasta qué punto le compensa o conviene, nadie lo va a sancionar, pero todo comportamiento idiomático público es "juzgado" por los receptores. No se trata de optar entre una norma que se cree dominante desde Despeñaperros hacia arriba y otra "andaluza", porque en Andalucía no hay "una". Nadie "imita" a los hablantes de Valladolid o Burgos, entre otras razones, porque no es algo "ajeno". Y, por favor, dejar de comparar es muy sano, y mirar a los canarios e hispanoamericanos para percatarse de la variedad del español, también.. No sólo a los andaluces "se nos tiene que notar", como decía un presentador de informativos, en privado. En el Congreso de Cádiz se va a notar, seguro, que ningún hablante de español es el ombligo del mundo hispanohablante.

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