Despedimos el año. Otro que se escurre entre los dedos. Momentos sumados, momentos distintos, momentos compartidos. Ausencias. Días alegres, días muy tristes, días de nervios, días especiales, días cansados. Batallas inútiles, risas, minutos inolvidables. La vida.

¿Qué nos deparará 2018? Les aseguro que ninguno de ustedes lo sabe. Yo tampoco. En lo personal les transmito mis mejores deseos. En lo colectivo, también. Algunas cosas sí podemos vaticinar. Durará 365 días. Poco más. Lo de Cataluña seguirá llenando telediarios. Allá por el mes de junio habrá Mundial de fútbol y, aunque no toquen elecciones, les continuarán exigiendo que tomen partido. Igual hay sorpresa. Lejos de eso, habrá que llegar a final de cada uno de los 12 meses y, sobre todo, habrá que besar mucho a quienes nos rodean. En esto, nunca es demasiado.

No descarto alguna gran alegría, y por supuesto, será bien recibido algún golpe de suerte. Pero por lo demás, a seguir luchando cada día, como hacemos todos, niños al colegio, preocupaciones, complicidades, esa factura que viene, me despistaré algún mes confundiendo lo urgente con lo importante. Aprenderé cosas nuevas, constataré algo sabido y me sorprenderé. Que uno no pierde la capacidad de sorpresa y la realidad no pierde la capacidad de hacerlo, es algo también sabido.

No será bisiesto. Hará mucho calor en verano y puede que frío en invierno. Puede que una primavera y un otoño cortos o raros. Si llueve habrá setas, si no, pues no. A veces encontraremos una sonrisa amiga, a veces alguien intentará abusar, porque se lo merece, a veces tendremos que salir corriendo, otras caeremos rendidos en el sofá. Un mediodía de cualquier mes, pisaremos el cable de forma innecesaria, y al día siguiente mantendremos una charla a la que sobreviviremos. Haremos cosas estupendas de las que en algún momento previo dudaremos si somos capaces. La alegría de lo conseguido nos dará confianza y se evaporará en poco tiempo para luego volver. Algunos días nos sentiremos cansados de lo cotidiano sin valorar su grandeza. Otros nos quedaremos suspendidos en un instante de conciencia en la belleza, en una frase de tu hijo, en un poema inesperado. Pero, acto seguido, habrá que echar gasolina, arrancar y estar atento al volante, y así, iremos sorteando los trimestres de Hacienda, los meses con r, y para cuando queramos acordar, volveremos a vernos en esta columna culminando otro año. Espero que así sea. Aunque parezca completamente normal, sería una maravillosa noticia. Disfruten y tengan buena entrada.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios