Mensaje en la botella

Altura de miras en Córdoba

Llegar a acuerdos no es renunciar al ideario político o claudicar ante el oponente

Giro total. Así se puede definir el acuerdo que han firmando el cogobierno de PP y Cs en el Ayuntamiento de Córdoba para la aprobación de los presupuestos de este 2021. Vaya por delante que todo viene con excesivo retraso, pero que los tres partidos mayoritarios en Capitulares hayan logrado un principio de colaboración es mucho más que un gesto, sobre todo en estos tiempos de polarización, de enredos, de baja política y de enfrentamiento duro por encima de los intereses generales.

Cada cual hará una lectura interesada de ese pacto, por el que populares y naranjas se aseguran la aprobación de las cuentas a cambio de la abstención de los socialistas. Eso significa que más del 75% de los concejales que se sientan en Capitulares están de acuerdo, o al menos no en desacuerdo, con la propuesta económica que se pretende desarrollar a lo largo de este año en la ciudad. El documento rubricado contiene una serie de compromisos que serán de difícil ejecución, pero que al menos han servido para colocar en la misma senda de trabajo a los principales grupos políticos del plenario, que no es poco. Y es que el principal obstáculo de éste y de los gobiernos anteriores es el de la ejecución presupuestaria, con unos niveles de cumplimiento que dejan mucho que desear y que muestran que hay que cambiar muchas cosas en la sala de máquinas del Ayuntamiento de Córdoba.

Y luego está la lectura política de este acercamiento entre los tres principales partidos. Porque no olvidemos que para PP y Cs su socio preferente, hasta ahora, es Vox, cuyos dos concejales han sido claves en lo que va de mandato para asuntos como las cuentas o las ordenanzas. Ahora, da la sensación de que el cogobierno se ha cansado de esperar a Vox, de perder el tiempo para encajar sus ocurrencias y de ver cómo pasan los meses sin un compromiso para el presupuesto. Porque la portavoz de la formación ha tensado la cuerda hasta romperla, aunque no se sabe muy bien -o sí- con qué objetivo y en base a qué estrategia. En cualquier caso, Vox ha decidido dejar de ser decisivo y al PP casi le da igual lo que vote en el Pleno.

Pero, además, no podemos olvidar que Córdoba puede servir como ejemplo de que, cuando hay voluntad y altura de miras, el entendimiento es posible. Hay voces en el PP y en el PSOE que no aprueban este acercamiento, que prefieren seguir en la bronca permanente, por encima incluso de las necesidades de la población en una situación extrema de alerta sanitaria y económica. Si ese giro político ha sido posible en Córdoba, también lo puede ser en otras instancias, sin que ello suponga una renuncia a los legítimos idearios políticos ni una claudicación ante el adversario electoral. A ver si es posible y nos dejamos de vieja y nueva política, de debates absurdos que tapan la incapacidad de gestión de unos y otros. La política es servir a la sociedad. Pero hay que querer.

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