Cultura

Josep M. Rodríguez logra el Premio Ricardo Molina con 'Sangre seca'

  • El jurado destaca el carácter actual del poemario, su voz fragmentada y lenguaje limpio pero con atrevimientos de imagen

  • El amor y la zozobra ante el paso del tiempo son dos de sus temas

El escritor Josep María Rodríguez (Súria, Barcelona, 1976) consiguió ayer el Premio de Poesía Ciudad de Córdoba Ricardo Molina por Sangre seca, que el jurado destacó sobre la quincena de finalistas seleccionados entre los 170 ejemplares presentados al concurso. La obra ganadora se incluye en la tradición poética actual, "tiene una voz muy fragmentada y una voluntad muy fragmentaria en su forma de poner ese mundo y disponer las inquietudes, las zozobras y también los entusiasmos del autor", señaló el poeta y miembro del jurado Antonio Lucas.

Así, añadió que es "un libro que se maneja en versos cortos, que tienen una voluntad casi aforística en algunos momentos pero que van completando el discurso, la galaxia de esta obra que tiene una condición muy orgánica". Es decir, el libro "está bien construido de principio a fin y es una voz bien articulada de un poeta que está muy atento al presente", con referencias "muy pop, muy cercanas, muy inmediatas, y un sedimento de la memoria que se fija mucho en el ámbito de la infancia, en el recuerdo y un punto leve de nostalgia".

Por otra parte, Lucas resaltó que Sangre seca también cuenta con "esa contradicción de espacios e inquietudes que tienen los poetas que manejan un mundo propio". Aparecen con frecuencia en los poemas de este libro el amor y la zozobra ante el paso del tiempo, lo inmediato y lo eterno; de forma que el autor "maneja esos recursos con un lenguaje muy limpio, con algunos atrevimientos de carácter de imagen, algunas propuestas que pueden ser sorprendentes y no dejan indiferente al lector".

Por último, Lucas agregó que Sangre seca "forma parte de ese discurso, a veces un poco disperso, de una cierta tradición posmoderna de la poesía europea o española con alguna implicación culturalista y muchas referencias a autores que han formado parte de la educación sentimental o de la mirada de Josep María Rodríguez", desde T.S. Eliot o artistas como Degas y Jackson Pollock. Esto es, refleja "un mundo muy heterogéneo que se va mezclando e infiltrando para contar al final lo que él quiere decir, que sospechamos que tiene que ver con esa estupefacción y el desnorte del mundo actual".

El jurado del galardón -que está dotado con 12.000 euros y la publicación en la editorial Hiperión- estuvo presidido por Pablo García Baena y formado por Antonio Lucas, Jesús Munárriz, Aurora Luque y Guadalupe Grande.

Munárriz, que es editor de Hiperión, explicó que Josep M. Rodríguez ganó el premio por mayoría ya que en el jurado hubo división de opiniones "porque había otro libro que también gustaba mucho". Así, coincidió en el "carácter actual" de Sangre seca, que incluye "una mirada múltiple" tanto por la variedad de temas como por las diversas formas de acercarse a ellos. "Hay una expresión poética muy consciente, concisa y centrada en el verso corto, en la definición, a veces casi en el aforismo", puntualizó.

Por su parte, García Baena manifestó que los dos libros finalistas "son muy distintos pero de un gran valor poético" y sobre Sangre seca resaltó que es "nuevo, impactante y se leerá con gusto".

"Creo que hemos acertado porque, aunque haya sido por mayoría, indudablemente es un buen libro y empieza como un buen augurio para el centenario de Ricardo Molina, que vamos a celebrar a partir del 28 de diciembre", dijo García Baena.

En este sentido, el poeta recordó que durante todo 2017 se celebrará el aniversario del nacimiento de su compañero de Cántico y mostró su esperanza de que, por este motivo, el premio aumente su dotación económica.

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