Salvador Compán. Escritor

"María Lejárraga no tuvo justicia poética y ahora se la he prestado yo"

  • El autor recupera en 'Palabras insensatas que tú comprenderás' la figura de la escritora, que vivió a la sombra de su marido y publicó sus obras bajo el nombre de éste.

Salvador Compán (Úbeda, Jaén, 1949) homenajea a la escritora María Lejárraga en Palabras insensatas que tú comprenderás (editorial Almuzara), una novela que presentó ayer en Córdoba y en la que retoma, a través de una historia actual, la vida de esta escritora, que vivió sometida a su marido e incluso publicó sus obras con el nombre de éste, que se llevó todo el mérito.

-¿Por qué ha querido hacer un paralelismo entre la protagonista de su libro, Luisa Lasarte, y María Lejárraga?

-La novela parte de un homenaje a María Lejárraga y a las mujeres Lejárraga sobre todo, es decir, que viven en función de los maridos y no tienen autonomía ni vida propia. Yo no podía escribir una biografía de María Lejárraga porque ya está escrita, y por otro lado soy novelista, así que la he trasladado a mi novela. Hay una protagonista que es Luisa Lasarte, un personaje actual que es una lejarraguista, una especialista en esta escritora, que va a vivir unas circunstancias en algunos aspectos muy parecidas a las que vivió ella. Pero sobre todo va a corregir el gran error que cometió María, que fue el dejarse despojar. La protagonista es una mujer que en ese sentido es lo contrario, tiene ese coraje vital para adueñarse y exigir lo suyo.

-¿Qué papel juega el protagonista masculino, Scott Cover?

-Es un hilo de razón. Luisa Lasarte también lo es, pero él es el observador, va a ir ordenando la vida de ella porque es su confidente. En realidad lo que va a hacer es un reportaje de la historia de una mujer que lucha por su propia liberación. En ese sentido cumple un poco la función de aquello que decía Calvino de que la literatura enmienda los agravios y ordena la vida, la hace más comprensible, más acotada y ordenada al mismo tiempo.

-¿Tuvo María Lejárraga algún Scott Cover que la ayudara?

-Ese Scott Cover se lo he prestado yo a mi querida María. No lo tuvo, desgraciadamente. Ella era muy amiga de Juan Ramón Jiménez y de Manuel de Falla. Fíjate lo que hubiese sido la pluma de Juan Ramón puesta al servicio de la verdad, que es lo que hace Scott Cover, poner su literatura para reparar un enorme agravio. Si eso lo hubiera hecho Juan Ramón habría sido justicia poética, eso que le falta a la literatura. En la vida de María no la hubo y ahora se la he prestado yo. He querido poner mi voluntad para reparar esa página que falta en la vida de María Lejárraga.

-¿Por qué siente esa atracción por esta figura?

-Porque a María hay que quererla. No tengo noticia de una persona que tenga tanta generosidad. Ella tenía un gran sentido solidario, era una feminista de primera fila. Esa fue la paradoja, que siendo una feminista de ideas clarísimas se dejara vampirizar por una especie de parásito literario que fue su marido. Una mujer que fue vaciándose, dando todo, y acabó sola. Hubo muchas épocas de su vida en las que estuvo absolutamente vacía de tanto dar, y a una persona así hay que quererla.

-¿Qué ha significado para la literatura española?

-María escribía una novela que bordea lo sentimental y con una gran dosis de justicia social con respecto a las mujeres. Lo más conocido que escribió, firmado por su marido, Gregorio Martínez Sierra, como todo lo que publicó, es Canción de cuna, que fue un best seller en la época y conocida porque Hollywood y luego José Luis Garci la han llevado al cine. También es conocida Tú eres la paz.

-¿Se le ha dado el lugar que merece?

-No, su lugar está robado. Su literatura la firmó el marido. Él sí que tuvo un mérito, ya que fue un renovador del teatro modernista, y era editor, fundó la editorial Renacimiento. También era gestor teatral. A ella le correspondió el papel de la sombra, de ser la creadora que alimentaba y dio sangre literaria al marido. Por eso es tan injusta la vida de María, le falta una página.

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