María José Montiel. Mezzosoprano

"'Carmen' refleja la monstruosidad de la violencia de género que vemos a diario"

  • La intérprete madrileña reivindica el mensaje actual de la ópera de Bizet, que el próximo fin de semana llega al Gran Teatro en coproducción con el Teatro Villamarta de Jerez

La mezzosoprano María José Montiel.

La mezzosoprano María José Montiel. / fernando vázquez

La mezzosoprano María José Montiel (Madrid, 1968), distinguida con el Premio Nacional de Música en 2015, llega el próximo viernes al Gran Teatro con la ópera Carmen, de Bizet, encarnando a la protagonista, un papel que ha interpretado en más de un centenar de ocasiones. Ha colaborado con Zubin Mehta, Riccardo Chailly y Plácido Domingo y a lo largo de su prolífica carrera ha cantado en los escenarios más importantes del mundo, como el Carnegie Hall de Nueva York, La Scala de Milán, la Opéra National de París, La Fenice de Venezia o el New National Theatre de Tokio, entre otros muchos.

-¿Qué particularidades tiene esta producción?

-Es una producción de Paco López de una belleza plástica increíble que se estrenó en Jerez hace algún tiempo y estuvo rodando por muchas ciudades españolas. Es la tercera vez que yo la hago. Desde que se abre el telón cada escena es como un verdadero cuadro por la iluminación, el decorado y el vestuario de Jesús Ruiz. Es una producción clásica, se presenta en el tiempo en el que la escribió Bizet, basándose completamente en el estilo español.

-¿Cómo es la Carmen que se plantea?

-Siempre he distinguido cuatro Cármenes. La del primer acto es chispeante, coqueta, divertida, fuerte y bromista. La segunda, ya cuando está en la taberna, es la mujer fatal, sensual y sexual. En el tercer acto es la mujer fuerte, está amargada con su relación con Don José porque ella sigue con sus trabajos y sus amigos, haciendo contrabando y coqueteando con los guardias para poder pasar y él no lo soporta; mientras que la ópera termina cuando Carmen se va con Escamillo y Don José dice "o conmigo o con ninguno". Antes ella parecía siempre la mala y él el pobrecito, y es muy importante destacar que él no es ningún pobrecito porque al final la mata porque no se queda con él. Don José es el prototipo de hombre que todos los días vemos en la televisión matando mujeres. Ella no lo arrastra a la montaña, sino que él se va con los contrabandistas y con Carmen porque se enfrenta a su teniente y no tiene otra opción nada más que irse. Es importante saberlo porque sino el público puede pensar que ella lo lleva a la mala vida. Por otro lado, cuando se lee la novela de Próspero Merimée, Don José es un hombre violento, le pega a ella constantemente. Son dos pasiones enfrentadas pero ella no es la mala y él el bueno, porque al final la violencia de género es por parte de Don José. La obra refleja la monstruosidad de la violencia de género que todos los días vemos en la televisión.

-El mensaje es muy actual.

-La ópera Carmen es de absoluta actualidad se haga en forma clásica o en moderna. Es una obra inmensamente machista en todos los sentidos; al final Carmen y las cigarreras son las trabajadoras y ella es una líder pero está totalmente aplastada por el yugo masculino y por la burguesía. Hay connotaciones machistas de principio a fin, hasta el punto de que ella muere a manos de su expareja por lo mismo que ocurre ahora: "Te quieres separar, pues te mato".

-De las cuatro Cármenes, ¿cuál es su favorita?

-Todas. Me gusta mucho el comienzo, con esa ebullición, esa alegría y sol, y cómo va evolucionando. Empieza desde una flor, un capullito que ella le tira, hasta una muerte con un puñal ensangrentado. Carmen es un icono de la ópera, una obra enorme.

-Después de haber interpretado este personaje en más de cien ocasiones, ¿qué significa para usted?

-Aparte de otros personajes y otro tipo de repertorio, Carmen me ha hecho viajar por el mundo entero y cantar con directores de la talla de Zubin Mehta en muchísimas ocasiones o de hacer la reapertura del Teatro San Carlo de Nápoles el pasado año. Pero no sólo con Carmen, también he recorrido el mundo con Sansón y Dalila, La favorita, Los cuentos de Hoffmann y un largo repertorio operístico y sinfónico. Pero el de Carmen es el rol que más he cantado y fue, junto con el Requiem de Verdi, la obra que en 2002 hizo que mi carrera despegara definitivamente.

-¿Hay algún personaje que no haya interpretado aún y le gustaría hacer?

-Me gustaría mucho cantar Octavian de El caballero de la rosa, y también, aunque no es exactamente para mi vocalidad, hacer Leonore de Fidelio. El personaje me llama la atención por su fuerza, es una mujer que lo da todo por amor y es un canto a la libertad. También me gusta mucho Carmen por eso, ella realmente muere por su libertad.

-¿Qué le parecen las producciones modernas que se realizan ahora en lírica? ¿Ha participado en algunas?

-En bastantes y hay algunas que me han gustado mucho. Cuando una puesta en escena tiene una lógica musical y no va en contra del espíritu de la obra, estoy a favor de que se puedan cambiar los tiempos de la acción. Siempre que haya una gran lógica, belleza en el escenario y se respete el espíritu de los personajes y musical.

-¿Pueden servir las producciones modernas para atraer a otro tipo de público a la lírica?

-Creo que para atraer al público habría que, desde los colegios, incentivar no sólo la asignatura de música, sino la cultura. Es fundamental para el ser humano la cultura, las humanidades, la música, la pintura, la filosofía, la literatura... porque sólo a través de esto el alma humana se puede enriquecer. En los colegios habría que enseñar las humanidades como asignaturas primordiales porque son las que forman al ser humano, las que hacen que piense por sí mismo, que no se deje engañar y luego pueda tener voz. No podemos seguir viviendo en la ignorancia. Cada vez se le da menos importancia a la cultura. Deberíamos salir a la calle todos los días con pancartas a quejarnos de esto. Sin cultura el ser humano está abocado a la oscuridad, al desconocimiento y el empobrecimiento. Además, el alma empobrecida provoca el empobrecimiento económico. Todo va unido porque todo es una energía.

-¿Qué próximos proyectos tiene?

-Tengo una agenda muy apretada. Después de Carmen haré un par de recitales y luego cantaré en el Teatro Massimo de Palermo Werther de Massenet. Se va a repetir, ahora en Palma de Mallorca, María Moliner, obra que se escribió pensando en mi voz; y volveré a Sevilla para hacer un poema sinfónico de Chausson, Poema del amor y el mar. Para el año que viene tengo el Requiem de Verdi, otro Werther, otro Sansón y Dalila... Tengo propuestas hasta 2020.

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