Córdoba cf-Barcelona B · la crónica

Puñalada a la ilusión (1-2)

  • Herido de muerte por un penalti regalado que metió al filial en el partido, el Córdoba cae en último segundo y sigue a diez puntos de la permanencia.

  • Los cambios de Romero, sin sentido.

Un lance del partido.

Un lance del partido. / Álex Gallegos

Una puñalada a la ilusión, un golpe quizás mortal disfrazado de atraco. Eso es lo que se vivió ayer en El Arcángel, un estadio abarrotado de esperanza donde el Córdoba encajó una dolorísima derrota que lo deja a diez puntos de la permanencia. En el estreno de cinco de los nuevos refuerzos del club -dos más se quedaron en el banco y tres en la grada-, el protagonismo se lo llevó Moreno Aragón, el árbitro, que con un penalti que sólo su asistente vio se encargó de abrir vías de agua a un Barcelona B que asestó el golpe de gracia ya en el último segundo a un equipo que, justo es decirlo, no sólo perdió por ese error ajeno, sino también por muchos propios. Especialmente en la lectura que Jorge Romero hizo del partido en la segunda mitad, cuando sus cambios parecieron los de un equipo que iba por debajo en el marcador cuando la ventaja en esos momentos era propia. Todo bajo la atenta mirada desde el graderío de tribuna de Joaquín Caparrós. No quiere decir nada, pero...

Todo el entusiasmo que durante la semana se había encargado de transmitir el club, traspasado a una afición orgullosa de volver a acudir a su casa, se tornó en excesivo nerviosismo del equipo muy pronto. Con cuatro cambios respecto al último choque y una variante táctica -del 4-1-4-1 al 4-2-3-1- para tratar de contener el manejo de balón azulgrana, el Córdoba trató de salir con una línea alta de presión que apenas si inquietó al filial, que ya tuvo la primera oportunidad clara al primer minuto tras una pérdida de Caro que Pawel arregló tras la buena acción personal de Nahuel. Poco después, Aleñá lo intentó también con un zurdazo elevado tras una internada de Carles Pérez.

Sin tiempo para ver por dónde podía ir el partido, el público ya se percató de que este Barça B tiene mimbres de sobra para tirar para arriba en la clasificación. Y, aunque tardó en ver algo similar en los suyos, agarrados de salida al ímpetu de Javi Galán por la izquierda, poco a poco fue encontrando motivos para creer. Sobre todo en ese punto más de contundencia defensiva, transmitida por un jefe como Aythami, a la hora de cortar sin miramientos las salidas del rival, y con la conexión Narváez-Guardiola, que a punto estuvo de dar resultado al cuarto de hora; Cucurella apareció para evitarlo.

El choque estaba eléctrico, con transiciones veloces de área a área, con poca pausa. En ese ida y vuelta, Aguza y Javi Lara lo intentaron antes de que Nahuel hiciera temblar los cimientos de El Arcángel con un zapatazo al larguero. La respuesta llegó con un testarazo alto de Guardiola y un derechazo de Aguza que no encontró el ángulo por un pelo. Sin capacidad para dominar, algo muy complicado ante un rival de las hechuras de este filial, al menos el Córdoba ya había conseguido equilibrar el encuentro. Y con ese nuevo aire, no se quedó ahí, sino que empezó a mandar en el marcador con un buen gol de Narváez, en una maniobra de calidad en el área para hacer bueno un envío de Guardiola que Aythami siguió para distraer a la zaga.

El filial azulgrana acusó el golpe por momentos y el Córdoba tuvo un par de llegadas seguidas, sobre todo una falta lateral de Javi Lara que Aythami no supo aprovechar, para abrir más la brecha. No lo hizo, y antes del descanso fue Aleñá, tras otra pérdida de Caro ante Nahuel, el que obligó a Pawel a hacer otra parada salvadora para dejar la ventaja local inamovible. Ese primer ramalazo de sangre visitante tuvo continuidad en el inicio del segundo periodo, pues a pesar de que el cuadro local intentó subir la línea de presión, fue incapaz de contener a un equipo que superaba líneas con claridad para jugar mucho tiempo en campo contrario.

El partido estaba ya definido: dominio cada vez mayor del Barcelona B y repliegue intensivo de un CCF que sin capacidad para amasar la pelota y con cada vez más espacio entre los defensores y la referencia ofensiva, pedía a gritos aire desde la banda. Romero decidió entonces, con media hora por delante, que era el momento de agitar todo. Dio entrada a Reyes por un gris Lara, metió en el medio a Aguza para ganar músculo y tiró al costado a Narváez. Nada salió según el plan previsto, y poco después el técnico tuvo que buscar en Quim Araujo frescura por el costado.

A partir de ahí, el filial del Barcelona empezó a creer que todavía tenía opciones, aunque ni siquiera con un latigazo de Nahuel sufrió Pawel. Así, tras la única acción positiva de un Reyes fuera de forma -un derechazo desde la frontal que salió fuera-, llegó la jugada que terminó de meter en el choque al filial. Marc Cardona recogió a la carrera un pase largo de David Costas y ante la presencia de Aythami se dejó caer. Nada... hasta que el asistente le marcó el penalti al colegiado. El gol de Aleñá, con un cuarto de hora por jugar, fue un golpe demasiado duro para el CCF.

Con todo, Aythami tuvo un cabezazo forzado acto seguido, en un choque que terminó de abrirse por completo. McGuane, uno de los hombres de refresco introducidos por Gerard López, inquietó a la carrera a Pawel antes de quedarse sin ángulo. Entonces, con el 90' ya asomando, el técnico culé dio por bueno el empate con la entrada de Hongla en la medular, algo que aprovechó el Córdoba para jugar varios minutos cerca del área de un Barcelona B que en la última acción del choque encontró un premio excesivo que supone una puñalada directa al corazón del cordobesismo. Un tremendo golpe a la ilusión recuperada, el aliento necesario para seguir pensando que el milagro es posible.

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