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Tal mediocridad debería penalizar

  • Un solo tiro entre los tres palos en 90 minutos resume una batalla nula entre blanquiverdes y sorianos, que no hicieron méritos para más

  • El CCF ve frenada su racha triunfal en El Arcángel y el Numancia alarga su sequía

Alfaro intenta golpear el balón en el área numantina ante la presencia de su compañero Luso y los rojillos Escassi y Dani Calvo.

Alfaro intenta golpear el balón en el área numantina ante la presencia de su compañero Luso y los rojillos Escassi y Dani Calvo. / fotos: josé martínez

Desde hace mucho tiempo, y por más cantinelas que salgan desde el palco, las oficinas, el banquillo o el vestuario apoyadas o no en los resultados, el Córdoba tiene un alarmante problema de fútbol. Y ese hándicap va más allá de ser protagonista o jugar bonito, por más obsesión que parezca crear. Ocupa el dominio de los espacios, la contundencia en las áreas, el control del ritmo con posesión y sin ella, el manejo de la situación en el verde y también fuera... Con todo eso, ver al equipo una semana más fuera del descenso, pues ahí seguirá pase lo que pase hoy con una distancia que oscilará entre 2 y 4 puntos, es todo un alivio, porque quien más y quien menos piensa que todo podría estar bastante peor a estas alturas de la temporada. Así será en parte gracias al botín, valioso por lo acontecido, conseguido en la segunda cita consecutiva en casa ante un Numancia que dio la sensación de tener en su poder una marcha más que nunca sacó a escena y que se tradujo en un notable dominio sin remate. Todo lo contrario que los blanquiverdes, que pusieron en el campo todos sus argumentos, lo que apenas le dio para realizar tres disparos en 90 minutos y sólo uno entre los tres palos, al margen de un par de llegadas más al área rojilla con el debe de la finalización en una muestra más de incapacidad que refleja a la perfección el porqué está donde está en la clasificación.

Bien con la idea de aprovechar la inercia de las dos últimas victorias en casa o bien por el simple hecho de premiar rendimientos, Carrión salió con todo su arsenal liderado por Piovaccari. Por primera vez en la temporada, el CCF se presentó de salida con sus dos delanteros. Pero la sorpresa en el planteamiento local se encontró con una respuesta quizás inesperada: Arrasate apostó por un once sin referencia ofensiva pura, con Julio Álvarez incrustado en ataque para descolgarse y ganar la batalla desde el centro del campo. El técnico del Numancia salió vencedor en el duelo táctico, y de calle. Porque tras un primer susto inicial, con un balón tibio de Antoñito al área mientras Aitor Fernández yacía en el suelo fuera de sitio por un golpe en un choque con Pio, el cuadro soriano pasó a controlar la situación. Las caídas del capitán rojillo y ese ritmo pausado que impone en casi todas sus acciones hallaron la complicidad necesaria en Ruiz de Galarreta, Capilla y los extremos; juego al paso, toques cortos y avance progresivo que no acababa en un daño mayor por la falta de un rematador puro. Nada de extrañar, por tanto, esa racha de cinco partidos sin ver portería.

El CCF dormirá una semana más fuera del descenso; la distancia, entre 2 y 4 puntos

Esa situación incomodaba de lo lindo al CCF, que pese a los intentos de Javi Lara de caer hasta casi el área propia para dar sentido a la salida del equipo, comenzaba a perderse en balonazos largos con ventaja para los zagueros visitantes. El guion escrito por Carrión había fallado. El Numancia estaba mejor plantado, ocupando con solvencia los espacios y marcando el ritmo que más le interesaba. Tanto que se animó a pisar área con una internada de Mateu a la que no pudo poner la guinda Nacho o una volea en semifallo de Escassi tras una jugada de pizarra desde la esquina que se fue fuera por poco. El partido estaba teñido de rojo por más que las arrancadas de Piovaccari casi siempre en desventaja animaran algo a un público que echó de menos la cabezadita en el respaldo de su asiento. Al filo del intermedio, un saque de banda en largo de Bíttolo -ya es un arma más y tal y como están las cosas...- al que Alfaro no supo dar la continuidad certera y otra volea del onubense que encontró la pierna de un contrario fueron las dos máximas notas de producción ofensiva de un equipo plano que aprovechó el descanso para tratar de corregir conceptos y poder acercarse más al triunfo.

De salida, Carrión retiró a Piovaccari para meter músculo en la medular con Markovic. La idea no era otra que minimizar los numerosos espacios que el Numancia había hallado para hacer su fútbol... o volver al plan que había dado un resultado apetecible en las últimas citas. Sin embargo, el partido siguió moviéndose entre imprecisiones, sobre todo cuando el conjunto soriano bajó el pistón de la posesión y perdió los galones de Julio Álvarez, que venía tocado. A la hora de juego llegó el primer intento ofensivo local, con una volea de Antoñito que salió muy desviada. Acto seguido, los técnicos aprovecharon para mover el banquillo. Carrión metió una marcha más con Bergdich; Arrasate metió aire arriba y un nueve puro como Kike Sola, pero su equipo ya no tenía tanto control de la situación.

Con el consumo progresivo de los minutos, el Córdoba evidenció más sus nervios, sobre todo en la línea defensiva. Esos constantes fallos en entregas cómodas, en despejes sin oponentes, en pases a la zona de nadie empujó más al Numancia hacia las inmediaciones del portal de Pawel, aunque sin inquietar lo más mínimo al polaco. Y eso que tras un zurdazo de Rodri en el minuto 80 que quedó como el único tiro entre los tres palos de todo el partido -contando ambos conjuntos-, el meta cordobesista vio de cerca el peligro con un intento de Valcarce que se fue muy alto y un libre directo de Escassi que siguió el mismo camino. Con todo, la última oportunidad del encuentro la tuvo Javi Lara, ya pasado también el 90' y con una falta en perfecta posición que el montoreño no supo dirigir a la portería visitante. Quizás hubiera sido injusto otro gol en el alargue, sobre todo porque para llamar a un tercer milagro habría que haber acumulado más méritos, y no fue el caso en un partido que debería penalizar a ambos equipos por lo poco ofrecido sobre el verde.

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