córdoba cf-cultural leonesa

Para ir al psicoanalista (2-2)

  • El conjunto blanquiverde vuelve a regalar dos puntos ante un rival al que tuvo herido de muerte en la primera parte

  • Al mínimo mazazo, el equipo de Merino cayó derrumbado

El Córdoba se desmorona jornada a jornada. Incapaz de mostrar la más mínima confianza ni siquiera cuando los intangibles del fútbol le sonríen, el equipo de Juan Merino está dibujando una triste figura en su lento y apesadumbrado caminar hacia la Segunda División B. Ayer ante la Cultural y Deportiva Leonesa quedó patente que más que por incapacidad futbolística, el Córdoba se encuentra en una situación tan delicada por la falta de carácter de sus jugadores, incapaces de mantener un 2-0 favorable ante un equipo que jugó durante una hora de partido con un futbolista menos y que, aún así, debió llevarse los tres puntos de El Arcángel por la valentía de su propuesta, a pesar de que Rubén de la Barrera tampoco va sobrado de mimbres. Pese a lo disparatado de las situaciones en las que se está viendo envuelto, el problema del Córdoba se explica de una manera sencilla. La fortaleza mental, o más bien su total ausencia, está pasando demasiada factura a un grupo de jugadores que bien harían en ponerse en manos de un psicoanalista. Quizás esa sea ya la única solución para conocer el porqué de ese trauma que los blanquiverdes reviven cada vez que se acercan a la victoria. Algo debe haber clic en la cabeza de los jugadores que entrena Merino cuando se ven por delante en el marcador que les infunde un miedo terrible, las piernas empiezan a flaquear y los rivales parecen salidos de una categoría superior.

Ayer, lo que al Córdoba le costó conseguir 45 minutos, tardó apenas cinco en recuperarlo la Cultural y Deportiva Leonesa. En la situación en la que está el cuadro blanquiverde, desperdiciar un 2-0 a favor y una hora de superioridad numérica parece impensable, pero esa es la triste realidad de un equipo atenazado, carente de líderes que agiten la bandera en cabeza del pelotón cuando vienen mal dadas y estancado. Porque por mucho que Merino, como es lógico, defienda el progreso del Córdoba desde su llegada, lo cierto es que el cuadro blanquiverde está estancado. Tres puntos de 18 han sumado los cordobesistas desde la llegada del técnico de La Línea de la Concepción, que por más cambios de jugadores y sistemas que lleva a cabo no da con la tecla. Y es que muy posiblemente el problema no esté en la calidad individual de los futbolistas, si no en su manifiesta incapacidad para rendir como colectivo. Un problema que tiene difícil solución y unos claros culpables, aquellos que se sientan en el palco de autoridades. Tanto los que deciden en la sombra como los que asumen cargos de responsabilidad aun a sabiendas de que su opinión cuenta más bien poco, por no decir nada.

Apenas dos minutos bastaron ayer para ver claramente el tipo de partido que el Córdoba tenía enfrente. Los blanquiverdes comprobaron impotentes como la Cultural y Deportiva Leonesa se hizo con el balón desde el primer minuto y buscó sin complejos la portería de Pawel. El conjunto de Merino, apabullado por la firmeza y determinación de su rival, acusó sus nervios a las primeras de cambio, permitiendo con suma facilidad los acercamientos del equipo de Rubén de la Barrera. Aridai, con un disparo que rechazó Joao Afonso; Guarrotxena, que no acertó a culminar una buena jugada colectiva; y Señé, que cruzó en exceso ante Pawel, dejaron patente la debilidad del Córdoba y llevaron los primeros murmullos a las gradas de El Arcángel. Para colmo, la lesión de Jaime Romero obligó a Merino a gastar un cambio rápidamente, aunque Jovanovic terminó siendo trascendental en el choque.

Perdonó la Cultural en esos primeros 15 minutos de neta superioridad y, por una vez, el Córdoba aprovechó los regalos del rival para su beneficio propio. Poco a poco los de Merino fueron equilibrando el duelo a base de jugar algo más juntos y presionar con más acierto la salida del balón de la Cultural. A la media hora de juego, sin hacer gran cosa, el partido era ya bastante parejo y dos minutos más tarde cambió por completo. Jovanovic le ganó un balón a Manu y sacó un centro raso que Sergi Guardiola no alcanzó porque Zuiverloon lo agarró lo justo para desequilibrarlo. Cuadra Fernández vio con claridad la falta, señaló el punto de penalti y expulsó con roja directa al central del cuadro castellano-leonés. El ariete transformó la pena máxima y abrió un nuevo escenario para su equipo.

Rubén de la Barrera reaccionó y dio entrada a Iván González por Guarrotxena, para equilibrar a su conjunto, aunque diez minutos más tarde llegó el segundo mazazo del Córdoba. Otra jugada de Jovanovic por la banda derecha acabó con un rechazo que le volvió al serbio, que fue derribado por Mario Ortiz, en otro penalti tan infantil como claro. Cuadra Fernández volvió a señalar el punto de penalti y a Sergi Guardiola no le tembló el pulso a la hora de agarrar el balón y poner a su equipo con una renta inimaginable apenas unos minutos antes. Con el partido ya muy encarrilado por las circunstancias, los de Merino mantuvieron la concentración en defensa para no dar al rival opción alguna de recortar distancias antes del descanso.

Pero claro, esa concentración no duró demasiado en el Córdoba. El primer síntoma de que algo malo iba a sucederle al cuadro local llegó a los dos minutos de la reanudación. Aridai se plantó solo ante Pawel gracias a un pase profundo de Señé, que cogió adelantada a toda la defensa blanquiverde, cuando el partido pedía defender atrás y cortar la posible reacción del rival. El arquero polaco desbarató la ocasión pero no pudo evitar el error infantil de Josema en el 53, cuando se cruzó tras Rodri derribándolo dentro del área. Recortó distancias la Cultural Leonesa y el Córdoba, lejos de serenarse y superar el bache, se disolvió como un azucarillo en el café. Cinco minutos más tarde del 2-1, Rodri igualó la contienda con un disparo lejano, ante la exasperante pasividad de la defensa blanquiverde.

A partir de ese momento costó encontrar un gramo de cordura en las acciones de los futbolistas del Córdoba. La Cultural tuvo un par de acercamientos que desataron la zozobra en las gradas, aunque el fuelle ya le duró poco a un equipo que jugaba desde mediada la primera parte con un hombre menos. Sólo entonces Merino se atrevió a colocar una línea de tres atrás y buscar el tanto de la victoria con decisión, pero a su equipo se le juntó el nerviosismo con el cansancio y eso provocó más precipitación aún en unos futbolistas desesperados, que tuvieron que terminar pidiendo disculpas a la afición un partido que al descanso dominaban por dos goles de renta. Esa es la triste realidad de un Córdoba que hoy está un paso más cerca del abismo de la Segunda B.

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