LaLiga 1|2|3

La 'RCP' salva al enfermo (1-0)

  • Una jugada a balón parado con varios errores groseros de la zaga ilicitana dan una victoria vital a un CCF excesivamente plano que fue de más a menos

  • El descenso queda a un punto

Rodas dedicó su gol al lesionado Cisma.

Rodas dedicó su gol al lesionado Cisma. / José Martínez Asencio

Estaba moribundo, debatiéndose entre la vida y la muerte sin saber bien qué hacer para volver en sí. Ya lo había intentado todo: dominio con y sin balón, estrategia, cambios de piezas, variación en las posiciones... Parecía grogui, golpeado sin la fuerza necesaria por un rival que demostró que también le tiemblan las piernas ahora que se acerca el final del trayecto. Otra vez tocaba apelar al milagro cuando un gol de Rodas tras una cadena de errores groseros del Elche devolvió el pulso al enfermo. Queda mucho para que llegue a planta. Necesita cuidados intensivos, pero por lo menos respira, que no es poco. Esa RCP en forma de victoria permite al cordobesismo mirar para abajo y ver que hay quien está peor. No dos, como cuando empezó el partido, sino hasta seis, aunque la ventaja es mínima. Tan apretada está la tabla por el sótano que hasta una docena de equipos están metidos con todas las de la ley en la pelea por la permanencia cuando faltan diez jornadas, 30 puntos sin dueño, por los que habrá que batallar como un perro para seguir siendo de plata.

Dentro de ese abanico de conjuntos que quiere huir de la quema está desde ayer el Elche, que hasta hace unas semanas soñaba con engancharse al tren del play off y hoy se afana en correr para que no le pille el mercancías que conduce al pozo de la B. Los ilicitanos pasaron por El Arcángel como si no les fuera nada en el asunto, y terminaron perdiendo cuando mejor estaban. Porque la primera parte fue del Córdoba en su mayor parte, con alternancias entre el juego directo y las combinaciones largas, aunque con escasas llegadas con peligro de verdad. Pero la segunda tuvo claro color visitante, mitad por el paso al frente dado por los franjiverdes y mitad por el estado de nervios en el que empezó a moverse un cuadro local al que verse tan cerca de su área empezó a inquietarle más de lo debido. Quizás por eso Carrión agotó los cambios en apenas diez minutos, sin que nada variara. Sólo el gol de Rodas agitó el tramo final, que fue más agónico por las circunstancias que por el empuje real de los ilicitanos, que ni siquiera supieron hacer daño en una última jugada ante nueve defensores por la lesión de Piovaccari y las atenciones a Deivid por un golpe previo con Pelegrín.

Por mucho que Carrión intente alabar lo hecho por su equipo en el primer tiempo, lo cierto es que fue aseado, todo lo más aceptable. El cambio al 4-1-4-1 y las novedades de Deivid y Javi Galán, sí dibujaron un inicio eléctrico, con una llegada por cada banda y un remate fallido de Rodri en el primer minuto. Sin embargo, poco a poco el Elche fue llevando el partido a su terreno. Toril no quiere riesgos innecesarios y fue alternando presión alta con esperas en campo propio, siempre para dar ventaja a su atrevida línea de medias puntas en las transiciones rápidas. Como una de Nino que culminó Borja Valle con un latigazo que se marchó a córner tras tocar en Caro. El saque de esquina permitió el cabezazo de Pelegrín y volvió a advertir de unos problemas defensivos en la estrategia que parecían superados. Eran los mejores momentos de los visitantes, que vivían de las pérdidas en las conexiones locales para hacer daño con la velocidad de Hervías y Valle, que obligaron con algún chut mordido a un Pawel más inquieto que de costumbre.

Esos sustos pincharon a un Córdoba que retomó el control. Con Aguza y Javi Lara alternándose en el juego por dentro para buscar luego los espacios por fuera, Javi Galán volvió a pisar la línea de cal sin acertar en el último pase. El partido pasó a jugarse en la mitad del campo visitante, si bien Juan Carlos apenas si tuvo que intervenir hasta ya el tramo final del primer periodo, primero a un testarazo blando y centrado de Rodri, y luego a un chut mordido de Pedro Ríos. Con todo, la más clara antes del descanso dejó al ex meta del CCF con el molde, pues la falta perfecta de Lara la tocó Rodri anticipándose a Caro para que el balón saliera a un palmo del poste. Fue la última de una primera mitad de alternativas que evidenció lo mucho que le cuesta al cuadro cordobesista dar continuidad a su juego, la dificultad para finalizar con acierto y un problema para controlar el juego de medias puntas rivales tanto en la transición veloz como el juego estático.

Quedaba la duda de ver cómo habría afectado el descanso a uno y otro equipo. Y al que peor le sentó fue al Córdoba, que ya no supo controlar ni el partido ni la situación. El Elche dio un paso adelante, acumuló posesión y pasó a jugar en campo rival. Eso sí, plano, con escasa profundidad salvo cuando la pelota caía en los pies de Borja Valle. Pero el partido ya era otro totalmente diferente porque a los locales no les duraba el balón y ahora tenían que defenderse. Nino lo intentó desde la frontal, Hervías desde más lejos. Ambos apenas si inquietaron a Pawel, que se llevó un buen susto poco después de la hora de juego cuando Valle cabeceó al palo, libre de marca, una falta lateral de Edu Albacar.

Entonces Carrión buscó la reacción en la gente de refresco del banquillo, pero esta vez se limitó a cambiar prácticamente hombre por hombre -salvo el perfil de Markovic respecto a Edu Ramos que obligó a una reestructuración interna- lo que hizo ganarse unos pitos en la salida de Rodri para dar entrada a Piovaccari. Fueron tres sustituciones exprés que nada cambiaron, pues Pedro volvió a asustar poco antes de que Luis Pérez pifiara una entrega a Juan Carlos y regalara un saque de esquina del que Héctor Rodas sacó petróleo ante la pasividad de la zaga.

Quedaban diez minutos y había que morir para salvar el triunfo. Y eso fue lo que hizo el equipo al completo, que se multiplicó ante la lesión de Piovaccari, y apenas sufrió porque los intentos finales del Elche se limitaron a un doble remate tímido de Nino y un centro-chut de Valle a la grada. Ni siquiera ante nueve, pues Deivid tuvo que ser atendido también, los visitantes asustaron de verdad. Quizás hoy, cuando vean que el descenso lo tienen a sólo tres puntos, sí se asusten. Es un miedo con el que el CCF lleva conviviendo meses y al que tratará de sobrevivir en el futuro, ahora con el aire fresco tras esta nueva y agónica victoria.

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