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La sonrisa perfecta (0-3)

  • El Córdoba estrena su casillero de puntos con una contundente goleada en un partido plácido, sobre todo a raíz del 0-1

  • La pizarra allanó el camino que una contra letal cerró en el descuento

Cada sonrisa es un soplo de vida, la recuperación emocional de los disgustos que el recorrido vital necesariamente pone en el camino para hacer al ser humano más fuerte. Levantarse tras caer, una y otra vez, es la obligada receta para alcanzar el éxito. No hay otra. Mantener la fe y la confianza, con la herramienta del trabajo al lado, ayudan a que las paradas sean más llevaderas, difícilmente plácidas. Por eso, cuando todo sale según el guión escrito, las carcajadas brotan a borbotones y se contagian. Es lo que ocurrió ayer en Albacete, donde el Córdoba firmó un partido casi perfecto. Siempre bajo su control, sobre todo tras un 0-1 labrado en la pizarra, desde donde con algo de fortuna nació un segundo tanto ya definitivo que dibujó un final sin sobresaltos al que el recién llegado Jovanovic puso la rúbrica perfecta. Un 0-3 para espantar fantasmas, para devolver la tranquilidad a un equipo sobresaltado en el estreno que necesita de paz para crecer. Esta semana se la ha ganado.

Con tres cambios en el once, pero un estilo invariable, el CCF saltó al Carlos Belmonte con la idea primera de no dar ventaja al enemigo de salida. La lección del Cádiz está más que aprendida. Más aún cuando enfrente había de nuevo un rival que tiene en su orden defensivo su principal virtud. El Albacete volvía a vestirse de plata en el Belmonte tras las buenas sensaciones arrancadas en su debut en Los Cármenes, pero mostró muy poco. Juego directo y estrategia, poco más. Con lo primero asustó al poco de salir a un Stefanovic más fallón que de costumbre en los balones laterales si bien Aridane no conectó bien su testarazo. Eran los primeros compases, en los que los manchegos querían situarse arriba, bloqueando la salida cómoda desde atrás de un rival asentado y sin prisas. Tampoco con fluidez, aunque eso poco a poco fue apareciendo de la mano de Javi Lara.

El control del centro del campo lanzó a un equipo que supo jugar bien con el marcador

La primera aproximación seria, con un disparo de Caballero desde la frontal repelido por Tomeu Nadal, soltó algo más al Córdoba, que empezó a apretar al balón, a neutralizar los intentos por bajo de un oponente que entonces optó por el juego directo. Casi le sale a la primera, con una peinada de Aridane que Fernández abortó ante el tiro a la carrera de Erice. Eran momentos de equilibrio en el verde, de incapacidad por uno y otro equipo de manejar con soltura la pelota y someter a su rival. Sin continuidad, un chispazo de Javi Galán por la izquierda posibilitó la aparición de Jona, que se topó con el meta en un disparo que muchos quisieron ver dentro. Fue la antesala del 0-1, nacido en la pizarra de Carrión y materializado por Edu Ramos tras el servicio inmaculado de Javi Lara. El malagueño pidió perdón a la que fue su afición en la celebración, que fue una liberación para un equipo necesitado de alegrías en este arranque de curso para borrar los sustos del pasado.

El tanto acrecentó la presencia y el control de la situación del CCF por unos instantes, en los que el segundo se vio de cerca, sobre todo con un testarazo de Jona a otro envío de Lara que se fue desviado un pelo. Pero como el que quiere guardar un tesoro, el marcador fue metiendo más atrás de lo debido a los blanquiverdes, que dejaron balón y terreno a su enemigo. Era una situación incómoda sobre el papel, pero que la poca maldad del Albacete tornó en plácida, con el único lunar del costado izquierdo, por donde Arroyo, Josan y hasta Dani Rodríguez apretaron una y otra vez las clavijas a Pinillos, superado en más de una ocasión pese a las ayudas de Galán. Con todo, Stefanovic no sufrió, ni siquiera en una última falta lateral que Susaeta se pidió para él sin encontrar arco, y eso fue la mejor noticia al descanso.

Tras el paso por los vestuarios se esperaba un paso al frente más acuciado en el cuadro manchego. Sin embargo fue el Córdoba el que a punto estuvo de romper el partido con un latigazo de Jaime Romero que acarició el poste. El Albacete trató de estirarse forzado por la situación, incluso pisó área durante unos minutos de manera consecutiva, pero lo más que inquietó fue en dos caídas de Rafa Gálvez y Dani Rodríguez que el colegiado, bien situado, dejó en lo que eran: nada. Y ese fue el balance ofensivo local de ahí al final, con la única salvedad de un libre directo de Susaeta que no encontró portería por muy poco.

Porque tras esa fase de ligero dominio, tanto territorial como en posesión de los blanquillos, el CCF pasó a controlar la situación casi a su antojo. Cada salida era un motivo de miedo extremo para el Alba, que acabó de entregar la cuchara cuando un doble intento de Javi Lara terminó dejando el balón en la línea de gol tras un doble palo para que Javi Galán lo empujara a la red. Era fuera de juego, no sólo del pacense, sino de tres hombres más, pero ni el asistente ni el árbitro lo vieron para la alegría del cordobesismo, que empezó a festejar con más de media hora aún por jugar.

Era tan placentero el momento que Carrión sacó al campo al recién llegado Jovanovic buscando la sentencia a la contra. El Córdoba dominaba ya a placer a un oponente moribundo incapaz siquiera de mirar de cerca el área contraria. Edu Ramos y Javi Lara marcaban el ritmo que más convenía en cada parte del campo y los minutos corrían a la espera del pitido final. La fiesta era plena y fue a más cuando en la última jugada del encuentro el serbio hizo el definitivo 0-3. Una sonrisa perfecta dibujó el rostro de cada cordobesista. La paz vuelve a ser el compañero de viaje de un equipo que ya sabe lo que es ganar esta temporada. Y además a lo grande. Queda mucho, pero el horizonte ahora ya se mira con otra cara.

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