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Grano a grano se construye granero (1-1)

  • El acertado planteamiento de Sandoval y una gran interpretación de sus jugadores permite al Córdoba sacar un punto de El Sadar y continuar una semana más en dinámica positiva

  • La salvación sigue a tiro de un partido

El colegiado muestra la amarilla a Fran Mérida tras una entrada a Sergi Guardiola, que protesta desde el suelo.

El colegiado muestra la amarilla a Fran Mérida tras una entrada a Sergi Guardiola, que protesta desde el suelo. / LOF (Pamplona)

La escalada del Córdoba no cesa. El conjunto blanquiverde ya no teme escenario alguno, da el callo en todos los encuentros y, aunque no gana a ningún rival avasallando, nadie le pasa por encima. Hay semanas en las que los pasos son más pronunciados. Otras, como la que ayer acabó, el pasito es algo más corto, aunque igualmente importante. Una gota no llena un mar, un grano no hace un granero, pero poco a poco, punto a punto, el Córdoba está construyendo una permanencia que parecía impensable hace dos meses.
Hoy por hoy, el conjunto cordobesista es claro candidato a salvarse. A pesar de que todavía le queda un gran esfuerzo por delante, la inercia es positiva y la solidez que Sandoval ha impregnado a su equipo le ha convertido en un bloque fiable, difícil de batir en cualquier feudo. El empate que el Córdoba arañó en El Sadar se valorará en su justa medida más adelante. Después de estar por delante en el marcador casi una hora y de gozar de ocasiones para haber sentenciado en la primera parte, hay quien puede interpretar que el conjunto blanquiverde perdió dos puntos, pero teniendo en cuenta la entidad del rival y el imponente escenario, que también pesa y mucho a estas altura de la competición, la lectura sólo puede ser positiva.
Un gran porcentaje de ese punto hay que anotarlo en la cuenta de José Ramón Sandoval. El técnico madrileño dio una nueva muestra de su capacidad para adaptarse al rival sin que su equipo se descomponga, de maniatar las fortalezas ajenas y exprimir al máximo las propias. Y también dejó claro que, aunque avise en la previa, la habitual sorpresa de cada semana rara vez es previsible. Ante Osasuna, el preparador cordobesista metió hormigón atrás, engordando la línea defensiva con Jesús Valentín y dotando de más músculo a la medular con Álex Vallejo. Corría el riesgo de partirse el Córdoba, si bien Sandoval colocó a Narváez como enganche para contactar con Guardiola y con un Jovanovic que partió desde posiciones centradas.
La idea no le pudo salir mejor al técnico blanquiverde, pues desde el primer momento Osasuna encontró muchos problemas para acercarse al área de Pawel. El Córdoba, intenso en la presión, contragolpeó además con una verticalidad tremenda que dificultó mucho la tarea de los zagueros rojillos. El control de la pelota fue siempre del equipo de Diego Martínez, pero el CCF se encargó de demostrar pronto que el fútbol se define en las áreas. En el minuto 18, un saque de puerta de Pawel lo peinó Aythami y Guardiola le ganó la partida a Oier para ganar la línea de fondo y levantar la cabeza. Javi Galán, que llegaba como un tren desde atrás, recibió un balón perfecto y sólo tuvo que ajustar su remate al palo para abrir el marcador.
El tempranero tanto visitante llevó la zozobra a El Sadar, feudo saqueado en las últimas semanas, y Osasuna empezó a trasladar a su juego el nerviosismo que desprendía la grada. A falta de juego, los rojillos rondaron el área con faltas laterales y saques de esquina. Aridane envió alto un cabezazo a servicio de Fran Mérida en el minuto 25 y David Rodríguez remató un balón suelto en el área que Pawel no llegó a blocar tras un saque de esquina. Sin embargo, el peligro real lo desprendía el Córdoba cada vez que su centro del campo conseguía conectar con Narváez. A la media hora, el mediapunta colombiano no encontró remate después de una gran conducción y minutos más tarde se hizo un lío al no encontrar un adecuado desmarque de Guardiola o Jovanovic.
Sólo la lesión de Quintanilla cortó algo el ritmo al Córdoba, lo que aprovechó Osasuna para fabricar una clara ocasión de Kike Barja, que remató mal tras un gran pase elevado de Borja Lasso. El Córdoba la salvó y tuvo el partido en la última acción del primer tiempo. Álex Vallejo recuperó un balón en la medular y conectó rápidamente con Guardiola, que cogió desordenada a la zaga navarra. El jumillano cedió el balón a Jovanovic y el serbio se sacó un disparo seco desde la frontal del área que Sergio Herrera desvió con apuros. Tras el descanso, Diego Martínez buscó soluciones pasando a jugar con tres defensas y abriendo el campo con la entrada de Quique por la izquierda. Sin embargo, nada más sacar de centro el Córdoba la volvió a tener, pero Guardiola no acertó a rematar un gran centro desde la derecha de Narváez. Pese a la insistencia de Osasuna, su rival no sufría, hasta que un mal despeje de Caro cedió un córner que cambió el partido. El balón botado por Fran Mérida acabó en los dominios de Borja Lasso, que desde fuera del área conectó una volea imparable que significó el empate.
El Córdoba dudó entonces y lo pasó mal durante unos minutos, en los que Osasuna tuvo un par de llegadas claras que Xisco no supo aprovechar. Sandoval quiso recuperar el centro del campo dando entrada a Álvaro Aguado, pero su equipo empezó a renunciar al contragolpe y se metió demasiado atrás, fruto también del creciente cansancio.
En los últimos minutos, el cuadro navarro agobió a los blanquiverdes a base de centros laterales y saques de esquina, pero sin demasiada precisión. Ya en el tramo definitivo, el encuentro se ensució; Aythami vio dos amarillas en apenas diez minutos, Stefanovic fue expulsado desde el banquillo y Xisco también enfiló el túnel de vestuarios con el tiempo ya cumplido por protestar de manera vehemente. A pesar del estrés final, el Córdoba logró que se jugara poco al fútbol cuando se le acabó el fuelle y sacó un punto de El Sadar que cobró incluso más valor con el empate del Almería en su estadio ante el Albacete. La permanencia sigue a tiro de tres puntos y el equipo de Sandoval sigue dando pasos hacia ella. El de ayer puede parecer escaso pero será magnífico si deja paso a otro triunfo como local. En el largo y tortuoso camino para salir del pozo, todo suma.
 

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