Una acogida que significa mucho más

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La casa municipal para las personas sin hogar, gestionada por Clece, ofrece durante estos días techo y comida y activa protocolos para quienes se encuentran en situación vulnerable

Una trabajadora prepara algunos catres.
Una trabajadora prepara algunos catres. / Reportaje Gráfico: Barrionuevo
Noelia Santos

06 de febrero 2017 - 02:35

Entre la Casa de la Juventud y la comisaría de Campo Madre de Dios se levanta un edificio que en días como los que suceden ahora se convierte en un pequeño oasis entre temperaturas que caen de los cero grados. Se trata de la casa de acogida municipal que, tras la activación del plan de la ola de frío, acoge en su interior a una veintena de personas sin hogar para que no tengan que dormir a la intemperie. La casa, gestionada a través de la empresa Clece, es un hogar donde estas personas encuentran comida y techo, además de ropa en el caso que la necesiten. Pero la ayuda va más allá, porque también cuenta con un proyecto para aquellos que se encuentren en situación de especial vulnerabilidad, que en la mayoría de ocasiones suelen ser personas mayores.

Así lo relata a el Día la delegada social de Clece en Andalucía, Daniela Macías, quien habla del "significativo compromiso" que tiene el Ayuntamiento con esta infraestructura. "No se trata sólo de dar cobijo -apunta-, sino de detectar circunstancias especiales y darles entrada al sistema". En este espacio, una de las premisas es hacer sentir bien a quien se ha quedado sin nada, de forma que no se trata únicamente de proporcionar la cena, el desayuno o la cama para dormir, sino de intentar encontrar aquellos casos en los que se puede hacer mucho más de lo que ya se hace.

La ayuda incluye cena, desayuno y cama, además de ropa en los casos necesarios

De esta forma, todos los profesionales que allí trabajan, desde los que controlan la entrada hasta la cocinera, están atentos para poder detectar si existe algún caso de este tipo y activar ese protocolo contra la extrema vulnerabilidad y apoyar para cambiar la situación de fragilidad que vive la persona en cuestión.

Desde que la casa de acogida abriera en 2009, se han contabilizado más de mil pernoctaciones con un cupo que se queda en 20 por día, si bien, como explica Macías, también se disponen catres extra si se espera una mayor afluencia. Estos cupos se superaron sobre todo hace un par de semanas, cuando la ola de frío pasó por la provincia dejando el termómetro con mínimas de hasta menos ocho grados.

Sobre aquellos que aún se resisten a acudir a estos espacios -además de la municipal también hay otra casa gestionada por Cáritas-, la delegada autonómica de Clece entiende que es porque existen normas. Se requiere el DNI o algún tipo de documentación para entrar, no se puede acceder más tarde de las 21:00, no se puede salir durante la noche y no se permite la entrada a aquellos que vayan bajo los efectos del alcohol o las drogas, principalmente para salvaguardar la seguridad del resto.

Esto, unido al servicio de los que trabajan allí, hacen de la casa de acogida un lugar en el que los usuarios se sienten a gusto. Así lo expresa Daniel, uno de ellos, que comenta que le gusta ir a este espacio. "No se puede insultar a nadie, me gusta cómo nos atienden los monitores, la cocinera, siempre con respeto y cariño, y pendientes de cómo nos pueden ayudar para ir recuperando nuestras vidas", dice.

Ése es el objetivo final, además de intentar que nadie pase la noche en la calle mientras el frío se instala en la ciudad. Desde Clece también hablan de la necesidad de muchas más acciones "que sumen", si bien afirman sentirse "orgullosos" de gestionar un espacio que realiza una labor de este calado. La casa, además de funcionar en invierno, también lo hace durante los días más calurosos del verano.

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