Provincia

Retorno al planeta más mono

  • Los Pedroches atesora la dehesa más grande del mundo; sin embargo, la Junta anunció que iba a ubicar un centro de investigación de ese ecosistema en Jabugo tras llevarse también a Huelva el prometido del cárnico

UNO, dos, tres, grabando. Diario de a bordo. Año 2040. Soy el coronel George Taylor, dicen que me parezco a Charlton Heston y comando una nave que partió de La Tierra hace unos 30 años para realizar diversas tareas en el espacio. Andamos perdidos tras estropeársenos el GPS y los sistemas de comunicación. Desde entonces no sé lo que ha ocurrido en el planeta, ni siquiera si Zapatero continúa en el Gobierno de España o si Arenas seguirá opositando a presidente andaluz. ¿Qué fue de Rajoy?, ¿continuarán los alcaldes en los cargos mandato tras mandato y tras mandato?, me pregunto. Viajo con un español, de Los Pedroches, para más señas, que me ha hablado muchísimo de su tierra. Cuenta entusiasmado que esa comarca tiene la dehesa más grande del mundo, donde pastan cerdos ibéricos de bellota, y que en el año en el que partimos hacia el espacio tenían la promesa de contar con mejores carreteras para sacarlos del aislamiento. Me ha hablado del proyecto de autopista Córdoba-Toledo o del de una autovía que al unir Lisboa y Valencia debía pasar muy cerca de su tierra. Incluso me dice que parecía que iba a ser una realidad una estación del AVE. El Gobierno ya se había convencido de que después de muchos años viendo pasar los trenes por la línea Madrid-Sevilla ya era hora de que pararan. En los momentos más alicaídos, mi compañero asegura que ya no sabe si fiarse o no. Siempre pone el ejemplo de un centro de innovación del sector cárnico que la Junta prometió a Los Pedroches y que luego se lo llevaron a Huelva. "Y encima llegaron a anunciar que también iban a poner otro centro de investigación de la dehesa en Huelva cuando tenemos nosotros una dehesa más importante", me ha precisado en alguna ocasión. "Con cosas como esas se nos ha empezado a poner cara de mono", me ha repetido en varias ocasiones.

Tuvimos problemas en la nave, avistamos por fin tierra e hicimos un aterrizaje forzoso en un planeta desconocido. Sin que nos vieran, hemos inspeccionado los alrededores y descubierto que en este planeta los seres inteligentes y especie dominante son unos simios que comparten características físicas con los chimpancés (que son los civiles), gorilas (los militares) y orangutanes (los religiosos y políticos). Se trata de una civilización antropizada y militarizada, que además habla en español. Todo indica que es un planeta muy mono en el que el progreso ha brillado por su ausencia por las pocas ayudas de quien mandaba y ha acabado bajo el yugo simio.

Tenemos que andar espabilados para impedir con ello que nos capturen, porque los humanos acaban como esclavos que no pronuncian palabra y se resignan a su suerte. Mi compañero asegura que alguno de esos esclavos le resulta familiar. Le recuerda a personas que cree que conoció, pero algo rejuvenecidas. En esta zona aislada del planeta, en la que parece que un día hubo carreteras secundarias, ahora inundadas de hierbajos, no se puede salir por la vigilancia a la que está sometida. Los simios nos han visto e intentado capturar y nos encontramos huyendo tratando de cruzar las fronteras. Allí a lo lejos se ve una especie de estatua de la libertad cubierta por los lados de arena. ¡Horror! parece que estamos en La Tierra. Pero es que detrás de la estatua hay restos de una especie de torre de iglesia. Mi compañero se adelanta, cae de rodillas y grita: "Noooooooooooooo, es la Catedral de la Sierra, de Hinojosa".

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