las tendillas

Ramiro García Vila /

Papá, ¿qué estás haciendo?

PERMÍTANME algo inusual: rellenar este espacio con opinión que no es de mi cosecha: Comillas: No sé cómo decírtelo papá. Seguramente crees que lo estás haciendo por mí. Pero no puedo evitar sentirme raro, molesto, mal...

Me regalaste un balón, cuando apenas empezaba a andar. Aún iba a la escuela, cuando me apuntaste a un equipo. Me gusta entrenar durante toda la semana, bromear con los compañeros y jugar el domingo como lo hacen los equipos grandes.

Pero, cuando vas a los partidos, no sé: ya no es como antes. Ahora ya no me das una palmada cuando termina el partido, ni me invitas a un bocata. Vas a la grada y vas pensando que todos son enemigos, insultas a los árbitros, a los entrenadores, a los jugadores, a los padres... ¿Por qué has cambiado?

Creo que sufres por mí. Y no lo entiendo. Me repites que soy el mejor, que los demás no valen nada a mi lado, (que) quien diga lo contrario se equivoca, que sólo vale ganar.

Ese entrenador, del que dices que es inepto, que no se entera; es mi amigo, el que me enseñó a divertirme. El chaval que el otro día salió en mi puesto, ¿te acuerdas?, ¡sí hombre!, aquel que criticaste toda la tarde, porque "no sirve para llevarme la bolsa" como tú dices. Ese chico está en mi clase... Cuando lo vi el lunes me dio mucha vergüenza.

Papá, me agobias... hasta he pensado en dejarlo... pero me gusta tanto... Papá por favor, no me obligues a decirte que no quiero que vengas a verme jugar.

Artículo remitido por un padre anónimo.

Cierro comillas.

El artículo hace muchos años -quizás más de quince- que circula por diversos foros de internet. Fue traducido -a tenor de mis fuentes- al gallego, catalán, portugués, inglés...

No es anónimo, como se viene diciendo: tiene nombre y apellidos. Renunciando al trabajo de su especialidad de crítico deportivo, el autor nos relata las penas de un niño, víctima de la nefasta actuación educadora de su progenitor, que le amarga la existencia no sólo en el terreno de juego, sino también en otros lugares donde la figura de los árbitros, entrenadores, jugadores, padres... no excluye a la del profesorado, también -y con frecuencia- desautorizado, criticado, maltratado e insultado, incluso en presencia del propio niño o adolescente, que no puede evitar sentirse raro, molesto, mal y avergonzado...

-Y... ¿no podemos conocer la paternidad... del relato?

-Pues claro que sí: se llama Paco Merino. En la actualidad, periodista en el Día, de Córdoba; y padre de un niño de 9 añitos que es muy feliz. Ouséase: no tiene motivos para sentirse... raro, molesto, mal, avergonzado... Todo lo contrario.

Enhorabuena, querido Paco. Con profesionales como tú, se comprende que ocupemos puestos de privilegio... en deportes.

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