Tribuna

Angel B. Gómez Puerto

Córdoba, 2011

EN los treinta años de democracia municipal que han transcurrido ya desde 1979, ha gobernado la izquierda política en la Ciudad de Córdoba, salvo un paréntesis de gobierno del Partido Popular. En la primera Corporación Municipal de la democracia se formó un gobierno de concentración de comunistas, socialistas, centristas y andalucistas, presidido por un edil comunista, Julio Anguita, primer alcalde de esa opción política en presidir un Ayuntamiento de capital de provincia. A este primer y agitado mandato municipal, siguió una amplísima mayoría absoluta del Partido Comunista en la segunda etapa municipal que culminó en 1983.

La dos siguientes mandatos fueron de gobiernos locales minoritarios de Izquierda Unida, presididos por el segundo alcalde democrático, Herminio Trigo, con diversos problemas políticos, que desembocaron finalmente, tal como hemos indicado, en el primer gobierno del Partido Popular a mitad de los noventa, debido a la falta de acuerdo entre Izquierda Unida y Partido Socialista (por esta misma razón no consiguieron la alcaldía de Málaga). En la última década, y gracias a la recuperación de la política de alianzas entre Izquierda Unida y Partido Socialista Obrero Español, se han evitado nuevos gobiernos del Partido Popular, que de hecho ha sido la fuerza claramente mayoritaria en dos de las tres últimas elecciones locales en Córdoba.

Estamos en estas fechas a menos de dos años (en realidad, poco más de un curso político) de las siguientes elecciones locales, a celebrar en la primavera del año 2011, que será el inicio de un trascendental período municipal 2011-2015, en el que deberán hacerse realidad proyectos fundamentales para el desarrollo de esta ciudad andaluza. En estos últimos días se han publicado en la prensa local varias noticias sobre posibles candidatos. El actual alcalde, Andrés Ocaña, que preside un gobierno de coalición con el apoyo indispensable de Partido Socialista, ha declarado en una entrevista veraniega su disposición e ilusión para ser candidato de Izquierda Unida en las elecciones municipales a celebrar el último domingo de mayo de 2011. Por su parte, el Partido Popular ya ha decidido que presentará al mismo candidato que en mayo de 2007 estuvo a punto de conseguir mayoría absoluta, derrotando con claridad a la anterior alcaldesa de Córdoba, y hoy consejera de Obras de la Junta de Andalucía. Ahora la situación política ha cambiado, con nuevo alcalde y renovación de algunos miembros del Gobierno local, y está por ver su impacto social en las urnas.

En este momento de la vida municipal de la ciudad de Córdoba, el reto de la fuerzas de la izquierda debería ser la articulación de nuevos espacios políticos y sociales de participación, que propicien la coherencia programática real con los valores y principios de la izquierda, que se podrían resumir de manera global en la profundización del concepto constitucional de estado social, en el reforzamiento de los valores democráticos locales, y en la defensa a ultranza de nuestro medio ambiente.

La hasta ahora fuerza hegemónica de la izquierda en Córdoba (desde hace años con el apoyo indispensable del Partido Socialista) puede tener algunos problemas para seguir en el gobierno de la ciudad tras las próximas elecciones locales de 2011. Tendría que reorientar su política de alianzas sociales y ciudadanas. Afortunadamente, en Córdoba existe desde hace tiempo un poso político histórico de la fuerzas de la izquierda, de las que apuestan por el progreso real, por remover los obstáculos económicos y sociales que impiden la igualdad real y efectivas entre los ciudadanos, y de las que apuestan por la extensión de la cultura como factor de cambio. Y este gran acervo político es muy importante y significativo, en realidad, es un valor democrático a conservar y a fortalecer.

Las personas que nos consideramos parte de la fuerzas de progreso social en Córdoba tenemos un deber moral, recuperar la ilusión y la fuerza ideológica personal de pertenecer a esa tendencia, sin complejos. Ahora, con más razones que nunca, los severos efectos de la crisis económica sobre los más débiles de la sociedad, hace más evidente aún lo perjudiciales que son para el interés general las políticas neoliberales que se propugnan desde la derecha política y social. Y en Córdoba, también hay que parar a esa tendencia conservadora ultraliberal, que a nivel nacional se opone incluso a subir las pensiones mínimas, y genera crispación constante sobre cualquier tema, siempre en negativo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios