Cultura

El puñetero Batman

  • Frank Miller y Jim Lee firman una obra honesta y avanzada

Vale, lo reconozco, me he tomado mi tiempo. El tebeo salió en 2009 y pasé de comprarlo; un amigo se ofreció a prestármelo -en inglés- y pasé de leerlo; lo he tenido frente a mí mil veces y me he vuelto a mirar para otro lado. Pienso que si me lo hubiese topado en la calle, tirado por el suelo, lo habría pisado y habría seguido caminando. Quizá suene a excusa, pero han de saber que a todo contribuye el que el citado amigo me previniese de la ínfima calidad del tebeo, amén de que obtuve esa misma impresión de las dos o tres críticas que uno, de natural curioso, fue cazando por aquí y por allí. El caso es que, ahora que lo pienso, no han sido dos o tres, sino cuatro o cinco o seis, bueno, tantas que al final no he tenido más remedio que comprármelo. Y leerlo.

Vamos por partes. De los dibujos de Jim Lee no hablo porque parece que habemus consenso, que el cien por cien opina que son morrocotudos y no voy a ser yo menos. Y además, viene siendo tradición darle cinco estrellas al dibujante surcoreano de nacionalidad estadounidense, ya incluso desde los estropicios aquellos primeros de Image, de los que se salva en casi todas las palestras. Pero, ay, que la cosa la perpetra también Frank Miller. Y claro, Miller es un ícono -así, con acento en la i, para que suene más divo-, y nos hizo flipar a todos con su Daredevil, que es tan común citarlo que resulta ya hasta burdo. Y fue él el que redefinió precisamente al cruzado enmascarado o al cruzado de la capa o como leñe se le diga al tipo este que protagoniza las películas de Christopher Nolan -las cuales, por cierto, son adaptaciones sui generis de los tebeos de Miller, ya lo habrán notado-. Me refiero, ustedes lo saben, a Batman; y lo de Miller, por no abandonar el terreno de lo consabido, es The Dark Knight Returns y Año Uno -también está el DK2, que vino luego, pero de este no les hablo, o, mejor dicho, convengamos que lo que escriba del All Star Batman y Robin sirve para ambos.

¿Por dónde iba? Ah, bueno, sí, el All Star Batman y Robin, lo último de Batman escrito por Frank Miller -así resumido no tiene tanta gracia-. ¿Que qué me parece? Pues una virguería, ¿no? Y ojo, en el sentido coloquial del término, no en el resto de acepciones del DRAE. Aclarémonos, me vale la cuarta entrada: "Cosa excelente, extraordinaria". Porque a ver dónde se ha visto un tebeo de superhéroes tan honesto como este, tan avanzado en su concepción del superhéroe, tan divertido, tan canalla, tan sincero. Los hay pares si se quiere -y personalmente prefiero los de Gerber, aunque, claro, estos los prefiero a casi todo-, pero no mejores. Los muchachotes de las mallas que pululan por el All Star son una patada en el estómago, sí, fascistas, sí, desquiciantes, vale, más serios que el copón y pelín sádicos. Si las rotativas imprimieran fragancias me puedo imaginar el olor del nuevo Batman. Es ultimate, está como un cencerro, tiene el léxico y los modales de un troglodita. ¿Es una parodia? No, hombre, no, la parodia son los otros, los que se dicen de verdad, este es real como la vida misma. Ponte un traje y remedia el mundo. Sólo faltaría.

l crashcomics.blogspot.com

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