Cultura

"Siempre he estado en el dolor"

  • La escritora suma otro logro en su trayectoria con el Premio de la Crítica por su obra 'Cartas de enero', un poemario en el que ensaya nuevas soluciones formales

Un gran premio no eleva la calidad de un poeta, pero sí las posibilidades de proyección de su poesía. Que la obra de Juana Castro (Villanueva de Córdoba, 1945) llegue a nuevos lectores gracias al Premio de la Crítica será sin duda una buena noticia para este género literario.

-Un reconocimiento que compensará en parte el dolor que desprende Cartas de enero...

-Es que yo siempre he estado ahí, en el dolor, es mi campo, aunque trate otros temas como el amoroso... Yo parto de la vida real para ser otra cosa o intentar serlo, porque el dolor encuentra en la poesía su curación o su consuelo.

-Competía con grandes poetas y libros. Supongo que la noticia la llenó de satisfacción.

-Ayer -el sábado, para el lector- fue un día feliz. Hoy -ayer-, ya no... Te llaman, te lo anuncian y te das cuenta realmente de que todo es polvo, no es más que flor de un día. Al día siguiente ya es ceniza, y la vida y el camino continúan... Cuando pasan estas cosas te das cuenta de la tontería que supone aspirar a estar siempre en la brecha. En realidad, mi ilusión, mi deseo es retirarme al campo. Lo que ocurre es que aquí está mi madre, y hay que estar pendiente de ella.

-¿Qué supone este libro en su trayectoria?

-Hay un cambio en la forma, es una obra novedosa en mi trayectoria desde el punto de vista estilístico. Establezco un diálogo con mujeres coetáneas mías y también con los nuevos poetas. Hay una renovación a partir de la sintaxis y el estilo. Conviven poemas más clásicos con esos otros que apuntan una forma nueva. La temática es el diálogo entre el pasado y el presente, entre la niña de ayer y la mujer de hoy.

-Cartas de enero forma parte de un volumen presidido por la antología Heredad. ¿Por qué apareció publicado así y no de forma autónoma?

-Desde la editorial -la Fundación José Manuel Lara- me pidieron eso. Querían una antología, para que los lectores tuviesen una visión general de mi trayectoria, junto a un libro inédito. Cartas de enero no es un apéndice de Heredad: son dos libros en un mismo volumen.

-En su día subrayó el componente de perplejidad que define esta obra.

-La perplejidad aquí es la incomprensión del mundo, que es algo que yo padezco en lo más cercano, en los familiares, en el universo digital y todo eso.

-¿Qué escribe ahora?

-He iniciado dos caminos distintos, pero creo que me centraré en lo que he estado haciendo últimamente: sumergirme en el mundo de los mayores.

-¿La mujer va conquistando espacios en la literatura?

-En los ámbitos del arte y la literatura creo que el proceso de avance de la mujer es más lento que en otros. El motivo es que dependemos de la tradición y que el peso de ésta es muy grande. Me refiero a la mitología y la religión, y como ejemplos palpables ahí están el refranero, las letras del flamenco o la copla, los cuentos tradicionales, el cine... Es una situación de la que no salimos: avanzamos un poco pero luego retrocedemos. Y también ocurre que no podemos abjurar por completo de lo que constituye nuestra cultura. Hay cuestiones que tenemos que reconocer desde el punto de vista de la recepción cultual pero, al mismo tiempo, intentar construir otros referentes. Es un proceso en el que la mujer va más deprisa que el hombre, y esto provoca un desnivel. La mujer es la que sigue cuidando a los niños y los ancianos, limpiando en las casas, manteniendo el entramado de las relaciones familiares. Cuando hablo de perplejidad también incluyo estas cuestiones de género. Cargamos con todo ese peso, y yo diría que bendito peso, porque el día que caiga...

-¿Qué le ha parecido la octava edición de Cosmopoética, en la que ha participado?

-La primera parte del festival puede tener más o menos público, pero va calando en la ciudad y los colegios, y por ahí es por donde hay que seguir insistiendo. Hay que trabajar el componente educativo y que tenga continuidad. La semana grande es la que congrega a más gente, y hay un público muy variado, formado no sólo por poetas y la gente que lee habitualmente poesía. Córdoba se está convirtiendo en un referente de la poesía, y esto es algo que puede durar o no. Por eso insisto en que la educación desde abajo es fundamental.

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