Hace más de un año que la sierra de Montoro acogía el rodaje de La mula, una película basada en el libro homónimo de Juan Eslava Galán que retrata las vicisitudes de Juan Castro (Mario Casas), un joven militar que combate en el frente de Peñarroya, más preocupado por mantener con vida a su mula, a la que encuentra extraviada en mitad del campo de batalla, que por luchar.

Muchos son los problemas a los que se ha enfrentado la productora española Gheko Films desde los últimos días de grabación. Impagos y deudas que culminaron con el abandono del set por parte del director de la película, Michael Radford. Desde entonces, los desacuerdos y acusaciones entre Gheko y la productora británica Workhorse -propiedad del propio realizador- y la irlandesa Subotica han dado lugar a un litigio que ha impedido estrenar la película.

Sin olvidar los problemas con Ignasi Guardans, el exdirector del Instituto de Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), que impidió la comercialización de la película por no someterse la productora española a sus exigencias.

Esta dura batalla de Gheko Films comenzó cuando los coproductores inglés e irlandés dejaron de aportar la financiación comprometida. Según Alejandra Frade, cabeza de la productora española Gheko Films, entonces buscaron a un inversor "que les prestaría el dinero a ellos pero exigía que el productor español se lo devolviera a él". El pago se realizaría a través de "la cesión de sus derechos internacionales a cambio de una libra y un contrato de cesión de todos los ingresos españoles sin contraprestación ninguna".

Gheko se negó a aceptar esta propuesta por ir contra la ley y no garantizar el pago de los gastos en España y como medida de presión, tal y como reconoce John Woodward, director general del UK Film Council (UKFC), en un documento dirigido a Ignasi Guardans, el director abandona el rodaje.

La empresa española se hizo cargo del total de la producción hasta su finalización y acudió al ICAA. Sin embargo, la ayuda que esperaban encontrar se convirtió en más trabas ya que Guardans propuso a Gheko que se sometiera a una serie de exigencias si quería comercializar la película. Ante su negativa, el pasado mes de septiembre el director del ICAA decidió no calificar la película para su exhibición en salas.

En octubre saltó a la luz la noticia del despido de Guardans y es cuando la productora española obtuvo acceso al expediente del filme, en el que se observan irregularidades que la llevaron a interponer el pasado 8 de febrero una querella contra el exdirector del ICAA por prevaricación, cohecho, tráfico de influencias y corrupción en transacciones comerciales internacionales; y contra John Woodward, Michael Radford y Simon Perry, director general de la Irish Film Board (IFB), por cohecho, tráfico de influencias y corrupción en transacciones comerciales internacionales.

La querella también va dirigida contra Tristan Orpen Lynch, miembro del consejo del IFB y coproductor irlandés, y María del Carmen Hernández Antolín, ex subdirectora general de Fomento de la Industria Cinematográfica y Audiovisual.

Días más tarde el ICAA da a La mula la calificación y comunica "que se ha iniciado un proceso para declarar a la película lesiva", es decir, que daña el interés público, explica Frade sin saber el motivo de este calificativo, ya que "es una película que cuenta la Guerra Civil desde un punto muy humano y muy reconciliador".

La responsable de Gheko Films apunta que están preparando otra demanda contra Worhorse, que administra Radford, y contra Subotica, que administra Tristan Lynch, "para reclamar todos los daños y perjuicios", aunque "se presentará en el momento en que se termine con el largo suma y sigue de daños causados".

Antes de admitir la querella, el juez ha pedido diligencias, así que ahora "estamos a la espera de lo que el juez decida", manifiesta Frade, que espera "estrenar la película lo antes posible".

Mientras tanto, esta producción protagonizada por Mario Casas, Secun de la Rosa, María Valverde, Pepa Rus y Jorge Suquet y rodada en su mayor parte en Córdoba sigue sin llegar a los cines y permanece en un limbo del que pronto espera salir.