Cultura

Bajo el mar

Artista: Hisae Yanase. Lugar: galería Arte21 (C/ Manuel María de Arjona, 4). Clausura: 12 de diciembre. Horario de visitas: lunes a viernes de 17:30 a 20:30. Sábados de 11:30 a 13:30.

Tomando como punto de partida una leyenda o cuento infantil japonés sobre los ambivalentes comportamientos de las medusas, la artista Hisae Yanase (Chiba Impagún, Japón, 1943) continúa sus reflexiones sobre el contexto natural y el paisaje expandido, en una exposición en la que además de esas nuevas experimentaciones con el soporte pictórico con las que nos venía sorprendiendo desde hace unos años presenta nuevas incursiones y reflexiones sobre los distintos procesos y trabajos que en el marco de la escultura cerámica viene desarrollando desde sus inicios.

Con el simbolismo poético al que nos tiene acostumbrados desde series como Paisaje interior o Usus, Hisae Yanase vuelve en esta exposición a reconsiderar el legado metafórico de la tradición oriental para hacernos reflexionar sobre el mundo presente, tomando a la medusa como elemento en torno al cual hacer pivotar sus señales de emergencia sobre los excesos del mundo en el que vivimos y desde el punto de vista plástico sobre la capacidad de seducción de sus movimientos y la extraña apariencia que pueden adoptar.

Tras un viaje por la zona de Kabira, Yanase se ha decido a presentarnos aquí su extraña flora marina y sus kurague (medusas en japonés), en una exposición que parte de sus experimentaciones cerámicas con el gres, la terra sigilata, el manganeso y los distintos óxidos para recalar en sus aplicaciones de la técnica del batik a sus pinturas de pequeño y medio formato como en Kaitezu y continuar con esas pequeñas esculturas espongiformes a modo de instalación sobre pared que nos anuncian las que van a ser las piezas finales de la exposición, Kabira, Sango y Enosime.

En estas tres piezas, a modo de instalación, Yanase vuelve a reconsiderar la tradición japonesa de colocar una piedra colgando del techo para marcar un lugar donde está restringido el paso, para hacernos reflexionar sobre el fin del mundo y ese espacio en el que las medusas yacen sobre tierra firme convertidas en extrañas formas de silicona, mientras las rodean unas cajas de luz (en la primera utilización que de la fotografía hace la artista en uno de sus proyectos) y una instalación de extraños organismos marinos (a veces con apariencia humana) que se expanden por las paredes de la sala.

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