Los Patios se llenan de arte. Su atractivo innato queda aumentado por obras contemporáneas a través de una muestra que dialoga entre lo cotidiano y lo experimental, lo tradicional y lo moderno. Instalaciones, videoproyecciones o murales con una gran carga de simbolismo llenan desde hoy 16 patios de Córdoba a través de la muestra El patio de mi casa, organizada por la Fundación de Artes Plásticas Rafael Botí.

Tortugas en el patio de recibo del Archivo Municipal, caracoles en el de la calle Pastora número 2, hormigas que se comen una ciudad de azúcar en la Facultad de Filosofía y Letras, una barricada en la que crece hierba en el Palacio de Viana, una fuente de la que brota sangre en el patio del número 3 de la calle La Palma o un mural realizado con plastilina en el número 50 de la calle San Basilio, forman parte de una experiencia única que se desarrollará hasta el 29 de noviembre.

El proyecto, ideado por la gerente de la Fundación Córdoba Ciudad Cultural, Carlota Álvarez Basso, está comisariado por el crítico cubano Gerardo Mosquera, que reconoce el "duro trabajo" que supuso para él escoger entre todos los patios que se presentaron a la convocatoria. Sus criterios de elección se basaron "no tanto en la calidad del patio, sino en la manera en que los artistas en que había pensado se podían ajustar al patio", explica. La "compatibilización" entre ambos elementos era fundamental para el buen funcionamiento de este proyecto. "Hay patios que no participan pero no porque no sean maravillosos, sino porque traté de ver los que, por sus detalles, vinieran bien para los artistas", aclara Mosquera.

El comisario confesó que en un primer momento los artistas se asombraron, incluso asustaron, ante el desafío que suponía introducir una obra en este contexto. "Me decían: '¡Los patios son tan excepcionales que me van a noquear!", asegura. Tras varios meses y tras ver el resultado está "muy contento porque los proyectos que han concebido son muy dialogantes", ya que una de las premisas para la creación de estas obras era que "no se use el patio como espacio para mostrar el arte, sino que el arte y el patio dialoguen al mismo nivel", reconoce.

Otro de los criterios que debían seguir los artistas era "construir un contenido con un mensaje y hacer una obra que no sólo fuera para los entendidos del mundo del arte, sino capaz de ser comprendida por la gente de la calle sin que por eso perdiera rigor". La muestra pretende así llamar la atención de los ciudadanos hacia las nuevas corrientes artísticas, una deficiencia cultural muy acusada en Córdoba. "A veces la falta de interés por el arte contemporáneo no es culpa de la gente sino del propio arte, que a menudo es muy elitista y cerrado, por eso esto es un intento de abrir, comunicar y conocerse", puntualiza el comisario.

Así, el objetivo de la muestra es que conversen y se expresen los contenidos culturales y tradicionales de los patios con los contenidos más contemporáneos que tienen los artistas. "Esperemos que este proyecto contribuya a que la gente pierda el miedo al arte contemporáneo, pero a la vez que éste pueda demostrar que es capaz de conversar con la gente de la calle", puntualiza.

Mosquera ha mantenido una comunicación directa con los artistas y además ha contado con la ayuda de Óscar Fernández, comisario asistente. Afirma que los propietarios también han sido una figura clave para la realización de esta idea porque "se han portado con un entusiasmo y una generosidad nunca vistos". Además, Mosquera resalta que los artistas "están encantados" con la flexibilidad y la apertura que han mostrado los dueños de las casas seleccionadas. "No se ven muchos casos en los que el arte contemporáneo se abra a un público más popular y hacia la tradición. Aquí se ha establecido un diálogo particular que me parece muy productivo para las dinámicas culturales actuales", finalizó Mosquera.