Con humildad, sencillez, entusiasmo, simpatía y algo de nerviosismo, el poeta cordobés Eduardo García pasó ayer a engrosar la lista de los escritores galardonados con el Premio Nacional de la Crítica en lengua castellana por La vida nueva, una obra que constituye "un canto al deseo de principio a fin" y que el autor describe como "un libro peculiar, extraño y ajeno al gusto de la época". Entre los más grandes, junto a José Hierro, José Manuel Caballero Bonald, Gabriel Celaya, Vicente Aleixandre o Luis Rosales, porque este premio es un galardón que "ha tenido una historia espectacular de grandes figuras", como admitió el propio García.

Una llamada del presidente del jurado dio la buena noticia al poeta cordobés en la mañana de ayer, cuando éste se disponía a visitar la Feria del Libro. "Me ha dejado de piedra, nada más lejos de mi imaginación que la vida me fuera a dar una sorpresa de este tipo", confesó García. "Este es un premio de una categoría tal que no me lo esperaba. Sabía que en la nómina había algunos autores admirables", añadió.

Desde el punto de vista literario este premio supone el reconocimiento a "una obra madura, desarrollada al cabo de los años, tiempo de encierro y trabajo solitario". "He sido una hormiguita que ha estado juntando la leña y trabajando y escribiendo, escribiendo y escribiendo", explicó emocionado el poeta. Además, Eduardo García tiene plena consciencia de que "va a cambiar mi vida, sobre todo cómo mi obra es percibida por la gente".

La obra ganadora, La vida nueva es "una apuesta muy atrevida por mi parte porque en un mercado bastante normalizado decidí escribir la poesía que deseaba por encima de todo". En este libro García ha utilizado todo su aprendizaje, que ha dado como resultado "una poesía muy personal, muy en solitario, no tanto en las huellas de otros excelentes poetas". En La vida nueva el escritor cordobés ha pretendido revitalizar la poesía alejándose de la "tradición elegíaca" que la ha dominado durante mucho tiempo para llegar a "una poesía del canto a la vida y al deseo de transformación". Respecto al lenguaje, el autor ha recuperado el estilo vanguardista en este libro que es "un intento de hacer algo nuevo pero que dialoga con la tradición vanguardista contemporánea".

Este poemario ha supuesto un punto de inflexión en el estilo del autor: "mi voz ha evolucionado muy sensiblemente, es el libro más valiente que he escrito nunca porque corría el riesgo de no ser comprendido".

El poemario nace de una experiencia personal de transformación del autor "porque al llegar a los 40 descubrí que tenía una paz de espíritu que no había tenido en los últimos 15 años", por eso esta obra "es un canto a la vida, al deseo y una invitación al lector a la transformación y al atrevimiento porque en nuestra mano está pelear hasta el fin por el objeto de nuestro deseo".

Aunque es pronto para asegurar que este premio abra nuevos horizontes en la carrera de Eduardo García, lo cierto es que un premio de esta categoría "me hará conquistar o al menos seducir a muchos lectores que de lo contrario no se acercarían a él", porque "un libro es leído de una manera o de otra según las expectativas que se tienen", finalizó.

Por otra parte, el cineasta y escritor David Trueba se hizo con el Premio Nacional de la Crítica en la modalidad de narrativa en lengua castellana por su novela Saber perder, un trabajo con el que según el jurado, demuestra que "no está de paso por la literatura" y no es sólo "un cineasta que además escribe". Se trata de la tercera novela del director de cine, que con anterioridad había publicado Abierto toda la noche y Cuatro amigos.