concha garcía. escritora

"Sin imaginación somos incapaces de sentir la vida con todos sus matices"

  • La cordobesa, autora de poemarios como 'Ayer y calles', 'Acontecimiento' o 'El día anterior al momento de quererle', retoma el género diarístico con 'Los antiguos domicilios'

¿Qué significan, cómo nos marcan, qué queda en nosotros de Los antiguos domicilios? Concha García (La Rambla, 1956) publica en La Isla de Siltolá su nueva entrega en el género del diario.

-¿Qué estímulos encuentra como escritora en el género diarístico?

-Tengo diarios desde los veinte años; diarios que ayudan a sopesar el paso del tiempo en sus márgenes de cambios constantes. Que haya decidido comenzar a publicarlos -en 2013 publiqué La lejanía. Cuaderno de Montevideo- obedece a la necesidad de dejar constancia de los días pasados, aunque en el fondo también late un imperativo que es el de conocerse una misma. El estímulo está relacionado con la propia escritura, con su poder transformador y evocador y, a la vez, testimonial. El diario es la habitación que se llena y se vacía, el avión donde te trasladas de país, el pozo sin fondo de las dolencias afectivas, la maleta que traslada fragmentos de las que soy y fui.

-¿Qué papel en la escritura diarística ocupa la imaginación?

-La imaginación es necesaria; una persona sin imaginación tiene menos capacidad crítica y creativa. Podemos imaginarnos vidas no vividas y, sin embargo, son absolutamente reales. En el poema es donde podemos expresar con mayor abertura la imaginación. Sin imaginación somos seres repetidos, incapaces de sentir la vida con todos sus matices, aburridos y ególatras. No ayuda a la imaginación consumir solo lo que nos dan elaborado, como las series, los partidos de fútbol y, en fin, la mayoría de programas de la televisión. Su consumo diario nos anula la capacidad de imaginar. En cambio, la lectura nos ofrece otro campo de posibilidades donde nosotros somos los principales actores.

-¿Hay un intento de explorar los misterios del día?

-Hay un intento de explorar la capacidad de la mente para imaginar y pensar, analizar y juzgar. La mente no para desde que te levantas por la mañana. El diario atrapa los detalles, los fragmentos, el jugo de las emociones, y trato de no ser demasiado severa conmigo, con mi ego.

-¿Su visión de la realidad tiende a ser poética?

-Absolutamente. La mirada es poética, eso no quiere decir que esté ensimismada entre versos y metáforas, creo que se tiene una idea de la poesía muy estereotipada que a veces roza el ridículo. Una mirada poética atraviesa el espesor de la realidad y logra penetrar en su radical contradicción. La poesía desciende a diario con la vida, tanto que a veces se confunde con ella, decía María Zambrano.

-En el marco referencial de lo cotidiano, ¿la poesía es una forma de ruptura?

-La poesía forma parte de lo cotidiano porque lo cotidiano, que es, en resumidas cuentas, el haz de realidades de las que somos conscientes e inconscientes, no se puede separar de la vida. Lo que posiblemente sí sería una ruptura es que la gente aprendiera a sentir su vida poéticamente, que se separase de sus emociones y se mirase como si mirase a otra, eso haría la existencia más leve. Llevaría, probablemente, a salir de los miedos y de los tópicos en los que estamos encerrados.

-¿Cuánto se queda de nosotros en los antiguos domicilios?

-Los antiguos domicilios ya no volverán a ser habitados, hay algo de melancolía en el título, no renuncio a sentir una ajustada dosis de melancolía. El diario lo he planteado de una manera que no es cronológica, sino espacio-temporal. Importa dónde sucedió tal cosa, en qué momento se pensó tal otra, eso puede darse cruzando el semáforo o haciendo la comida. Mucha gente se ha sentido identificada con ese cruce entre lo cotidiano y el nosotros como sujetos a quienes nos suceden las cosas teniendo siempre en cuenta que soy un cuerpo, y que el cuerpo siempre está en algún lugar, ocupa un espacio y eso es muy importante: escribir con el cuerpo.

-¿Qué escritores le interesan más en su faceta de autores de diarios?

-Cuando lees el diario de un escritor o escritora entras en otro tiempo y otro cuerpo. Es fascinante, sobre todo si quien lo escribe es inteligente y lo hace desde la mirada poética. Un diario es un método de conocimiento que no se apoya en teorías sino en el apunte minucioso del día a día. Hay diarios que me gustan mucho y siempre tengo a mano, como los de Cesare Pavese, Peter Handke, las meditaciones de Marco Aurelio, los cuadernos de Simone Weil, los de Virginia Woolf, André Gide, Witold Gombrowicz, Susan Sontag, Ángel Rama y los de Salvador Pániker. También los diarios de viajeros como los de Magallanes y Darwin, y un descubrimiento reciente, las crónicas de la escritora argentina Hebe Uhart.

-¿En qué momento se encuentra de su trayectoria literaria?

-Estoy escribiendo un nuevo poemario, es más lento el proceso de escritura, no sé cuándo terminaré, puede que pasen años. También algunos artículos de reflexión poética, pero lo que más me interesa es continuar publicando mis diarios. Estoy releyendo mis viejas libretas y elijo algunos fragmentos que me parecen interesantes por dos razones. Una de ellas es la de dejar testimonio de unos años en los que he llegado a conocer a mucha gente, realizar bastantes viajes desde dentro hacia afuera, cambiando de domicilios. Siempre estoy con mis diarios, ahora preparo unos de la Patagonia, donde he pasado, y espero pasar, largas temporadas. Recomiendo que la gente lleve un diario, que no le dé miedo escribir penando que no es cosa suya, la escritura libera y en cuanto aparecen los primeros vestigios de nuestra singularidad, comienza a adquirir el valor escondido.

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