Cultura

Vicente Amigo publicará su octavo disco en la próxima primavera

  • El guitarrista, reconocido con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, destaca el potencial conciliador que posee la música

Vicente Amigo, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2015, pasea por la Posada del Potro observando las guitarras del Centro Flamenco Fosforito y, disertando sobre el arte, declara que "no hay punto de encuentro más transparente para la humanidad que la música". Y en su reto por "hacer la música lo más de acuerdo a la verdad que encierra uno mismo", ha aprovechado el parón de la gira mundial en su casa familiar en Córdoba para meterse en su estudio y trabajar en su octavo disco, cuyo lanzamiento se prevé en primavera. Una obra de la que se conocen pocos detalles y en la que el artista, que en marzo hará un tour por Estados Unidos (Nueva York, San Francisco, Los Ángeles...), recuperará esencias flamencas de sus inicios.

A pesar de su confesa timidez, Amigo (Guadalcanal, Sevilla, 1967) se muestra cómodo y hablador, quizá porque en el escenario de esta posada cervantina el guitarrista ofreció al público sus primeros acordes con 13 años, cuando puso la cejilla "de manera diferente" a la de su compañero y "aquello sonaba a rayos".

Con gratitud, "como artista y como persona", expresa que la medalla al mérito de las Bellas Artes es "lo más grande" que le pueden dar en su país, mientras que, acompañado por su hijo mayor, recorre el museo de flamenco, parándose en cada guitarra y deshaciéndose en elogios hacia el lutier cordobés José Rodríguez.

"Estoy muy agradecido por el premio y ahora debo apechugar y seguir trabajando duro", explica el guitarrista, que desde que en 1988 ganase el concurso de Las Minas en La Unión cuenta en su palmarés, entre otros galardones, con un Grammy por Ciudad de las ideas, y ha tocado con artistas de la talla de Paco de Lucía, Camarón de la Isla y Bob Dylan.

A pesar de los reconocimientos internacionales, este guitarrista flamenco a quien le gusta recorrer su ciudad en bicicleta confiesa con una media sonrisa que se sigue poniendo "nervioso" hasta cuando toca para sus amigos, porque para él "da lo mismo tocar en Madrid, París o Nueva York". "Sigo teniendo ese pellizco al tocar, es lo mínimo que se merece el público", añade.

Por ello, no resulta sorprendente que Amigo diga que donde realmente se siente cómodo es en el salón de su casa, tocando para sí mismo: "Porque en un escenario puedes soñar, volar, pero en mi casa me siento seguro".

Un estado de plenitud que no lograría sin su guitarra: "Para los guitarrista, la guitarra es como una droga, llegas a tener una relación tan tormentosa como maravillosa con ella".

Este cordobés de acogida y de acento dice tocar para quien le "quiera escuchar", pero siempre "de la manera más honesta" que sabe y ofreciendo "lo mejor" de un melómano en continua búsqueda de inspiración, cuya sensibilidad extrema logra traducir sus experiencias en acordes de un flamenco con el que recorre "un camino lo más ancho posible".

Con Alejandro Sanz ya se atrevió a enriquecer su estilo con el pop y en su último álbum, con el productor y teclista de Dire Straits, Guy Fletcher, Amigo combina la música de su Tierra con los ritmos celtas, una experiencia que le ha permitido fundirse con esos músicos y encontrar el "punto de encuentro" porque "no hay mejor lugar de encuentro para la humanidad que la música".

"El flamenco es una forma de vida pero es solo un hijo de la música, que es la madre del arte", sostiene Amigo, quien asegura que no entiende "eso de la visión purista de la música: yo compongo respetando siempre la tradición, ofreciendo mi forma de entenderla lo más acorde posible a la belleza, al arte, a las bellas artes".

"La música es el porqué de mi vida, hasta cuando estoy de vacaciones me llevo la guitarra por si me aburro", repite el artista, que reconoce que en su rutina no le "falta disciplina" pues aunque no tiene jefe lleva uno dentro que lo encierra en su estudio a trabajar, a componer, a estudiar, porque "el camino no se hace desde el sofá de tu casa".

"Ojalá tuviera el poquito conocimiento que tengo de mi música sobre estilos como el jazz", anhela en voz alta el artista para concluir que, mientras tanto, sigue aspirando, como cuando empezó, "tan solo a ser buen músico".

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