José Álvarez. Director de las galerías Cardenal Salazar

"El proyecto del C4 hay que replantearlo desde el principio"

  • El experto lamenta la carencia de infraestructura expositiva que padece Córdoba, que obliga a muchos creadores a marcharse, así como el rumbo de la Fundación Rafael Botí.

Las Galerías Cardenal Salazar, en la Facultad de Filosofía y Letras, han consolidado su singular propuesta en el mapa local de las artes. Su director es José Álvarez, profesor del Departamento de Historia del Arte, Arqueología y Música de la Universidad de Córdoba, comisario de exposiciones y editor de la revista digital de arte Ars Operandi junto a Tete Álvarez.

-¿Qué desarrollo ha tenido hasta ahora este proyecto?

-El proyecto surgió como una iniciativa del decanato de la facultad, con la dirección del profesor Pablo Rabasco, que estuvo un curso al frente de las galerías. Yo colaboré con él desde el primer momento. Cuando él pasó a ser director de Cultura de la Universidad, recayó sobre mí la dirección de las galerías. Su propósito es eminentemente docente, con dos vertientes: la primera, que el centro en el que estamos, la facultad, sea un espacio, además de transmisor de conocimiento, generador de cultura, que participe en la creación contemporánea en todos los sentidos, en el campo de las artes plásticas en general; la segunda, que el alumnado esté inserto en los modos de producción de cultura de los tiempos actuales, porque la titulación nuestra ha tenido siempre una conceptualización mucho más historicista y ha estado al margen de las creaciones contemporáneas, por determinadas políticas departamentales. Ahora la idea es que se involucren en el proceso expositivo que se hace aquí. Los alumnos actúan en todo el proceso de la exposición, el transporte, el montaje, la realización de las cartelas, las hojas de sala y los textos de los catálogos, las relaciones con los medios de comunicación, presentaciones..., incluso trabajando en el propio comisariado. Alumnos que ya están en el último año del grado, o incluso egresados, pueden aportar sus conocimientos, con lo que damos una salida para que puedan ir tanteando el mundo de la curaduría y el comisariado. Ya han hecho comisariado alumnos como Pablo Allepuz o Sergio Rodríguez Arjona.

-¿Qué proyectos hay en las galerías para los próximos meses?

-Para la próxima temporada hay algunas cosas que tenemos en mente pero aún no puedo decir nada porque hay un consejo asesor que es el que evalúa las propuestas, del que forman parte Quino Fayos, Juan Serrano, Jesús Alcaide, Roberto González Ramos y Trinidad Murillo. Queremos hacer además una convocatoria de proyectos para el curso que viene. No paramos de tener ideas.

-Las galerías hacen una apuesta por la calidad, tanto en el ámbito de los artistas emergentes como en el de los que ya tienen más recorrido como José María Baez o Marisa Vadillo...

-Sí, también a Aurelio Teno le hicimos una exposición, fuera de programación, con motivo del Año Teno. Creo que quedó una exposición muy digna dentro de lo que fue el Año Teno. Ahora tenemos la exposición de Emilio Pemjean en la Bienal de Fotografía [Palimpsesto, hasta el 17 de mayo], para la que nos solicitaron el espacio y que es fantástica. Intentamos alternar artistas consagrados (también estuvo Jacinto Lara) con emergentes.

-Y es una manera de abrir la facultad al ciudadano y que sea un centro más vivo...

-Sí, en un sitio privilegiado, el corazón de la ciudad. La visita de turistas es continua. Además de las Galerías Cardenal Salazar, estamos habilitando diversos espacios que estaban en desuso, como el llamado Patio de Artes, donde estamos haciendo también exposiciones con otro sentido, ya que no son eminentemente artísticas; ahora, por ejemplo, tenemos una exposición de fotografía de Amnistía Internacional y anteriormente hubo una de fotografía científica. Son exposiciones en las que también trabaja el alumnado. Vamos asimismo a habilitar una zona en la Capilla de San Bartolomé con una exposición permanente de una muestra que se hizo acerca de miradas sobre la capilla. Queremos revitalizar un poco la casa para que tenga cabida todo el patrimonio artístico que tenemos.

-¿Cómo ve el panorama artístico actual en Córdoba, en términos de creadores y espacios?

-En términos de creadores, Córdoba ha sido siempre una ciudad muy productiva. Hay artistas de una calidad contrastada. El problema está en el tejido de infraestructuras, la falta de espacios expositivos. Nosotros proponemos las Galerías Cardenal Salazar, pasillos que hemos acondicionado dignamente para que se pueda ver bien una exposición, pero a fin de cuentas es un espacio reutilizado, no hecho ex profeso para exposiciones. Hay pocos sitios para exponer y un tejido galerístico prácticamente inexistente: queda una galería con entidad que esté funcionando, Carmen del Campo. Las galerías han ido cerrando paulatinamente: TulaPrints, Arte21, Cobalto... La capacidad creativa de los artistas está contrastada; el problema está en la falta de espacios en los que puedan mostrar su obra. Los artistas tienen que emigrar a galerías de otras ciudades. Muchos se han marchado y se están marchando para poder mostrar su arte.

-¿Cómo ve el compromiso de las instituciones públicas con el arte y la cultura?

-Podríamos hablar de una cierta paradoja. Hay instituciones que han cesado su apoyo a las artes plásticas contemporáneas o a la creación contemporánea como la Diputación a través de la Fundación Provincial de Artes Plásticas Rafael Botí, que cesó en sus actividades con el cambio de gobierno, y sin embargo el mismo partido está haciendo en el Ayuntamiento una política de promoción del arte contemporáneo que dentro de la atonía general está siendo muy considerada por los profesionales del sector. Por lo tanto, no es una cuestión de ideología sino de eficacia, de toma de posición y de conocer realmente cuál es la importancia que tiene la creación en la cultura contemporánea.

-¿Hacia dónde cree usted que va el proyecto del C4?

-No tengo la menor idea. Es un proyecto que lleva tanto tiempo varado que ya hay que replantearlo desde el principio. Recordemos por ejemplo aquella fachada con las vistas al río a base de luces led formando un tapiz que a modo de ordenador podía ser intervenido por los artistas. En su momento era impresionante. Pero hoy en día ese sistema de proyección de imágenes está en cualquier anuncio: lo ves en el metro, en Callao, lo ves por las carreteras... Ha perdido ese carácter novedoso que tenía. Y prácticamente el edificio, como pasen otros diez años, se queda obsoleto. No hay una línea que indique para qué va a servir el edificio a partir de que se cambiara un poco la idea inicial de producción de arte. ¿Para qué lo vamos a utilizar ahora? Evidentemente, hay que buscar una solución.

-¿Cómo va Ars Operandi?

-El proyecto tiene ya un recorrido, ahora cumplimos siete años. Está consolidado y cuando salimos fuera, porque nos invitan a jornadas sobre edición contemporánea, sobre crítica contemporánea, sobre publicaciones..., nos sorprendemos gratamente porque nos conocen mucho y nos dice mucha gente que Ars Operandi ha sido un modelo para sus propias publicaciones. Nos centramos en la creación local porque lógicamente no tenemos medios para abarcar más allá. El gran peso lo está llevando ahora Tete Álvarez. Tenemos que sacar el tiempo de donde podemos; es un trabajo que hacemos quitándole tiempo a nuestro ocio.

-¿En qué momento se encuentra la enseñanza de la Historia del Arte en la Universidad?

-En el caso de la Universidad de Córdoba y el Departamento de Historia del Arte, se optó desde hace unos años, con el cambio al grado, por enfocar la carrera en dos líneas fundamentales: la patrimonial y la de gestión de arte contemporáneo y cultura contemporánea. Sobre todo con vistas a lo que en aquel momento se creía que podía ser una salida importantísima para nuestros egresados: la Capitalidad Cultural, un sueño que pensábamos realizable y que habría sido una cantera de trabajo importante. Más allá de esto, los egresados en Historia del Arte tienen su gran campo de trabajo y de perspectivas laborales en el ámbito de lo patrimonial, en el que Córdoba es una ciudad modélica, y en la creación contemporánea. Entendíamos que el C4 iba a ser un foco de atracción y de creación en arte contemporáneo, pero esto es algo que está empantanado. También pensábamos que se iba a crear un nuevo Museo de Bellas Artes que eliminara la parálisis que tiene el museo actual por la falta de espacio y de infraestructura. Pensábamos que iba a haber una revitalización en este sentido.

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