Cultura

Un teatro de locos

Reparto: Carmelo Gómez, Javier Gutiérrez, Rebeca Montero y Chema Adeva. Versión al castellano: David Serrano sobre la obra de Ingvar Ambjornsen. Música: Mikhail Studyenov. Producción: Cote Soler. Dirección: Andrés Lima. Gran Teatro. Sábado 17 de diciembre. Entrada: Lleno.

El público llenó el patio de butacas del Gran Teatro y parte del escenario también por la puesta en escena que lo habilita par ver Elling, protagonizada por Carmelo Gómez y Javier Gutiérrez y dirigida por Andrés Lima.

Esta versión al castellano realizada por David Serrano trata de llevar a escena la historia de Elling y Jarne, protagonistas de la tetralogía escrita por Ingvar Ambjornsen, uno de los escritores noruegos mas aclamados de la literatura actual. Elling y Jarne, compañeros de habitación en un hospital psiquiátrico, reciben el inesperado premio de mudarse a un apartamento tutelado por el estado bajo la condición de integrarse en la sociedad. A partir de ahí, ambos experimentarán la cotidianidad de la vida doméstica como una aventura que los obligará a enfrentarse a sus miedos. Poco a poco y sin apenas proponérselo, un cúmulo de circunstancias y la aparición es sus vidas de una mujer abandonada por su ex tras quedar embarazada y un escritor con problemas de alcoholismo, personajes a punto de abandonar el lado de los cuerdos, ayudarán a la pareja a despojarse de su locura y descubrir el significado de lo que se considera normal.

La producción cuenta con una puesta en escena brillante. La introducción de espectadores en el escenario, un recurso que en algunos montajes se ha usado buscando un efecto vinculado más a la originalidad o la estética que a la pura necesidad, es todo un acierto. La cercanía que el reparto tiene con el público, al contrario de lo que puede creerse, les ayuda a sentirse más cómodos para compartir su intimidad. A la escenografía y elementos, justos en cantidad y proporción, los acompaña una iluminación llamativa por su sencillez y un espacio sonoro excepcional. Las notas musicales del piano de Mikhail Studyenov inundan la escena y arropan a los actores en el momento que más pueden necesitar. Todo al servicio de la interpretación de un elenco magnífico. Carmelo Gómez y Javier Gutiérrez crean una extraña pareja despojada de los estereotipos propios de las interpretaciones fáciles. Sus dos locos son auténticos y creíbles. El rigor de su trabajo lo demuestran en la multitud de detalles que aportan al hablar y en sus acciones físicas. También hay que mencionar la inestimable ayuda que reciben sus compañeros de escena. Rebeca Montero y Chema Adeva demuestran su generosidad y profesionalidad en el montaje. Con un reparto así da gusto dirigir. Andrés Lima lo sabe y una vez más, en esta ocasión fuera de Animalario (pero con ayuda de Javier Gutiérrez), logra orquestarlo con la habilidad y sensibilidad que lo caracteriza para que dos horas de función pasen sin tiempo para despistarse.

"Hay ocasiones en la vida en las que para salir airosamente hace falta estar un poco loco". Esta frase de François de la Rochefoucauld podría servir para resumir alguna idea central de Elling. Quien tuvo la oportunidad de ir al Gran Teatro pudo reír y llorar con esta historia entrañable, llena de optimismo. También pudo salir preguntando si existen tablas para medir la locura y dónde reside el límite entre estar dentro o fuera. Buena pregunta.

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