Mirando sólo el marcador, el triunfo del Prasa ante el Almoradí puede parecer un trámite, un cómodo paseo de un equipo en ascenso frente al colista. Pero el resultado esconde tras de sí una particular historia, la de un partido que sólo se decidió tras el descanso, cuando los vallesanos abrumaron a su rival después de jugar con fuego durante toda la primera parte. El caso es que el Prasa ganó y acabó gustándose, repartiendo minutos entre toda la plantilla y dando oportunidades a los más jóvenes. El equipo de Paco Castillo encadena así su tercera victoria consecutiva y se coloca a sólo dos puntos de la quinta posición, aunque para ello tuviera que pasar el pequeño bochorno que supuso el primer acto.

Porque en un ambiente frío y con muy poco público en la grada, el Prasa salió dormido y se vio sorprendido por un Almoradí que jugó sin nada que perder. Los alicantinos, amparados en la actuación de su portero, llegaron a tomar una ventaja de tres goles (2-5, min. 9) ante la estupefacción del público, que no creía lo que veía.

La reacción local llegó, aunque al tran tran, suficiente para empatar al descanso y darse cuenta de que así no podía seguir. La segunda parte cambió por completo el panorama. Castillo movió el banquillo, motivó la defensa y metió a Zubiría en la portería, cambios que se dejaron notar de inmediato en el marcador.

El Almoradí lo había dejado todo en la primera parte y ya no le quedaban fuerzas para resistir. Entonces, el Prasa sí mostró todas las diferencias existentes entre ambos equipos y pasó por encima de su rival.