Fútbol l Tercera División

Alfonso Gutiérrez, ese mago

  • El Pozoblanco noquea al Peñarroya con un fantástico partido del atacante, que hizo dos goles · Los vallesanos refuerzan su liderato · Los mineros agudizan su crisis

Se llama Alfonso Gutiérrez. Algunos en Pozoblanco lo llaman Guti, porque al igual que el ex madridista es capaz de lo mejor y de lo peor. Ayer dio un recital del fútbol que lleva dentro. En esos días en los que frota su lámpara es imparable y si no, que se lo digan al Peñarroya, al que descosió no sólo por sus goles, si no por su manera de moverse en el campo. Algunos románticos del fútbol dicen que es una pena que este jugador no esté en las ligas de las estrellas. Y es con él, el Pozoblanco fue demasiado equipo para el Peñarroya.

El cuadro de Berges se dio un festín en la segunda mitad, y si le hubieran hecho falta más goles los hubiera conseguido. El partido comenzó con un tiro al lateral de la red de Jorge García, quien avisaba de lo que se le iba a venir encima al Peñarroya. Diop estuvo a punto de cambiar los destinos del partido, pero no atinó al igual que su compañero Hugo en los mejores minutos locales.

Después, el Pozoblanco fue cogiendo el sitio y a los 17 minutos apareció Gutiérrez, quien se fue de hasta cuatro jugadores en el área y su tiro no encontró portería por poco. Hierba que pisaba, desastre que dejaba, pues en esa jugada dejó a unos tirados para un lado y a otros para el otro. Por supuesto, a sus compañeros no se les ocurría pedirle el balón, pues Gutiérrez, como los malabaristas, tenía su día de inspiración y quería bailar a su aire.

El meta Andrés sacó a los 20 minutos un balón de la misma raya. Cuando el partido se estaba poniendo emocionante, a los dos equipos les dio por despojarse del balón y los últimos minutos de la primera parte fueron un pestiño.

En la segunda, el Peñarroya sólo tuvo los diez primeros minutos, en los que David Carmona tuvo dos ocasiones muy claras, pero luego sólo hubo un equipo y ése fue el Pozoblanco. A la hora de juego, un error en cadena del Peñarroya a la salida de un córner dejó el balón muerto para Acaíñas, quien casi en el área pequeña batió a Andrés.

El gol rompió al Peñarroya, que se lanzó a por el empate a la desesperada. Fue entonces cuando el Aladino del Pozoblanco, Gutiérrez, volvió a la fiesta. Un centro desde la banda derecha lo remató en semivolea para batir como un obús la meta local. Para entonces el duelo estaba sentenciado. Quedaba un cuarto de partido y la gente ya desfilaba camino de las puertas para ver la Fórmula 1 en la televisión. Hueso y los suyos sufrían en el césped. Mientras, nervios en las gradas y pitada a Carmona cuando se retiraba.

Todavía quedaba otro gol de Gutiérrez, quien aprovechó un pase de Isidro para rematar su obra. Inspiración, talento, imaginación. Es un placer jugar de 9 en el Pozoblanco, pues quien lo hace se infla de meter goles. Hugo metió diez y Guti ya lleva seis, tres en los últimos partidos como delantero.

En el otro lado, en el Peñarroya, todo eran malas caras. Un punto de 18 posibles, cinco derrotas consecutivas y una semana difícil que se avecina. El ambiente no es del todo bueno, algo que parece poco comprensible después de lo que costó subir y de los esfuerzos económicos que está haciendo el club.

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