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La lógica gana tras 30 minutos de resistencia

Los siete tantos en contra del Cajasur no enmascaran un partido aburrido de solemnidad, falto de tensión y carente de ritmo, en el que los visitantes jugaron mejor sus armas ante un Huesca que aspira a meterse en el play off pero que sólo vivió de sus individualidades.

Está claro que los equipos que basan su balonmano en defensas agobiantes, con hombres correosos y con un nombre por hacer se atragantan al Huesca, que juega mejor contra los grandes. El equipo de Txema Senosiain salió ayer dormido. La primera parte fue soporífera, el ritmo que le interesaba a un Cajasur que se vació en una defensa 5-1 con los laterales Moyano y Padilla saliendo rápidos a cortar la circulación de los altoaragoneses.

El despiste era tal que hasta Ruano se permitió el lujo de robar un balón aéreo a Vidal, Decsi, y Hiliuk en la defensa del Huesca y marcar un gol. Fue una jugada tonta que espoleó al cuadro local. Vidal sacó su genio y encadenó tres goles, Bartolomé sumó otro tanto y se firmó un 8-4 en el electrónico. Lejos de romperse el partido, el Cajasur entro en el mismo y empató a 9 tantos obligando a Txema Senosiain a parar el partido y reconducir la situación. La imagen era la de un Córdoba muy ordenado, pero con graves lagunas en su juego que lo condenan en la tabla, y la de un Obearagón atascado, liado y con rotaciones que no servían para despegarse en el marcador.

La segunda parte comenzó con el cambio de porteros en el Huesca, pero Ruano se encontraba cómodo en el pivote, superando a Bartolomé y Ruesga. Cuando el Huesca metió la marcha extra para irse en el marcador, el partido se rompió definitivamente. La lógica de la clasificación cayó sobre un Córdoba que ofreció lo mejor de sí ante un Obearagón amparado en sus individualidades.

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