Fútbol l Tercera División

Un penalti da continuidad al gafe en La Línea

  • El Pozoblanco cae ante la Balona, que fue mejor, por un solitario gol de Copi

No pudo ser. El maleficio del Municipal de La Línea sigue intacto para el Pozoblanco, que ayer, en su decimocuarta visita al recinto campogibraltareño sufrió las embestidas de una Balompédica aferrada a un liderato que cada vez tiene menos de simbólico. Los albinegros, después de un primer tiempo cicatero, sacaron a relucir toda su calidad ofensiva, pero se toparon con un Díaz excelente al que sólo pudieron batir desde el punto de penalti.

La Balona logró el triunfo más meritorio de lo que va de curso, aunque fuese el más corto. Enfrente, esta vez sí, tuvo un rival con oficio, un equipo de Tercera en toda regla que, con las armas desplegadas en La Línea, ya se puede vaticinar que obtendrá más de un marcador positivo lejos del Valle. Bien es verdad que en ataque está en manos de la genialidad de un Quero que sólo deja pinceladitas.

En el primer tiempo, los vallesanos consigueron poner los grilletes a los de casa. Carrasco había estudiado bien a la Balona, cerró las bandas como vías de acceso a su marco y convirtió a Raúl Balsera en la sombra de Pablo Niño. Sin la inspiración del roteño, a los locales les faltó la frescura de otros días.

Pese a todo, la única ocasión clara del primer acto fue de los casa. Copi estrelló en el 15' un golpe franco en el poste. El rebote cayó junto a Ismael Chico, que logró golpear el cuero, pero no dirigirlo.

A medida que caminaba el primer periodo, los pozoalbenses le perdieron el respeto al partido y en el 35' Suanes le robó la cartera al conjunto de casa y se presentó en el área, pero golpeó mal. Muy mal.

Después del descanso se vio otro partido. La Balona atrincheró a los cordobeses. La defensa en línea de Carrasco era profanada una y otra vez por el ataque albinegro, que ahora sí que conectaba con Niño. En el 52' Thompson estrelló el esférico en el larguero y cuatro más tarde el granadino lanzó en posición ventajosa, pero Díaz desbarató.

Con el paso de los minutos el asedio al que se veía sometido el bloque visitante era más intenso, pero eso no quita que en ese papel de boxeador acorralado, el Pozoblanco dejase impronta de equipo cuajado, que sabe de qué va esto.

Las ocasiones se sucedían mas el balón se resistía a entrar. Pero en el 72' a Suanes le debió poseer un extraño espíritu que le obligaba a hacer justicia y regaló un penalti a los de casa, con unas manos impropias, incluso, de un prebenjamín. Copi lanzó con fuerza, y aunque Díaz, brillante toda la tarde, tocó, no pudo interceptar su trayectoria.

Con el marcador a favor, la Balona siguió a los suyo. A creer en su fútbol, que no conoce del balonazo. En el 80' otra vez Thompson se estrelló con el poste. Y cuando estaba todo el pescado vendido, Pablo Niño quiso tomarse la justicia por su mano y acabó expulsado en otra de las acciones infantiles del duelo.

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