Fútbol l Tercera División

El Valle, un cruce de culturas

  • En el último lustro más, de una decena de jugadores foráneos han militado en el Pozoblanco y el Villanueva · Gambeta y Ryam Harper, los últimos en desembarcar

Albanesa, argentina, estadounidense, escocesa... son algunas de las nacionalidades de los quince jugadores extranjeros que han militado en el Pozoblanco y el Villanueva en los últimos cinco años, aunque todos con dispar suerte. El caso más rocambolesco lo protagonizó Peter Lovell, mientras que Gambeta y Ryam Harper, los últimos en desembarcar en el Valle, ejemplarizan el cambio en el perfil del jugador foráneo.

El combinado pozoalbense ha sido más propenso que su vecino en Los Pedroches a incorporar jugadores cuyo rendimiento en España estaba escasa o nulamente contrastado. Así, en el último lustros, Garmendia y Enzo Noir en la campaña 2003-2004, fueron los iniciadores de una dinámica que se asentaría en las posteriores temporadas: la de la llegada de futbolistas extranjeros a la entidad blanca. Ambos fueron testigos del último ascenso del club a Tercera, hecho que no impidió su marcha al final de la misma.

El delantero, con 21 años por aquel entonces, regresó dos cursos después para permanecer dos años más en la entidad que hoy preside José Antonio Bravo. La vuelta del argentino en el verano de 2005 estuvo acompañada del desembarco del sueco Mika Thoren, quien a la conclusión de dicho ejercicio abandonó la entidad. Mientras, Enzo Noir permaneció una campaña más, en la que firmó su mejor actuación como jugador del Pozoblanco con ocho tantos, poniendo rumbo más tarde a Los Barrios. El Ceuta fue su paréntesis antes de regresar a Andalucía, donde hoy está enrolado en la Balompédica Linense.

Precisamente sería en la temporada 2006-2007 en la que coincidirían hasta seis extranjeros en el plantel vallesano. En el mercado estival arribaron la terna de argentinos conformada por Maximiliano Canavesio Maxi, Nahuel Santos y Tucho Domínguez, así como el desconocido Peter Lovell, quien llegó semanas más tarde y no llegó siquiera a debutar.

El fichaje del estadounidense -con la doble nacionalidad italiana- bien podría pasar por una novela de surrealismo. Primero, no contaba con los papeles en regla; a su llegada a Pozoblanco, se equivocó al bajarse del autobús y lo hizo en Alcaracejos; no estuvo a las órdenes de Pepe Hueso hasta el mes de noviembre; y cuando estaba dispuesto para poder jugar, no hizo acto de presencia en la semifinal de la Copa Diputación ante el Villanueva (0-4). Con este currículo, sólo podía tener un fin: la rescisión de su contrato en el mes de diciembre.

En cuanto a los argentinos, Maxi cubrió la baja de Madrugón en el centro de la defensa, mientras que Nahuel Santos ocupó el lateral zurdo. Por su parte, Tucho Domínguez estuvo gafado, pues una lesión en el ligamento cruzado de su rodilla al comienzo de la temporada le impidió demostrar sus aptitudes en el centro del campo. El primero se desvinculó en enero para fichar por el Don Benito, mientras que el resto abandonaron la entidad al término del curso, coincidiendo con la llegada de José Antonio Neva al banquillo.

Aunque antes, en el mercado invernal, el delantero argentino Franco Huberto Dalle Mura y el albanés Febrón Ziu -junto con Isidro- reforzaron el equipo, pero tampoco convencieron y acabaron por dejar el club.

El pasado curso Bravo, asesorado por Neva, pareció escarmentar de tanto descalabro y apostó por el producto nacional -con el que rozó la fase de ascenso-, pasándole el testigo al Villanueva. En el conjunto jarote concurrieron hasta tres argentinos y un brasileño a lar órdenes de Rafa Carrasco. Los centrocampistas Diego Romero y Mazzina, así como el defensa Elvio Zamuner y lateral diestro carioca Armindo resultaron fundamentales para elevar al plantel rojillo hasta la fase de ascenso, pero la política de austeridad impuesta en el club dio al traste con su continuidad.

Ahora, ambos equipos han confeccionado sus plantilla dejando a un lado los excesos de campañas anteriores, depositando su confianza en el producto autóctono, salvo dos excepciones. Precisamente, éstas han significado la guinda de ambos proyectos. El argentino Gambeta ha firmado por el Pozoblanco, mientras que el escocés Ryam Harper ha hecho lo propio con el Villanueva. Ambos contaban con experiencia en la categoría y en sus respectivos estrenos ya han demostrado el porqué de su incorporación. El pozoalbense ya debutó ante el Mairena con el resultado adverso, pero como titular deslumbró -abrió la goleada vallesana- en el Municipal el pasado domingo frente al San Roque (3-0), al igual que el punta escocés, quien, a pesar de su tanto, no pudo evitar la derrota rojilla en Coria (3-2). Sin duda, un buen presagio para el resto de la temporada, pues por lo menos ellos han comenzado con mejor pie. Algo es algo en este entresijo de culturas que ha supuesto el Valle de Los Pedroches en los últimos cinco años.

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