Balonmano l División de Honor B

El Prasa se sube al liderato

  • Los vallesanos desarbolan al Almoradí, que llegaba primero e invicto, en un partido muy completo · El Juan Sepúlveda vive otra fiesta en un inicio de liga genial

Salían los aficionados del Juan Sepúlveda diciendo "ya somos los primeros". Porque ya no se sueña en Pozoblanco con la promoción, sino con ser primeros al final viendo como está el equipo. El Prasa es como el reparto de una película donde nadie es protagonista y todos lo son, pues son actores de primera línea. Un estilo a los hombres de Harrelson, donde una vez dispara Serrano, luego le toca a Espigol, para que le siga Álvarez, Vico, y en el puesto de detención, de defensa, están los Bartolomé, Escobedo o Damont.

La película de este año parece que va a tener un final feliz y va a estar divertida para una afición que ya enloquece. Ayer ganó al que era líder, Almoradí, al que no sólo le quitó el primer puesto, sino que se lo quitó del partido desde el inicio hasta el final.

El duelo de centrales Álvarez-Latorre quedó en tablas. En la primera ganó Álex y en la segunda Fernando, ya que a Álex lo tuvieron que parar con una mixta.

El Prasa encontró pronto la puerta de Rey Enrique, quien de rey ayer sólo tuvo el nombre, pues fue un villano en manos de los lanzadores del Prasa, que lo acribillaron desde todos los lados.

Los vallesanos, en la primera parte, acabaron con la ventaja que casi siempre tuvieron (tres arriba), aunque con el toque de la bocina vino la polémica. Al Prasa no le dieron el gol porque el claxon sonó antes y al Almoradí le excluyeron dos hombres por esa teoría de los árbitros de compensación por las pérdidas.

En ese pleito perdió más el conjunto alicantino, pues arrancó la segunda en un cuatro contra seis. El Prasa puso ya tierra de por medio quitándole cualquier sueño de remontada a los visitantes, que sólo tiraron de bravura y de su melenitas Latorre, quien salvó a su equipo de una paliza aún mayor gracias a sus ocho tantos.

El pabellón despidió a los suyos como antiguamente, en pie y con esa locura colectiva de antes. En Pozoblanco ya ha nacido una estrella: Álvarez. Castillo no tuvo que utilizar a Vilches y usó sólo a Barrero en meta, quien nos recordó a De Hita. Barrero tiene la misma raza que el manchego y conecta con la grada. De Hita llegó siendo nada a Pozoblanco y salió como héroe, y Barrero va camino de hacer lo mismo. Este año sí, se grita en Pozoblanco.

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