Cuando un equipo se deja el alma en el campo y las cosas no salen como se esperaban, siempre se puede buscar una justificación. Nadie está exento de fallar, pero el esfuerzo es lo mínimo que un profesional del fútbol debe exponer cuando salta al campo representando unos colores.

Pues bien, ayer los futbolistas blanquiverdes debieron olvidar ese mínimo precepto cuando saltaron al Juegos del Mediterráneo, porque la primera parte del conjunto de Oltra fue bochornosa. Ni intensidad, ni ganas, ni orgullo propio. Y así es muy complicado, por mucho que el rival atravesara un momento malísimo de la temporada, con una victoria en los últimos nueve encuentros. 45 minutos bastaron al Almería para pasar por encima del Córdoba, algo que habría hecho cualquier otro equipo, vista la actitud con la que los blanquiverdes saltaron al césped.

Los fallos en la marca, la falta de intensidad, la poca predisposición al esfuerzo... dibujaron un panorama desalentador que sólo varió algo tras el descanso. Ayudaron los cambios a ello, aunque también el paso atrás que dio el rival, sabedor de que el partido estaba ganado.

El amago de reacción sirvió al menos para salvar la cara de un equipo que, visto lo visto, debió salir goleado de Almería.