La afición del Córdoba es feliz. Y lo cierto es que tiene motivos sobrados para hacerlo, porque en apenas siete días su equipo ha cambiado de cara radicalmente. Lo que en Huesca parecía tornarse en pesadilla, se ha convertido de repente y casi sin esperarlo en una balsa de aceite. Tres victorias, con cuatro goles a favor y ninguno en contra, tienen la culpa de esa transformación. Y ya se sabe que en el fútbol mandan por encima de todo los resultados, que son los que al final quitan y ponen a jugadores o entrenadores, e incluso terminan precipitando la caída de algunos presidentes.

Por eso, la afición blanquiverde está inmersa en la ola positiva de su equipo y el dictamen negativo del Consejo Superior de Deportes y del Ministerio de Economía sobre los dividendos que la directiva repartió hace meses quedó en segundo plano. No se escucharon reproches al palco, porque el equipo evitó cualquier bronca y nadie se atrevió a crispar el ambiente en lo que parecía una tarde idílica en El Arcángel.

Eso sí, la información publicada el pasado viernes por el Día tuvo su eco en la grada y antes de que rodara el balón fue la comidilla en todas las conversaciones de grada. No eran pocas las que tomaban medio a sorna el asunto, sobre todo porque la atomización de esa parte de acciones del conjunto blanquiverde que está en manos de los accionistas minoritarios es tan pequeña que deja las cifras económicas en prácticamente una anécdota. Aún así, quien más y quien menos tuvo que aguantar la típica broma del compañero de asiento sobre la posibilidad -o algo más que eso- de tener que devolver el puñado de euros que hace un par de meses cobró por los famosos dividendos, en aquella medida que el club vendió como pionera y que, efectivamente, así la confirmaron desde el CSD y el Ministerio de Economía. Tan pionera que, de momento, parece que no se ajusta a la legislación vigente y será revocada.

Esa sorna con la que muchos trataron el tema seguro que no se reprodujo en el palco de El Arcángel, ni en el visible, ni en el privado desde el que siguió el encuentro el presidente Carlos González. En su caso, o en el de su empresa Ecco Documática, la cifra a devolver sería mucho mayor, por lo que la broma en este caso carecía de sentido. Al menos, el equipo de momento le está evitando al presidente más de un toque de atención por parte del respetable.