Una gran puesta en escena, ocasiones clarísimas erradas y un desajuste atrás que resultó mortal de necesidad. Ese es el resumen de la primera parte del choque de ayer. 45 minutos en los que el Córdoba mereció más, porque luego en la segunda mitad los de Oltra ya no fueron los mismos y se mostraron incapaces de superar a un rival que tampoco se defendió de manera muy segura.

De inicio el Córdoba explotó los carriles para hacer daño al Llagostera, que pareció salir a verlas venir. Domingo Cisma ganó la línea de fondo en un par de ocasiones y Fidel superó a Edu Oriol una vez tras otra. El Córdoba tuvo el balón y llegó con claridad. Además, cuando no lo tuvo lo recuperó de manera rápida y eficiente. Pero los blanquiverdes perdonaron y lo pagaron caro en la primera ocasión del Llagostera, en la que un desajuste defensivo a la hora de tirar el fuera de juego costó el decisivo gol.

A partir de ahí, el duelo se nubló. El Córdoba llegó al descanso atacando y tratando de empatar sin éxito. Pero tras la reanudación, las prisas agobiaron a un equipo que abusó del juego interior, cuando sus mejores minutos habían llegado atacando por los extremos. Los cambios tampoco solucionaron nada y el recurso a la desesperada de la defensa de tres tampoco resultó.