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Mala suerte sí, pero no solo eso

  • El Córdoba da vida a un rival que estaba muerto y cae ante su afición

Oltra dejó claro en sala de prensa el sentimiento de incomprensión por el desenlace del duelo ante el Leganés. La expulsión de Razak y la pifia de Luso -loable su predisposición a ocupar la portería sin ser su cometido- dibujaron un panorama muy distinto al que asomaba en el minuto 80 del partido.

Pero no es menos cierto que los partidos se juegan hasta el final y que el Córdoba se empeñó en no ganar, regalando el balón a un rival que tras verse con el 2-1 en contra y uno menos, tiró de orgullo para irse arriba ante la pasividad del conjunto blanquiverde.

Ya el partido empezó mal, porque si Víctor Pérez no está inspirado al Córdoba le cuesta crear juego con claridad. Eso sí, la válvula de escape que significa Florin permite sacar el balón en vertical y que el rumano invente. Como ayer, con ese penalti que dio vida al equipo al borde del descanso. Hasta ese momento el Leganés amasó el balón pero no golpeó.

Los golpes llegaron tras el descanso y cuando el Córdoba tuvo de nuevo el partido de cara no supo rematarlo, ni siquiera dormirlo. A partir de ahí, apareció la fatalidad para ver como Razak era expulsado cuando ya no quedaban cambios a Oltra. Pero no todo fue mala suerte ayer; con 2-1 y un hombre más, dejar crecer al rival es un riesgo demasiado alto que el Córdoba ayer pagó muy caro.

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