El Córdoba encajó en Valladolid su tercera derrota en cinco partidos. No fue una más, sino la más dolorosa del curso, superando el varapalo de Leganés de hace una vuelta, aunque con pasajes parecidos. El equipo no compareció en ningún momento, incapaz hasta de reaccionar pese a los dos golpes consecutivos encajados en apenas diez minutos. Otra vez falta de actitud para arrancar, otra vez regalos defensivos. Y en esta ocasión, nula capacidad para reponerse.

Con Dalmau y Gálvez titulares, Oltra optó por la continuidad. No había por qué tocar lo que funcionó en Almería. Sin embargo, lo que hace bueno al dibujo es las ganas de jugar. Y en Pucela no aparecieron. Desde el inicio, el Valladolid fue mejor por fuera y por dentro, ganando el balón, pero también los espacios. Hasta el 2-0 y después, pues siguió llegando, empujando hacia su portería a un equipo que ni defendía ni atacaba, ni presionaba ni disparaba.

Tras el descanso, el Córdoba apareció con mejor cara pese a hacer sólo un cambio. Duró lo justo. Luego el equipo se hizo muy largo, lo que favoreció las transiciones locales que terminaban siempre en ventaja ante un Razak que mantuvo a los suyos. Pero el ataque siguió romo, con un primer disparo a puerta ya pasado el 75', si bien Kepa tuvo que aparecer para evitar un susto final local.