El Córdoba ya sabe definitivamente a lo que juega y lo cierto es que en su estilo es un equipo sólido y que logra victorias con una pasmosa tranquilidad. Ayer, le bastó la verticalidad de sus hombres de ataque y una buena colocación defensiva para sumar otros tres puntos en casa, esta vez sin que el rival apenas lograra inquietar a Razak.

Con el 4-4-2 clásico de Oltra, el Córdoba arrancó esta vez bastante enchufado y el gol de Fidel le permitió jugar ya desde el inicio con una calma enorme. El conjunto blanquiverde esperó al Nàstic en campo propio para ahogarlo en la zona de tres cuartos gracias al buen repliegue de todo el equipo. No le importó al Córdoba que el conjunto visitante acaparar la posesión, porque está no fue acompañada de jugadas claras de peligro contra la portería de un contemplativo Razak. Para colmo, Florin sigue en estado de gracia y es capaz de generar goles por sí solo, como el que ayer dio el golpe definitivo al choque.

Tras el descanso, bastó con mantener las líneas juntas en defensa y ser solidarios en el esfuerzo al compañero para confirmar el triunfo más cómodo en lo que va de temporada. El juego del Córdoba está lejos de ser el mejor estéticamente pero es de un pragmatismo abrumador, algo que en Segunda División se antoja clave como fórmula del éxito.