Liga adelante

Un chispazo para encender la llama (1-0)

  • Un golazo de Fidel en el tramo final desatasca un encuentro en el que el Córdoba expuso y mereció más que un conservador enemigo. Los blanquiverdes tiraron de intensidad y calidad desde el inicio.

La llama del ascenso, esa que todo el cordobesismo espera que siga latente hasta el próximo mes de junio, comenzó a encenderse anoche en El Arcángel. Tras numerosos intentos y algún que otro susto, un golazo de Fidel en el tramo final decidió un partido en el que el Córdoba fue mucho mejor que el Valladolid. Mejor desde la intensidad inicial, lo que poco a poco fue dando paso a la calidad con la que los blanquiverdes rompieron el equilibrio para sumar su primera victoria de la temporada. Tras lo sufrido en el pasado más reciente, no es poco. Pero que a nadie se le olvide que sólo es el inicio de un largo camino que, ya es importante, arranca con muy buen pie. 

Un nudo en la garganta y los recuerdos de lo conquistado en el pasado, nada más bonito para volver a ver rodar la bola de verdad en El Arcángel. Si a eso se suma que el equipo arranca bien, con la intención de mandar, también de morder, la combinación no puede ser más placentera. El nuevo Córdoba de Oltra, con un equipo idéntico al del último amistoso con el Getafe con el único cambio de Luso por Caballero, se puso en escena sabiendo cómo hacer daño a un igual, un Valladolid con un estilo diferente, pero que no vino de paseo ni mucho menos. Una presión lo más arriba posible y un par de robos encendieron la mecha, pero faltó esa suerte que marca diferencias: el último pase unido a la definición. Sin eso, todo pareció más equilibrado. 

Pese a algún enfado del técnico al ver que sus hombres dejaban el guión en la mesilla, al Córdoba se le veía cómodo, y eso ya era una buena señal... siempre que no se convirtiera en relajación. No hubo lugar, porque el primer susto pucelano, con la primera cabalgada de Mojica en una contra, puso en alerta al grupo. El Valladolid no quería mandar, lo suyo eran las transiciones vertiginosas. De hecho, acto seguido Óscar dibujaba ya un cabezazo a quemarropa tras otro envío del extremo cuando la cabeza de Cisma evitó un disgusto mayor. 

Esos sustos frenaron un poco el ímpetu inicial local. Ahora las posesiones eran más largas, aunque en muchas ocasiones el balón estuviera más cerca del área propia que de la contraria. Esa estrategia de despiste casi da resultado tras la primera llegada a línea de fondo de López Silva; Juanpe apareció para evitar el remate de Florin, que poco después volvió a tenerla con un cabezazo a pase de Cisma que abortó Kepa aunque la acción ya estaba anulada por falta previa. Con todo, la más clara del Córdoba salió de la pizarra de Oltra: falta de López Silva y cabezazo, solo, en el área chica de Luso que se va al limbo por muchísimo cuando la grada se disponía ya a cantar gol. 

Esa primera gran ocasión tuvo continuidad, aunque con idéntico desenlace. Y eso que de nuevo parecía más difícil echarla tan arriba que llevarla a la red. La cabalgada, con algo de fortuna, de Nando acabó con un pase rasito al punto de penalti que Xisco mandó a las nubes. Una de esas jugadas que tanto se repiten en los entrenamientos. No entró. Tampoco otro intento, con envío del valenciano, que Juanpe abortó in extremis ante la llegada del balear. 

El primer tiempo caminaba con mucho más protagonismo blanquiverde cuando el Valladolid decidió que antes del descanso tenía algo que decir. Y vaya si lo hizo, además por partida doble y el mismo protagonista. Con la pelota parada como arma, Marcelo Silva estuvo a punto de hacer diana, pero se encontró, casi sin querer, con la mano de un Razak que ya iba hacia otro lado. En la continuación, el uruguayo completó su mala definición con un derechazo a la media vuelta que acabó en una grada que despidió animoso a su equipo, satisfecho con lo que había visto. 

No había motivos para lo contrario. Y el equipo no tardó en hacérselo ver a la grada, pues nada más ponerse de nuevo el balón en juego tuvo otra buena llegada. El pase de Florin no encontró a Xisco por el despeje de Juanpe, que fue a rebotar en López Silva antes de morir en la base del poste de Kepa. Viendo que la tendencia no variaba lo más mínimo, Garitano buscó el cambio desde la banda con la entrada de Guzmán que llevó a Juan Villar a la punta de lanza. No lo consiguió. Entre otras cosas porque la motivación del Córdoba era mayor. Especialmente la de un motivadísimo Xisco, que a todo su buen juego de espaldas en auxilio del colectivo le faltó sumar el gol tras una brillante acción individual que frenó Kepa con una buena intervención. 

Con el carrusel de cambios en marcha y los equipos acusando el cansancio, el partido se abrió algo más. Y eso permitió a Markovic descolgarse y ver más de cerca el portal de Kepa, donde se siente más cómodo. Empezaba a haber huecos, lo que permite que irrumpa la calidad con más asiduidad. Pedro Ríos y Deivid casi se fabrican una ocasión de oro, pero Chica apareció al cruce de lujo. Con más problemas se encontró Razak a un centro de Guzmán que se envenenó y casi acaba llevándolo a la red el ghanés. 

El Valladolid empezaba a dar por bueno el empate, pero el Córdoba quería más. Oltra metió más dinamita en ataque con Fidel y la jugada le salió a la mil maravillas. El onubense apenas necesitó cuatro minutos para fabricarse un golazo, pleno de calidad y fuerza, que hizo explotar El Arcángel. Él, que no se ve con el protagonismo deseado, lo celebró como loco en la banda con Chema Sanz. El trabajo ya estaba hecho. Ya sólo era cuestión de defender con orden un triunfo que viene de dulce para empezar a cimentar el camino hacia el sueño 

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