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Un esperpento que ya sonroja

  • Un cuarto de hora le aguanta el fuelle al CCF antes de venirse abajo

Fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de la afición blanquiverde. El CCF cayó de nuevo ante un rival directo, volviendo a ofrecer una imagen lamentable, atenazado por los nervios y preso de errores individuales y colectivos propios de un equipo de categorías de aficionados.

Ni la apuesta más ofensiva de Romero, recuperando a Ghilas para la titularidad y apostando por meter hasta cuatro delanteros en el equipo, bastó para que el equipo mejorara. Apenas diez minutos duró el fuelle y la chispa al conjunto blanquiverde, que poco a poco se fue desesperando hasta terminar totalmente desquiciado y arrastrándose sobre el césped de El Arcángel.

El enésimo mazazo a balón parado -cuesta creer que el equipo ensaye la defensa de esas jugadas viendo cómo las ponen en práctica- obligó a Romero a arriesgar con un cambio de sistema, pasando a jugar con tres centrales y acumulando hombres en ataque. De nada sirvió la variante intentada por el técnico sevillano porque el equipo no se sostenía por ningún lado. La desesperación de los jugadores sobre el verde y de los aficionados en la grada creó un clima de cultivo peligroso y dañino para el club, que va a vivir un tramo final en el que la masa social se puede desgastar sobremanera. Un esperpento.

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