El pasado, el presente y el futuro de Carlos
El presidente muestra su perfil más cercano en el almuerzo de Navidad del club con los medios
"Lo mejor de la vida es el pasado, el presente y el futuro". Así, recordando la cita de Pier Paolo Pasolini, inició Carlos González su discurso durante el almuerzo de Navidad que el Córdoba celebró ayer con todo su personal, incluidas las plantillas de los dos primeros equipos, y los medios de comunicación que normalmente siguen su actualidad. Ya fuera por la inminente llegada de las fiestas o por cualquier otro motivo, lo cierto es que se vio la versión más cercana y afable -quizás también la más sincera- de la máxima autoridad de la entidad, que tuvo buenas palabras para todos y evitó los enfrentamientos, como en otras ocasiones no tan lejanas. Nunca es tarde, si la dicha es buena...
En una comida de primera y con buen ambiente, que podría haber sido mejor de haber vencido al Levante el sábado, González tuvo un cariñoso recuerdo para todos los entrenadores y jugadores que dejaron su granito de arena en el club desde su llegada. Se acordó de Paco Jémez y Albert Ferrer, pasando por Esnáider o Pablo Villa; también de Patiño, Armando o los que aún siguen Caballero y López Silva, y a todos dio cuota de protagonismo en el hecho histórico de que el club viva esta temporada en la máxima categoría, algo de lo que sin duda tienen más cuota de culpabilidad los integrantes de la plantilla de la temporada pasada.
También, esta vez con un tono más gracejo, recordó que los que actualmente tiene Djukic a sus órdenes, así como sus colaboradores y todo el personal del club, son los mejores de España. Una defensa a ultranza, más allá de que deba ser así, con la que trató de dar aliento para lo que viene. Porque a pesar de que el año se cierra en breve, la aventura -y la guerra- continuará hasta mayo, donde con "el esfuerzo de todos", incluida la prensa a pesar de unos "contratiempos lógicos, siempre con respeto", ojalá llegue la ansiada recompensa de la permanencia. Todo, en un curso en el que uno de los objetivos colectivos marcados por el fútbol español y en el que el Córdoba anda a la cabeza es la erradicación de la violencia de los campos de fútbol.
Para finalizar su breve alocución, Carlos González tuvo palabras para su consejo de administración, "sin el que nada sería posible", y parte de los trabajadores que tuvo en su día mano a mano, como Carlos Hita o Curro Jiménez, ahora en Suramérica, aunque el punto emotivo lo puso cuando se refirió a su familia, desde "el lucero" que es su señora María del Mar hasta sus nietas, a la que pidió perdón por "sufrir tanto por seguir mis ilusiones". Una ilusión que encabeza él mismo y que comparte con todo el cordobesismo, que ya sea desde ese almuerzo o desde su hogar, seguro que pidió unido porque el éxito siga acompañando a este equipo en su andadura por la Primera División.
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