Liga bbva

Otra vez el miedo a ganar (2-2)

  • Ni con un 0-2 a media hora del final suma el CCF su primera victoria, aunque al menos mantiene la distancia con la permanencia. El absurdo penalti de Pinillos, clave.

El CCF tampoco estrenó su casillero de triunfos en Elche, por lo que una semana más continuará como farolillo rojo de la clasificación, con la permanencia a tiro de tres puntos tras un empate que dejó un sabor bastante más amargo de lo que cabía esperar. Porque a pesar de que ese fue el reto menor que los blanquiverdes se habían marcado en la previa, por tratarse el cuadro ilicitano de un rival directo que también habita en el sótano de la tabla, el desarrollo del encuentro no puede evitar una desazón difícil de digerir. A media hora de la conclusión, el conjunto de Djukic se colocó con un 0-2 que, a tenor de la solvencia defensiva reflejada, invitaba a pensar en positivo. Sin embargo, el regalo en forma de penalti de Pinillos en la jugada siguiente y, esta vez sí, el gol de Lombán -Jonathas había fallado ya otra pena máxima en el comienzo del duelo- acabaron con la resistencia de un equipo que poco después se encontró con las tablas en el marcador. Nadie puede decir que no fueran justas, porque el buen hacer visitante, sobre todo en los primeros 25 minutos, y esa pegada inusitada chocaron de forma brusca con un excesivo conservadurismo que terminó dando alas a un enemigo que en muchas fases del choque pareció muerto. Como ya ocurriera en Getafe hace mes y medio, el miedo a ganar fue de nuevo el oponente más dañino. Y lo peor es que ese hándicap sólo se puede quitar de una manera, y no hace falta decir cómo...

Después del tercer parón había ganas de ver cómo afrontaban los blanquiverdes una nueva final en su encarnizada lucha por salir de la zona baja de la tabla. Y el equipo salió bien, decidido a hacer todo lo planteado sobre la pizarra de Djukic durante estas dos semanas de intenso trabajo. Tanto que a pesar de actuar a domicilio, el dominio de los primeros compases fue de un Córdoba que no se inquietó lo más mínimo al ver la adelantada línea de presión de su rival. Básicamente porque sobre eso versaba la primera variación táctica, con Deivid dando calidad a la salida para minimizar un juego directo que era inevitable si la pelota caía en los pies de Íñigo López. Esa puesta en escena permitió a los visitantes reforzar su confianza con posesiones largas que sólo se nublaban cuando empezaba a verse de cerca el portal contrario. Ese problema se mantiene, pero al menos la pelota no quema, que ya es algo cuando se trata de un conjunto que vive en el infierno desde que arrancó el curso.

Sin embargo, como ya pasó tantas y tantas veces, el primer golpe  del enemigo fue prácticamente letal. La conexión entre Jonathas y Cristian Herrera desarboló a una defensa sin contundencia y provocó un penalti, claro, de Pantic ante el que ni siquiera el serbio puso objeción alguna. Jonathas, tirando de los galones que le otorga su condición de pichichi franjiverde, tomó la responsabilidad, pero su lanzamiento, calamitoso, lo desvió Juan Carlos. Era el minuto 6 y algo empezaba a cambiar. La fortuna tantas veces esquiva, se ponía de cara esta vez. Es más, a más de uno se le apareció el capítulo vivido ante el Deportivo en la cita anterior, aunque a la inversa.

Había que ver ahora cómo encajaba el Córdoba ese primer contratiempo que quedó en nada, pero ya metió el miedo en el cuerpo. Y lo hizo a la perfección porque el equipo de Djukic recuperó el patrón establecido y volvió a sentirse cómodo con el balón. Tanto que en su siguiente aproximación golpeó directamente al mentón de su rival con un gol de Fidel -seguro que alguno se lamentó de no haber incluido la famosa cláusula del miedo en la cesión, si bien como no es tal que así...- tras una jugada sencillamente perfecta.

Ese 0-1 era el mejor escenario imaginable, pero ahora había que saber qué hacer a favor de viento. Porque la única vez que el CCF había tenido una situación así fue en Getafe y la gestionó tan mal que al final acabó empatando, y gracias. Esta vez, no lo hizo mejor. La lógica reacción ilicitana la contuvo al dar un paso atrás que durante un tiempo pareció sólo para tomar carrerilla hacia adelante, toda vez que con balón seguían apareciendo los volantes y las ganas de dañar al enemigo se mantenían intactas. El problema es que esa sensación apenas si duró unos minutos. Al paso por el ecuador del primer tiempo, los blanquiverdes ya parecían estar mirando el crono, pidiendo la hora. Los ataques se convertían en algo obligatorio y morían más de una vez... ¡en  los pies de Juan Carlos! Nadie terminaba de entender cómo el equipo había podido perder ese hambre justo cuando su rival empezaba a tambalearse buscando la lona, sometido además por los pitos de su público. Todo estaba preparado para asestar el golpe de gracia al Elche, pero incompresiblemente el Córdoba optaba por contemporizar, por especular, por jugar a perdedor. Justo lo contrario de lo que su técnico había insistido por activa y por pasiva en sus comparecencias. Ver para creer.

La única llegada clara de los visitantes antes del descanso fue un barullo en el área que casi aprovecha Ghilas, que pasaba por allí. El Elche no es que hiciera tampoco mucho más, pues aunque jugaba mucho tiempo en campo contrario y conseguía, ahora sí, mover el balón con cierta comodidad, era incapaz de penetrar sobre el buen entramado defensivo de un CCF que antes de irse a los vestuarios aún tuvo un golpe de suerte más. El zapatazo de Jonathas desde la frontal murió en el larguero tras el toque de Juan Carlos. Un mal presagio para lo que estaba por venir.

Aunque el arranque del segundo acto sirvió para ver que Djukic había tocado algunas teclas en la caseta. El Córdoba volvió a defender con balón, que es la forma más segura de no pasar apuros, y la esperada salida en tromba ilicitana quedó en nada. Al menos hasta que Fajr y Jonathas conectaron para que el tiro del marroquí llevara el primer gran susto a los cordobesistas. Fue el momento elegido por el Elche para poner toda la carne en el asador, para volcarse en busca del empate. Sin embargo, lo que se encontró fue el 0-2 en un rápida salida por el costado que Fede Cartabia convirtió en un jugadón gracias a la pared con Borja García. Quedaba media hora justa y las sensaciones eran cada vez más positivas, sobre todo porque el cuadro local era incapaz de crear peligro real.

Entonces, Pinillos se la jugó a la hora de despejar un balón cómodo en el área y regaló un penalti que resultó fatídico. Lombán acertó esta vez para volver a poner el partido en un pañuelo. Esta vez, con el añadido de que el CCF estaba más tocado aún, ya que había decidido desde hacía muchos minutos dejar su suerte a una contra, a su fortaleza defensiva porque el duelo se jugaba en su campo. El segundo arreón franjiverde fue más contundente y se transformó pronto en la igualada con un golazo de Jonathas. Nadie podía estar contento y ambos trataron de ir a por más, pero ya era tarde. Porque al CCF le condenó su miedo a ganar.

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