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Un derbi descafeinado

  • La escasa presencia de seguidores sevillistas deslució el ambiente de un partido especial para Pablo Villa, ahora técnico asistente de Emery. Ambiente cordial sólo roto ya al final.

El fútbol es el opio del pueblo. Esa distracción a los problemas cotidianos que hace más plácida la semana. Y a veces también más larga. Como ésta, que ha sido eterna para el cordobesismo. La visita del Sevilla era esperada, se le tenía ganas. Era un momento tantas veces soñado y que por fin se iba a convertir en realidad. Si luego el resultado acompañaba, mejor que mejor, pero sólo con competir como hasta la fecha, ya sería una buena señal. Todo estaba dispuesto para la fiesta, aunque al final no pudo ser completa por la nula presencia de seguidores nervionenses, frenados por los altos precios dispuestos por el Córdoba. Un derbi descafeinado en este caso, sin salsa. Pero tremendamente atractivo.

El gran derbi andaluz de la temporada fue el día elegido por el club blanquiverde para estrenar el nuevo graderío de Fondo Sur alto. No se llenó tampoco, porque a pesar de ser nuevo también se iba por encima de los 50 euros. Aún así, El Arcángel presentó un aspecto impresionante, prácticamente lleno en todas las zonas a excepción de la tribuna. Pero eso es algo con lo que ya se contaba. Acabadas las vacaciones estivales, la totalidad de los abonados ocuparon sus asientos. Nadie quería perderse un partido de esos para el disfrute, de los que se quedan guardados en la mente y el corazón por mucho tiempo.

Sin la presencia de aficionados sevillistas organizados, la previa del derbi fue cordial a más no poder. Los escasos seguidores hispalenses que se acercaron pudieron convivir en los bares aledaños sin ningún tipo de problemas, con sus cánticos incluidos. Luego, pudieron estrenar la jaula de la zona visitante, protegida por una red verde que, dado que eran los dos únicos sectores de preferencia casi vacíos, reflejaban que ahí era donde estaban los nervionenses.

Un ambiente amigable que continuó cuando los jugadores saltaron al terreno de juego. Los dos onces comparecieron ataviados con camisetas rojas. Daba igual que fueran los colores sevillistas, pues el mensaje es otro mucho más importante y profundo: la promoción de la donación de órganos, con ese lema ya popular de Regala vida, dona órganos. Era la continuidad del acuerdo rubricado el viernes por el club blanquiverde con el Hospital Reina Sofía y al que se sumó sin ningún tipo de problemas el Sevilla. Gestos que lo hacen más grande.

Luego, esa cordialidad fue desapareciendo. Es lo que toca cuando el balón se pone en movimiento, que cada cual mira por sus intereses. Como debe de ser, mientras que no se pierdan las formas en ningún caso. También miraron por su salud algunos de los aficionados que, cuando empezó a diluviar al cuarto de hora de encuentro, salieron por patas para ponerse a resguardo. El fútbol es importante, pero no pillar un resfriado ahora que el verano acaba, también lo es, y mucho más si cabe.

El único momento en el que la rivalidad traspaso fronteras llegó tras el 1-3 definitivo. Mientras el sevillismo, jugadores y aficionados, celebraban el tanto del colombiano Bacca, parte de la grada empezó con ese ya manido insulto a la capital de Andalucía recordando a la profesión más antigua del mundo. Un punto que si no hubiera aparecido, no hubiera pasado nada tampoco, pero que más de uno tenía ganas de cantar desde el inicio y eligió ese momento final para hacerlo.

Entre los que pudieron escucharlo bien estaban Sergi Barjuan, que ahora que está en el paro aprovechó para ver el partido del conjunto de su excompañero Albert Ferrer, y sobre todo Pablo Villa, el que fuera futbolista y entrenador del Córdoba que ahora es técnico asistente de su buen amigo Unai Emery. El madrileño pudo saludar a los escasos componentes que perviven en el vestuario de la campaña anterior y, sobre todo, fundirse en más de un abrazo con los empleados de la casa a los que le unen recuerdos de Segunda B. Una categoría que ahora se ve lejanísimos desde la élite. Y que siga así la cosa.

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