Cordobeses en la historia

El alcalde monárquico que Vaquero relevó y Franco repuso

  • Rafael Jiménez Ruiz nació en una familia serrana de médicos, juristas, melómanos y políticos, divididos en el 31; eligió la rama galena y ostentó la Alcaldía de la ciudad con Alfonso XIII y Franco

EN el primer tercio del siglo XIX, los apellidos de la pequeña burguesía espeleña entroncaban entre sí, enlazando los Ruiz, Maya, Briceño, Jiménez o Manso, que jugarían un papel destacado en la vida política, científica y sociocultural de Córdoba. El origen de alguno de ellos parte de la unión entre Manuel Ruiz Vergel y Rafaela Briceño Fajardo, padres de Fabián y Luisa, a quienes pretendieron encauzar hacia la carrera eclesiástica. Pero el muchacho apostó por las leyes, obtuvo la Licenciatura en Derecho y llegó a ejercer como abogado, juez de instrucción, magistrado y presidente de la Audiencia Provincial de Córdoba. Siguiendo la tradición familiar, Luisa se educó en las labores propias de las jóvenes pudientes y casó con Rafael Jiménez Núñez, de profesión comerciante, según los archivos del Registro Civil de Espiel. De esta unión nació un 26 de agosto de 1887 Rafael Jiménez Ruiz, médico oftalmólogo, alcalde de Córdoba en dos épocas dispares y presidente, entre otros cargos, del Colegio de Médicos.

Su infancia transcurrió en el pueblo serrano del que su sobrino Manuel Jiménez Ruiz escribió algún retrato costumbrista, en sus Memorias. La familia melómana y con "relaciones magníficas", se reunía en las tardes " a la hora del café", refiriéndose a una de las soberbias casonas regionalistas que todavía destacan en el urbanismo espeleño. "En verano se sentaban en el patio central de la casa, que era una estancia muy fresca; y, en el invierno, en otra dependencia llamada el terrao…era idílico. Era nuestro mundo…", de sesiones de piano y canto, para Rafael, hasta su traslado al Instituto Góngora.

Ingresó luego en la Facultad de Medicina de Granada, donde había estudiado su tío Manuel Jiménez Manso, referente galeno familiar, y su primo, el psiquiatra Manuel Ruiz-Maya Briceño. Pero la licenciatura sería en Madrid en 1911, encaminando su carrera como médico militar, y sus pasos hacia Melilla y Nador. En las tierras africanas del Protectorado permanecería hasta 1915, en que obtuvo destino en la Yeguada Militar de Córdoba.

Siguiendo la dinámica de uniones entre parientes, estaba comprometido con Elisa Jiménez Maya; pero, en opinión del sobrino de ambos, "el noviazgo debió romperse por el carácter de ella", una mujer tan bella como culta e independiente. Tres años después asciende a capitán médico y se casa con la sexta hija de Guerrita, María del Pilar, con la que llegaría a tener dos hijos, Rafael y Luis, continuadores de la rama científica. Sería en ese año de su casamiento, 1918, cuando obtiene por oposición la plaza de oftalmólogo en el Hospital Provincial. Luego, se multiplican los cargos y destinos entre los que destacan el del Hospital de la Sangre, receptor de los heridos en África. En 1919 vuelve a aquel continente, tras haber dirigido varios hospitales militares, para hacerse cargo de la cirugía oftalmológica del Hospital Militar de Melilla. Cuando se da de baja en el Ejército en 1924, ya había presidido el Colegio de Médicos de Córdoba y renunciado. A él se debe la ubicación de esta institución en Las Tendillas, inaugurada en 1929 por Marañón, su amigo personal, según la página oficial de este Colegio.

El 11 de abril de 1930, es nombrado alcalde de Córdoba. Durante este primer mandato pavimentó la avenida del Gran Capitán, alcantarilló algunas calles, trasladó la estatua del montillano a Las Tendillas, dejó los poemas de Fernández Grilo en las Ermitas, alzó la estatua de Osio en las Capuchinas y representó a Córdoba en el entierro de Julio Romero, en mayo de 1930. Ya había sido designado, el 21 de febrero, por el Colegio de Médicos cordobés para representar a este colectivo en la Diputación Provincial.

En abril de 1931 año, tras la proclamación de la II República, la Junta Asesora del Gobierno, presidida por Antonio Jaén Morente, tuvo entre sus miembros a su primo hermano Manuel Ruiz-Maya Briceño -hijo del magistrado don Fabián- que proclamó en Las Tendillas el nuevo Régimen. Esta misma Junta sería la que el miércoles 15 de abril destituyó a Jiménez Ruiz como alcalde, recibiendo el bastón Eloy Vaquero. Dice el diario La Voz que en este acto dijo honrarse al "entregarlo a quien lo merecía". Pero en las elecciones de febrero de 1936, colaboró estrechamente con Rogelio Vignote, a la postre gobernador civil y falangista como su paisano y colega Antonio Peralbo, a quien recurriría Ruiz-Maya al ser detenido, sin obtener respuesta. El 36 se ceba también con su familia. A mediados de agosto, mientras los golpistas asesinaban al político y psiquiatra en Córdoba, el otro bando daba igual destino en Espiel a, al menos, siete miembros de la familia entre abogados, peritos, farmacéuticos, médicos o estudiantes; también al magistrado Germán Ruiz-Maya, hermano de Manuel. Pasada la contienda, el 28 de noviembre de 1941, el régimen franquista le devolvió a Rafael el bastón de la Alcaldía que perdiera en la II República, del que dimitió por enfermedad en 1943. Ese año ocupó el mismo sillón de la Academia que tuvo su primo el doctor Ruiz-Maya.

El médico y doctor en Oftalmología, académico por Córdoba y ex presidente del Centro Filarmónico Eduardo Lucena, tras cuarenta años de ejercicio, recibió su última distinción -la de Colegiado de Honor del colectivo- bajo la presidencia de Manuel Ruiz-Maya Chinchilla. Pero la muerte, el 21 de mayo de 1970, se anticipó al acto oficial del nombramiento. Córdoba bautizó un centro de enseñanza con su nombre, y su cuerpo descansa, como su infancia, en Espiel, junto a la saga de intelectuales, médicos, militares y juristas más destacados de la villa.

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